Bibliotecas y ciudadanos
La biblioteca municipal de Los Castillos, en Alcorc¨®n, abre sus puertas los s¨¢bados y los domingos en horario comercial. Se trata de una competencia abierta y suicida a la saturada oferta de ocio y comercio que sobradamente conocemos. Uno podr¨ªa pensar que las probabilidades de ¨¦xito de esta formidable iniciativa son escas¨ªsimas. Nada m¨¢s lejos.
No exagero si digo que se abarrota, sobre todo, los domingos por la ma?ana. Parece que a todos agrada y que todos echan de menos un lugar as¨ª. Y lo m¨¢s sorprendente es lo diferente que es la gente que acude a este milagroso lugar: estudiantes retocando sus trabajos, opositores cumpliendo su calendario, padres j¨®venes con ni?o en mano en busca de lecturas acogedoras que se dejan llevar por sus pasos perdidos entre las estanter¨ªas que sostienen los libros cuyos lomos contempla con nostalgia una mujer ya mayor, quiz¨¢ jubilada, recuerdos de historias o historias por leer, otros jubilados leen el peri¨®dico junto a j¨®venes tesinandos desquiciados por un esquema que no sale, mientras que un mocoso de cuatro a?os, sorprendido por el silencio, grita y r¨ªe, y vuelve a gritar y a re¨ªr.
Un espacio en el que gobiernan el silencio, la voz baja o el tono reposado. Todo un ¨®rdago a este tiempo nuestro de centros comerciales, de ruidos y voceras, de precios inaccesibles, de orgullosa ignorancia y de respuestas violentas.
En los centros c¨ªvicos (o bibliotecas) aprendemos a ser ciudadanos y en los centros comerciales aprendemos a ser consumidores, construimos paulatinamente una serie de estrategias, un cierto criterio, un cierto gusto, que, b¨¢sicamente, depende de la profundidad de nuestro bolsillo. En las bibliotecas municipales uno puede aprender a informarse sobre los asuntos que le afectan, puede aprender a discutir sobre ellos apoy¨¢ndose en argumentos y no en pu?etazos, leyes represivas o armas de destrucci¨®n masiva. Y no hay otros espacios para aprender esto, s¨®lo centros comerciales, cada vez m¨¢s. No hay duda de que la cultura pol¨ªtica de un pa¨ªs es su red de bibliotecas municipales, y de que la nuestra se est¨¢ muriendo. El Gobierno decidir¨¢ si invierte en ella o si la deja agonizar. Democracia de consumidores o democracia de ciudadanos, that's the question.
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