De pobres

Tan denostada sigue estando la generaci¨®n del realismo social de los a?os sesenta que por el sumidero del olvido se han ido yendo toda una serie de libros de viajes con los que aquellos narradores intentaron echarse a los caminos y sortear los peligros de la censura. Y, sin embargo, nos podemos llevar alguna sorpresa, como lo ha sido este espl¨¦ndido libro de viajes de Ferres, Tierra de olivos, que bien podr¨ªa leerse como una novela -un viajante de comercio recorre en destartalados autobuses, vagones de tercera o coches bienhechores, cargado con sus dos maletas de productos, las tierras de Ja¨¦n y C¨®rdoba- y que desde 1964, a?o de su publicaci¨®n (a?o tambi¨¦n de otro libro excepcional, Donde las Hurdes se llaman Cabrera, de Ram¨®n Carnicer), nunca se hab¨ªa reeditado. Le¨ªdo hoy el de Ferres desen

tonar¨¢ un tanto el trasladar al papel el uso coloquial andaluz, que quiz¨¢ en su momento ten¨ªa una raz¨®n testimonial, recoger lo m¨¢s fielmente posible ese "quej¨ªo" de las gentes del olivar, que s¨®lo so?aban con irse a Barcelona o a Alemania. Y en cambio el libro se sostiene por su estructura literaria, por la riqueza de lenguaje, por la mirada, triste, silente pero viva del viajante de comercio. Ferres no carga las tintas, no se enreda en un tremendismo carpetovet¨®nico que hubiera mandado hace tiempo su texto al fondo del mar. Al contrario crea una admirable atm¨®sfera, donde todo -miseria, desesperanza, recuerdos de la no tan remota Guerra Civil, su propia memoria, su propia historia- est¨¢ sugerido sin estridencias, donde los adjetivos justos y precisos iluminan el interior de las almas o el exterior con esos pueblos varados, con esa tristeza de unas gentes que est¨¢n en un callej¨®n sin salida.