Este amor corta tres veces
"Al azar agradezco tres dones: haber nacido mujer, / de clase baja y naci¨®n oprimida. / Y el turbio azul de ser por tres veces rebelde". Hasta la saciedad se ha repetido este poema, Divisa, incluido por Maria-Merc¨¨ Mar?al (Lleida, 1952-Barcelona, 1998) en su primer libro, aparecido en 1977, un tiempo en el que, a la vista est¨¢, era f¨¢cil confundir la concreta discriminaci¨®n de los individuos con la abstracta opresi¨®n de las naciones. Una de las virtudes de Mar?al es que su obra posterior matiza aquella exaltaci¨®n primera en la que se ignoraba, por no salir de sus propios presupuestos, tanto aquel viejo adagio internacionalista que recordaba que los pobres no tienen patria como otra rotunda frase de Virgina Woolf: "Como mujer no tengo pa¨ªs. Como mujer no quiero pa¨ªs".
DESHIELO
Maria-Merc¨¨ Mar?al
Traducci¨®n de Clara Curell
Pr¨®logo de A. S¨¢nchez Robayna
Igitur. Tarragona, 2004
136 p¨¢ginas. 11 euros
Deshielo, su sexto t¨ªtulo, publicado el mismo a?o de su muerte, es buena muestra de que a la poes¨ªa le sienta mal el blanco y negro. "Se pisan los talones infierno y para¨ªso, / Y la cuna y la tumba, y las palabras / y el cuerpo: pa¨ªs natal, exilio", dice un poema que podr¨ªa leerse a modo de contradivisa. De claroscuros, efectivamente, est¨¢ hecha esta obra desnuda en la que unos versos perfectamente medidos -perfecci¨®n que se mantiene en la traducci¨®n- dan cauce a un universo en el que conviven lo irracional y lo cotidiano, la cultura popular y los mitos m¨¢s cultos (Punk is not dead, Mi amor sin casa). Deshielo es, de arriba abajo, un libro amoroso. En todos los sentidos: un libro de amor (filial, maternal, l¨¦sbico) y un libro sobre el sentimiento amoroso. Organizado en tres partes, cada una de ellas remite a una de las caras de ese sentimiento y despliega un proceso -el deshielo- que se extiende desde la dureza de un padre reci¨¦n muerto que congel¨® el lenguaje hasta una plenitud en la que la presencia de la amante "estrena el mundo" a trav¨¦s del deseo y de, por fin, la posibilidad de que las palabras fluyan. Y por el medio, la maternidad, no exenta de conflicto: "Desde el primer momento no fue moneda f¨¢cil / tu risa. ?Qu¨¦ tent¨¢culo / ahogaba su estallido all¨¢ en la cuna? / Las guerras, bien lo s¨¦, no son alegres". Hija, madre y amante, la protagonista de este libro sabe que ni el sentimiento m¨¢s luminoso puede vivir al margen del fardo de las sombras: "Esa parte de m¨ª que adoraba a un fascista / -o lo adora, ?qui¨¦n sabe!- / yace contigo", dice a partir de Sylvia Plath, una de las voces tutelares de este libro. Tambi¨¦n lo es Frida Kahlo, que sirve de punto de partida a estos versos: "En la cabeza tengo una cabeza de hombre, / -?¨²tero sin salida! / Alumbrarla me mata, / conservarla es mi muerte". Amores, pues, humanos, con todas sus espinas, los de este libro que se abre con la palabra muerte y que se cierra con la palabra luz.
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