El J¨²car, el caudal ecol¨®gico y el trasvase
Los autores denuncian que el J¨²car es el r¨ªo mediterr¨¢neo m¨¢s desprotegido y exigen la paralizaci¨®n del trasvase al Vinalop¨®
El pasado d¨ªa 7 de octubre, el Consejo de Administraci¨®n de la Agencia Catalana del Agua aprobaba el Pla Sectorial de Cabals de Manteniment de les Conques Internes de Catalunya (PSCM-CIC), en el que quedan establecidos los caudales ambientales en todos los r¨ªos catalanes que desembocan directamente al mar Mediterr¨¢neo, entre los que destacan, por su importancia hidrol¨®gica y por la intensidad de usos que soportan, el Ter y el Llobregat.
Con la aprobaci¨®n de este documento, los cinco r¨ªos principales de la vertiente mediterr¨¢nea (Ter, Llobregat, Ebro, J¨²car y Segura) tienen ya definidos normativamente sus caudales ambientales. Lamentablemente, el J¨²car presenta un grado de protecci¨®n netamente inferior al de los cuatro restantes.
"El J¨²car contin¨²a sin reserva m¨ªnima alguna pero s¨ª con un l¨ªmite m¨¢ximo..."
"...que es diez veces inferior al m¨ªnimo de cualquiera de los otros r¨ªos del Mediterr¨¢neo"
En efecto, para el Ter y el Llobregat, cuyas aportaciones medias anuales son, respectivamente, de 843 y 693 hect¨®metros c¨²bicos, el Pla de Cabals (p¨¢ginas 36 y 39) ha fijado unos caudales m¨ªnimos en desembocadura de 5,5 metros c¨²bicos por segundo para el Ter, y 4,3 para el Llobregat. Estos caudales representan, para el Ter, el 21% de su caudal medio en r¨¦gimen natural, y para el Llobregat, el 20% de su correspondiente caudal natural. Adem¨¢s, a estos caudales se les a?ade el "caudal generador", destinado a simular los efectos de las crecidas anuales propias de los r¨ªos mediterr¨¢neos, que limpian los lechos de los r¨ªos y dan forma a sus cauces. Una vez al a?o, y durante 24 horas, los embalses de ambos r¨ªos deber¨¢n realizar importantes sueltas de agua para generar avenidas, con caudales de 74 metros c¨²bicos por segundo en el Ter, y 32 en el Llobregat.
En el r¨ªo Ebro, el caudal ambiental a respetar en la desembocadura dio lugar a grandes pol¨¦micas y a numerosos debates t¨¦cnicos -en Espa?a y en Bruselas-, durante la etapa en que el anterior gobierno espa?ol se empe?aba, contra toda racionalidad t¨¦cnica, ecol¨®gica y econ¨®mica, en imponer el trasvase del Ebro. El Plan Hidrol¨®gico de la Cuenca del Ebro establece que "para la zona de la desembocadura se adopta orientativamente un caudal ecol¨®gico m¨ªnimo de 100 m3/s". Sin embargo, en los debates sobre el PHN pronto se hizo evidente la insuficiencia de esta cifra, y el gobierno espa?ol no tard¨® en asumir la cifra de 135 hm3/a?o propuesta por el gobierno de la Generalitat Catalana, mientras las instituciones cient¨ªficas y las organizaciones ciudadanas exig¨ªan y siguen exigiendo caudales muy superiores, as¨ª como importantes caudales generadores adicionales. Teniendo en cuenta que el Ebro tiene, seg¨²n el PHN, una aportaci¨®n natural de 17.265 hect¨®metros c¨²bicos anuales, el caudal de 100 metros c¨²bicos por segundo fijado provisionalmente en el PHCE representa el 18,3% del caudal natural medio, mientras que el umbral de 135 que est¨¢ ya generalmente asumido como un m¨ªnimo de partida en el debate que ahora se inicia sobre el caudal m¨ªnimo, representar¨ªa un 24,7%, sin contar los caudales generadores.
Incluso el r¨ªo Segura, el mas maltratado de Espa?a, y quiz¨¢ de Europa, tiene una asignaci¨®n significativa de caudal ambiental en su Plan de Cuenca que aguas debajo de la Contraparada, a 134 kil¨®metros del mar "establece el objetivo de caudal m¨ªnimo de naturaleza medioambiental y sanitario de 4 m3/s, circulante para todas las ¨¦pocas del a?o y en cualquier punto del r¨ªo Segura". Teniendo en cuenta que el PHN asignaba al Segura una aportaci¨®n media anual de 647 hect¨®metros c¨²bicos, esta restricci¨®n de caudal ambiental equivale al 19,5% del caudal natural medio del r¨ªo.
La situaci¨®n del J¨²car, sin embargo, es muy diferente. En el Art¨ªculo 24 de la Normativa del PHCJ "se fija en 600 l/s [es decir 0,6 metros por segundo] el caudal m¨ªnimo a mantener en todo momento en el r¨ªo J¨²car, aguas abajo del embalse de Tous, y hasta la toma de la Acequia Real del J¨²car". Eso es todo lo que la normativa vigente le asegura al J¨²car, y adem¨¢s s¨®lo hasta la toma de la Acequia Real en Antella. Desde ese punto hasta el mar (cerca de 60 kil¨®metros de cauce) es de aplicaci¨®n el Art¨ªculo 18 de la Normativa, que se?ala que "en el caso de que no se cuente con estudios espec¨ªficos y para cauces de r¨¦gimen permanente, el caudal medioambiental m¨ªnimo no superar¨¢ el caudal natural del r¨ªo con un l¨ªmite superior de 1 m3/s".
