Zapatero se declara satisfecho y feliz por la noticia
El presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, se declar¨® ayer feliz por la liberaci¨®n del disidente cubano Ra¨²l Rivero, que asoci¨® al prolongado esfuerzo de muchas personas y, entre ¨¦stas, al suyo propio. "Quiero declarar no s¨®lo mi satisfacci¨®n, sino mi felicidad, ya que esto es lo que sienten ahora muchas personas que han trabajado mucho para que esta liberaci¨®n se produjera. Son muchos a?os, desde cuando era secretario general [del PSOE], en los que se me ha pedido que act¨²e para que Rivero fuera liberado", declar¨® el presidente en Cuenca, durante la rueda de prensa que celebr¨® junto al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
Zapatero no fue m¨¢s all¨¢ de esta reivindicaci¨®n vaga a la hora de atribuir los m¨¦ritos de una decisi¨®n cubana que, indudablemente, se inscribe en el marco del empe?o desplegado por Espa?a en el seno de la Uni¨®n Europea para que los 25 modifiquen su pol¨ªtica de recibir a disidentes en las fiestas oficiales de sus embajadas en La Habana, siempre que el r¨¦gimen castrista d¨¦ muestras de flexibilidad en relaci¨®n con este colectivo castigado.
Ni ¨¦l ni su ministro de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, han hecho nada por acaparar el ¨¦xito que representa este resultado de una pol¨ªtica criticada por el Partido Popular hasta el punto de achacar al Gobierno complicidades dictatoriales.
La liberaci¨®n de Rivero afectar¨¢, sin embargo, de forma positiva en el esfuerzo de defensa de su pol¨ªtica exterior que el Ejecutivo deber¨¢ desplegar hoy frente a las dos comparecencias parlamentarias previstas por parte del ministro Moratinos, adem¨¢s de la del propio presidente en la sesi¨®n de control en Madrid.
Cambios dr¨¢sticos
Hace m¨¢s de un mes que Zapatero confirm¨® personalmente por carta a la esposa de Rivero sus gestiones para lograr la liberaci¨®n de este disidente. El 8 de noviembre, el presidente declar¨® a diarios latinoamericanos que "exig¨ªa" a Cuba cambios dr¨¢sticos. Un d¨ªa despu¨¦s, el ministro Moratinos hubo de reiterar la misma exigencia a un enfadado Felipe P¨¦rez Roque, su hom¨®logo cubano. Despu¨¦s, los hechos se precipitaron sin que el Gobierno espa?ol tuviera m¨¢s intervenci¨®n ni conocimiento previo de lo que preparaba La Habana. Tanto la reanudaci¨®n del di¨¢logo con la Embajada espa?ola por parte de las autoridades castristas como su decisi¨®n de liberar los primeros disidentes cogieron sin previo aviso a los interlocutores espa?oles.
El Ministerio de Exteriores reiter¨® ayer que Espa?a seguir¨¢ trabajando para que la normalizaci¨®n de la interlocuci¨®n en La Habana se extienda a todos los embajadores, no s¨®lo al espa?ol.
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