Eutanasia y jerarqu¨ªa cat¨®lica

En la Hoja Dominical del 21 de noviembre leo con estupefacci¨®n un editorial firmado por Mart¨ªnez Sistach, arzobispo de Barcelona. En ¨¦l se afirma que la legalizaci¨®n de la eutanasia "f¨¢cilmente podr¨ªa frenar el progreso de la medicina, ya que podr¨ªa hacer indiferentes a los m¨¦dicos ante cierta clase de enfermedades". Adem¨¢s de ser un comentario absurdo, una barbaridad y una contribuci¨®n impagable al surrealismo en este A?o Dal¨ª, refleja el desconocimiento de la jerarqu¨ªa cat¨®lica sobre la motivaci¨®n primera de cualquier cient¨ªfico: poder dar explicaci¨®n a lo que se desconoce. Conviene recordar que esta jerarqu¨ªa no se present¨® a las elecciones, o quiz¨¢ s¨ª por partido interpuesto, pero los ciudadanos quisimos que fueran otros los que rigieran nuestros destinos. El nuevo Gobierno socialista simplemente pretende que los no creyentes podamos vivir de acuerdo a nuestros valores, que son muchos pero diferentes, en pac¨ªfica convivencia con los dem¨¢s. Nadie obligar¨¢ a ning¨²n cat¨®lico a que se le practique la eutanasia, a divorciarse, a casarse si es homosexual, a abortar o a que se le someta a una cura basada en c¨¦lulas madre. A m¨ª ahora s¨ª que me est¨¢n vedados algunos de esos derechos. Invito a aquellas personas que fueron bautizadas de ni?os, sin libre discernimiento, y que no hayan tenido la fortuna de ser tocados por los divinos dedos de la fe cat¨®lica, que apostaten. No les permitamos que, parapetados tras unas cifras irreales de supuestos seguidores de su doctrina, pretendan influir torticeramente en la vida pol¨ªtica. E invito tambi¨¦n a nuestro Gobierno a ser valiente en sus decisiones. Ni las leyes, ni los estatutos, ni las constituciones, ni siquiera los concordatos, son inamovibles.