En resumen, en el PHCJ no s¨®lo no se estableci¨® para el Bajo J¨²car un caudal m¨ªnimo a respetar, por peque?o que fuera, sino que, a la espera de estudios espec¨ªficos que en la actualidad, siete a?os despu¨¦s de la aprobaci¨®n del Plan, contin¨²an sin realizarse, se impuso a cualquier posible caudal ambiental un techo superior de 1 m3/seg, irrisorio para un curso fluvial como el Bajo J¨²car.
Como se puede apreciar en la tabla adjunta, el grado de protecci¨®n del J¨²car en su tramo final no admite comparaci¨®n con ninguno de los restantes r¨ªos mediterr¨¢neos: mientras todos los dem¨¢s r¨ªos disponen de reservas de caudal ambiental que representan entre el 20% y el 25 % de su caudal medio natural, el J¨²car contin¨²a sin reserva m¨ªnima alguna, pero s¨ª con un l¨ªmite m¨¢ximo que es diez veces inferior al m¨ªnimo de cualquiera de los otros r¨ªos. Y ello pese a que todo el Bajo J¨²car, desde Tous al mar, est¨¢ propuesto como lugar de inter¨¦s comunitario (LIC) de la red europea Natura 2000, lo cual implica que las medidas de protecci¨®n, en lugar de anularse, deber¨ªan extremarse, como corresponde al valor singular de este tipo de espacios.
La total indefensi¨®n del J¨²car no puede mantenerse por m¨¢s tiempo. No es posible esperar a la revisi¨®n del Plan de Cuenca, que ni siquiera se ha iniciado y cuya elaboraci¨®n requerir¨¢ varios a?os. En el J¨²car, la administraci¨®n debe de abordar de inmediato el establecimiento de caudales ambientales, y debe tramitar sin demora su entrada en vigor, utilizando los mecanismos jur¨ªdicos que permiten la modificaci¨®n puntual de los Planes Hidrol¨®gicos de Cuenca. Huelga se?alar que los caudales que se adopten deber¨¢n estar en l¨ªnea con los par¨¢metros b¨¢sicos del r¨ªo, y con los criterios que se han seguido para los restantes r¨ªos mediterr¨¢neos, los cuales encajan, al menos en un planteamiento de m¨ªnimos, con la teor¨ªa y la pr¨¢ctica internacionales actuales en este ¨¢mbito del conocimiento. Cualquier propuesta de asignaci¨®n que se saliera de este contexto geogr¨¢fico y cient¨ªfico ser¨ªa por completo inaceptable, y ser¨ªa de inmediato denunciada por las partes interesadas, tanto en las instancias espa?olas como en las comunitarias.
Mientras no se cumpla esta obligaci¨®n inaplazable, la construcci¨®n del trasvase J¨²car-Vinalop¨®, y de las nuevas derivaciones de caudal del J¨²car que se est¨¢n realizando en La Mancha, deben ser detenidas. Indudablemente, no ser¨¢ f¨¢cil ni agradable tener que explicar en las comarcas alicantinas, y especialmente a los agricultores del Medio Vinalop¨®, el enga?o al que han sido sometidos por la administraci¨®n anterior, con la colaboraci¨®n de algunos de sus paisanos. Pero s¨®lo reconociendo los hechos como son se podr¨¢ entrar en el camino de las verdaderas soluciones, y no s¨®lo para el J¨²car, sino especialmente para el Medio Vinalop¨®, que es la comarca que con m¨¢s urgencia las necesita.
Hay que recordar, por ¨²ltimo, que seg¨²n la vigente Ley de Aguas, a la hora de asignar caudales a los diferentes usos, la planificaci¨®n hidrol¨®gica ha de operar descontando previamente los caudales ambientales vigentes de los recursos naturales disponibles en la cuenca. Si los caudales ambientales del J¨²car no s¨®lo no est¨¢n en vigor, sino que ni siquiera se conocen, dif¨ªcilmente se podr¨¢n abordar los an¨¢lisis necesarios para valorar con fundamento la viabilidad de una nueva demanda, como es el trasvase J¨²car-Vinalop¨®.
Las noticias que se suceden d¨ªa tras d¨ªa muestran que la situaci¨®n ambiental del J¨²car y L'Albufera es tan cr¨ªtica, y su indefensi¨®n jur¨ªdica tan escandalosa, que ya no tiene justificaci¨®n posible la continuidad de las obras: si ¨¦stas contin¨²an, s¨®lo se lograr¨¢ empeorar la situaci¨®n y dificultar a¨²n m¨¢s la recuperaci¨®n de la Cuenca del J¨²car, ya bastante complicada por los regad¨ªos abusivos de La Mancha Oriental, que despu¨¦s de ser ilegalmente tolerados durante a?os, fueron legitimados por el Pacto del Agua de 1997 entre Bono y Zaplana.
A la vista de todos los datos que ocultaba el gobierno anterior, y que se han ido conociendo en estos ¨²ltimos meses, la paralizaci¨®n de las obras de este trasvase, ¨²ltimo residuo del macroproyecto del trasvase del Ebro, se hace inevitable desde cualquier perspectiva de buena administraci¨®n del inter¨¦s p¨²blico. Ni X¨²quer Viu, ni la sociedad valenciana aceptar¨¢n soluciones, por intereses extra?os, que no contemplen el tratamiento que se merece el r¨ªo m¨¢s importante de los valencianos.
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