M¨²sica triste de viol¨ªn en Cisjordania
Un palestino acusa a militares israel¨ªes de obligarle a tocar en un control
Wisam Tayam, de 28 a?os, estudiante de segundo curso del Conservatorio de Nabl¨²s, se ha convertido en el solista de viol¨ªn m¨¢s popular de los territorios palestinos. Su fama se la debe a un concierto improvisado, de apenas tres minutos, que se vio obligado a interpretar hace dos semanas en el control de Beit Iba, en uno de los accesos a la ciudad cisjordana de Nabl¨²s, cuando trataba de cruzar el paso para volver a su casa en el campo de refugiados de Feraa.
La imagen del m¨²sico fue filmada en v¨ªdeo por una activista de derechos humanos, perteneciente a la organizaci¨®n Machsom Watch, que desde el inicio de la Intifada trata de fiscalizar el trato que los militares dan a los refugiados en los controles de seguridad.
"Me obligaron a tocar; fue un acto humillante. Uno de los soldados, despu¨¦s de pedirme que le ense?ara lo que llevaba en la maleta y decirle que se trataba de un viol¨ªn, me pidi¨® que interpretara una canci¨®n. Pero que sea una canci¨®n triste, me dijo," explica Wisam Tayam, sentado en el sal¨®n de su casa, en el coraz¨®n del campo de refugiados de Feraa, entre Nabl¨²s y Yen¨ªn, mientras trata de sobreponerse del sobresalto que ha supuesto para ¨¦l y su familia ver difundida su imagen de solista espont¨¢neo en casi todas las televisiones y peri¨®dicos del mundo.
Wisam es consciente de que es s¨®lo su palabra contra la de todo un Ej¨¦rcito. Desde hace 24 horas, el Ministerio de Defensa de Tel Aviv trata de desdramatizar con una nota oficial la situaci¨®n asegurando que todo es una mentira urdida por este estudiante avezado de uno de los principales conservatorios de Cisjordania. Seg¨²n el comunicado, ning¨²n soldado le oblig¨® a tocar al muchacho, sino que lo hizo inesperadamente por propia voluntad, hasta que un mando le mand¨® devolver el viol¨ªn al estuche y continuar su camino.
"No es la primera vez que los soldados me obligan a tocar. Hace un a?o y medio me pas¨® lo mismo. Pero en aquella ocasi¨®n no llevaba el viol¨ªn, sino una guitarra. Me escap¨¦ como pude. Les mostr¨¦ tres cuerdas rotas", insiste Wisam con firmeza. Recuerda que un profesor de la¨²d del mismo centro se vio tiempo atr¨¢s tambi¨¦n obligado a tocar su instrumento en plena carretera, a requerimiento de un miembro de una dotaci¨®n de un tanque israel¨ª.
El tel¨¦fono de la casa de los Tayam no cesa de sonar. Los timbrazos a?aden un plus m¨¢s de intranquilidad a la vida de este estudiante, cuya ¨²nica esperanza es que el esc¨¢ndalo se vaya diluyendo poco a poco, de forma que pueda pasar inadvertido en el control de Beit Iba, que cruza un m¨ªnimo de seis veces a la semana.
"Aunque tenga miedo de las represalias continuar¨¦ insistiendo en la verdad. Porque aquel acto me hizo sentir como se sintieron los m¨²sicos jud¨ªos a los que los soldados nazis obligaban a tocar para su deleite particular en los campos de exterminio", insiste este aprendiz de m¨²sico, que dej¨® el restaurante familiar, donde trabajaba como camarero, para convertirse en violinista.
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