El alcalde se neg¨® a aplaudir
No sonri¨® ni una sola vez. Casi no intercambi¨® palabra con sus compa?eros de la primera fila del auditorio -Esperanza Aguirre, P¨ªo Garc¨ªa-Escudero, Ricardo Romero de Tejada, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano-, pas¨® largos minutos con la mirada fija en el suelo y la mayor parte de las veces se neg¨® a aplaudir. Alberto Ruiz-Gallard¨®n dej¨® ver ayer su enfado, su decepci¨®n o su impotencia durante toda la primera jornada del XIII congreso del PP de Madrid.
La pantalla lo enfoc¨® a veces y los intervinientes se refirieron al alcalde con elogios m¨¢s o menos sentidos en varias ocasiones, pero ¨¦l no quiso o no pudo corresponder a las sonrisas. Se limit¨® a permanecer sentado mientras sus m¨¢s estrechos colaboradores prefer¨ªan seguir con discreci¨®n los discursos, a veces dentro del auditorio, pero la mayor parte del tiempo fuera.
El silencio de sus gestos s¨®lo se rompi¨® una vez, y fue para responder al mayor aplauso que se escuch¨® en el auditorio en todo el d¨ªa. Ocurri¨® cuando la presidenta Esperanza Aguirre, al pronunciar el discurso de presentaci¨®n de su candidatura, pirope¨® a Ruiz-Gallard¨®n como "el mejor presidente de la historia de la Comunidad de Madrid [s¨®lo ha habido dos antes de ella]". Todo el mundo aplaudi¨®, pero los murmullos se superpusieron a los aplausos cuando en la pantalla apareci¨® la cara seria y hier¨¢tica del alcalde, que se qued¨® mirando fijamente a la presidenta. Ella sigui¨® con sus elogios, y ¨¦l permaneci¨® serio.
Finalmente se levant¨® y salud¨® al auditorio. Despu¨¦s, cuando el gesto ya era dif¨ªcil de sostener, volvi¨® a levantarse, se acerc¨® al estrado y dio dos besos a Aguirre, que le susurr¨® algo al o¨ªdo con una sonrisa. A partir de esa escena, Ruiz-Gallard¨®n aplaudi¨®, como todos los dem¨¢s, en cada intervenci¨®n.
Pero la automarginaci¨®n de los gallardonistas se not¨® desde el inicio del d¨ªa. El alcalde lleg¨® al Palacio de Congresos seguido por un mar de periodistas, improvis¨® una declaraci¨®n sobre el apoyo catal¨¢n a la candidatura de Madrid 2012 y se esfum¨® r¨¢pidamente evitando las preguntas. Se sent¨® en primera fila, escuch¨® los discursos y volvi¨® a marcharse.
El mutismo del alcalde se hizo especialmente evidente cuando el a¨²n secretario general del PP-Madrid, Ricardo Romero de Tejada, habl¨® de las "dif¨ªciles" elecciones auton¨®micas de mayo de 2003 y del esc¨¢ndalo de los tr¨¢nsfugas socialistas Eduardo Tamayo y Mar¨ªa Teresa S¨¢ez, cuya deserci¨®n impidi¨® un gobierno de PSOE e IU: "Debemos elogiar la honradez de Esperanza Aguirre, que no quiso aprovechar la situaci¨®n creada por la codicia de Tamayo y S¨¢ez, y prefiri¨® someterse al veredicto de las urnas. Al final, ¨¦stas le dieron la raz¨®n, porque siempre es m¨¢s rentable la integridad", sentenci¨® ufano Romero de Tejada.
Un ensordecedor aplauso tom¨® la sala, a la vez que todas las palmas y todas las sonrisas se dirig¨ªan a Esperanza Aguirre. Ella salud¨® encantada. Pero el aplauso no fue un¨¢nime; el alcalde de Madrid sigui¨® mano sobre mano.
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