Elogios de Rajoy
"Por voluntad expresa de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar", leemos en el editorial de Abc de 1 de diciembre de 2004, "Mariano Rajoy asumi¨® hace m¨¢s de un a?o la sucesi¨®n en el liderazgo del centro-derecha, en circunstancias ciertamente muy diferentes de las actuales. Tal vez la campa?a electoral no fue especialmente brillante y es probable que el Partido Socialista estuviera recortando un poco la distancia, pero parece seguro -con los datos disponibles en la mano- que Rajoy ser¨ªa hoy presidente del Gobierno si no hubiera mediado el atentado del 11-M. El reciente congreso del Partido Popular ha confirmado por mayor¨ªa abrumadora la apuesta en favor de un pol¨ªtico prudente, que representa una opci¨®n, e incluso una manera de ser, que se identifica con el sentido com¨²n. Se trata de un l¨ªder respetable, orador notable en sede parlamentaria y gestor eficaz cuando las circunstancias lo requieren, como demostr¨® en la crisis del Prestige. Rajoy se ha mantenido apartado, con buen criterio, de los avatares de la Comisi¨®n de Investigaci¨®n y debe ahora ocupar el primer plano para encabezar una oposici¨®n firme".
En ese p¨¢rrafo hay una menci¨®n al 11-M, pero la ¨²nica alusi¨®n al dolor que aquel cataclismo ocasion¨® es a la p¨¦rdida del poder. El dolor es una percepci¨®n, un estado de ¨¢nimo, una congoja que se expresa generalmente con un tono lastimero, apenado, triste. Se nos ha infligido una herida y nos lamentamos, apenados como estamos por un da?o inconsolable. El editorialista del peri¨®dico conservador no dedica ni una frase al sufrimiento, a la pesadumbre que se adue?¨® de tantos ciudadanos, sumidos en el estupor de lo que cre¨ªan imposible, un atentado que torci¨® no unas expectativas electorales, sino las vidas de muchos. Sin embargo, s¨®lo parece preocuparle la derrota en los comicios. En ese sentido, no nos sorprender¨¢ que haga la ola a Mariano Rajoy, un activo devaluado por el triunfo socialista, pero tambi¨¦n por el protagonismo de Aznar. Ahora bien, no nos equivoquemos. Si los leemos atentamente, esos elogios que el editorialista dedica al actual Jefe de la Oposici¨®n pueden interpretarse como un desaf¨ªo, m¨¢s como un aviso que como una celebraci¨®n. Podr¨ªamos parafrasearlo as¨ª: eres prudente, respetable, notable orador, gestor eficaz, tienes sentido com¨²n, pero te la juegas, pues a¨²n tienes que demostrar que eres capaz de ejercer un liderazgo opositor que concite el entusiasmo, la adhesi¨®n. Se le pide, en definitiva, que sea menos gallego, que deje su sutil iron¨ªa y que se emplee con contundencia, con la claridad de ideas de Aznar.
No s¨¦ por qu¨¦ pero esos elogios me recuerdan exactamente las menciones expresas que el ex presidente le dedicaba a su sucesor en Ocho a?os de gobierno. Quien lo haya le¨ªdo recordar¨¢ que en sus p¨¢ginas Aznar hablaba de s¨ª mismo como l¨ªder, de manera terca, ufana, haciendo sarcasmos sobre las jefaturas precarias del partido antagonista. Pero lo que no habr¨¢ olvidado es el tono escueto, incluso ro?oso, con que se refer¨ªa a Mariano Rajoy. Examinemos este asunto porque revela voluntad expresa o lapsus, y en cualquier caso pregona el modo verbal del ex presidente, el miedo a menguar frente a sus iguales o competidores o seguidores. De su sucesor parece hacer un encomio o lisonja, pero, si examinamos bien esas palabras, veremos que es una alabanza taca?a: "Mariano Rajoy es un hombre honrado, sensato, con sentido com¨²n, una excelente formaci¨®n y una experiencia pol¨ªtica sobresaliente. Es un hombre valiente, que se ha enfrentado sin temor a momentos de crisis muy delicados. Tiene clara la idea de Espa?a y los fundamentos hist¨®ricos y constitucionales en los que se basa la continuidad de la naci¨®n, la prosperidad del pa¨ªs y la salvaguarda de nuestra libertad. Y como ya se demostr¨® en aquellos d¨ªas de septiembre
[cuando fue postulado para la presidencia de su organizaci¨®n pol¨ªtica], garantiza el liderazgo". Punto y aparte.
Desde siempre hemos admitido que las mejores cualidades que se pueden destacar de un posible estadista son la prudencia, la responsabilidad, la penetraci¨®n, el discernimiento, la agudeza, el arrojo, la perspicacia. Pues bien, si no yerro, Mariano Rajoy parece tener algunas de esas virtudes, ninguna de ellas destacada expresamente por el ex presidente. Fij¨¦monos: proclamar que alguien es honesto, que es juicioso, que obra con sentido com¨²n no es hacer un gran paneg¨ªrico, puesto que es lo menos que hay que demandarle a un estadista. La honradez del pol¨ªtico no es una virtud, es una obligaci¨®n. Fij¨¦monos: agregar que Rajoy tiene una excelente formaci¨®n, tampoco es decir mucho, ya que la buena crianza en quien quiera dedicarse profesionalmente a la administraci¨®n del Estado es condici¨®n imprescindible, tal como defendi¨® Max Weber. Fij¨¦monos: subrayar la valent¨ªa de quien aspira a ser futuro gobernante es reconocer ¨²nicamente lo que a cualquier mandatario moderado deber¨ªa engalanarle. Etc¨¦tera, etc¨¦tera. ?Y la brillantez, la claridad? ?Las reservaremos para Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar? Parece ser que s¨ª. Tal vez por eso es por lo que el actual presidente del Partido Popular aprovech¨® la pasada reuni¨®n de la Junta Directiva Nacional de su partido, el m¨¢ximo ¨®rgano entre congresos, para felicitarse por la "brillante" comparecencia de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en la Comisi¨®n parlamentaria del 11-M, una comparecencia en la que habr¨ªa explicado "las cosas con claridad". Justamente lo que a ¨¦l, a Mariano Rajoy, se le est¨¢ pidiendo, se le est¨¢ exigiendo en su propia formaci¨®n y en la prensa af¨ªn. ?Ser¨¢ que no se explica?
Justo Serna es profesor de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Valencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.