La licenciatura del hondero balear
Nadal, t¨ªmido y pescador, no tiene carn¨¦ de conducir, novia ni actrices de cabecera
Recuerda la imagen mitificada del hondero balear. Nadal es un brillante y retador guerrero de izquierda poderosa y piernas de bronce repujado. En Sevilla seguramente enterr¨® ayer con polvo de ladrillo rojo los datos t¨®picos de su primera identidad deportiva. Rafael Nadal dej¨® de ser una promesa que daba sorpresas, hizo olvidar que fue el ni?o tenista sobrino del futbolista del Mallorca -y antes del Bar?a y la selecci¨®n- Miguel ?ngel Nadal. Adem¨¢s se exhibi¨® en una final incierta de la Davis y en un combate te¨®ricamente desigual. Actu¨® como es, no se achic¨® ni flaque¨® ante la cita heroica y llam¨® a la puerta del grupo de privilegio donde habita Carlos Moy¨¢, el paisano de Mallorca que le a¨²pa, su maestro estelar.
El ex adolescente Nadal apunta directo y de manera insistente contra mitos e ¨ªdolos. Asegura que no conoce parientes ni amigos en el juego. Admira a Roger Federer, antes se fij¨® en Pete Sampras y en Andr¨¦ Agassi y es c¨®mplice seguidor de Moy¨¢, al que ya derrot¨® una vez sin complejos filiales. Moy¨¤ ha sido dos a?os su tutor en el circuito y ambos han devenido inseparables. Sus triunfos, el gesto mediterr¨¢neo y su estilo atl¨¦tico propiciaron sus contratos para ser iconos de grandes marcas.
Nadal se muestra respetuoso, no pierde las referencias familiares y las dimensiones de sus haza?as. En esta temporada se program¨® para alcanzar precozmente el top-ten pero una lesi¨®n de tobillo le bloque¨® varios meses. Se entren¨® en soledad, sentado en una silla ante la red, entr¨® en c¨¢maras hiperb¨¢ricas para acelerar la curaci¨®n, estuvo muchas horas en manos de fisioterapeutas y bajo las ondas magn¨¦ticas y el l¨¢ser.
La ambici¨®n y su fortaleza le hicieron asegurar a una estrella rival que no firmar¨ªa su curr¨ªculo de triunfos en la c¨²pula del tenis mundial. Rafel/Rafelet/Rafa tiene 18 a?os y una hermana menor, a¨²n no se ha sacado el carn¨¦ ni posee coche; teme usar moto, no tiene novia ni rese?a actrices o modelos de cabecera. No sigue la moda -se la marca la casa patrocinadora- ni tampoco observa los reportajes de prensa o anuncios de televisi¨®n que protagoniza.
Aunque parece seco y un punto altivo, es t¨ªmido y fr¨ªo y en el trato, amable. Dej¨® los estudios secundarios hace dos a?os, lee alg¨²n libro, navega por Internet, cruza mensajes con sus colegas, usa consolas y juegos virtuales. Se divierte en alg¨²n campo de golf, una actividad que no considera un deporte. Pesca y ama los platos del litoral.
En su pueblo Manacor, -la ciudad de las perlas y las cuevas-, predominan los caballistas de trote enganchado, varias generaciones de tenistas y futbolistas y una masa de poetas y pintores. El tenista de fama pertenece a una extensa familia cl¨¢nica de clase media, encabezada por el patriarca, su abuelo Rafael, un m¨²sico popular, y en la que hay varios pol¨ªticos conservadores.
Rafael Nadal compatibiliz¨® el tenis y el f¨²tbol hasta los 12 a?os cuando los triunfos infantiles en las pistas le obligaron a elegir. Es aficionado del Real Madrid y, adem¨¢s, del Mallorca. Desde hace catorce a?os Rafael ha crecido a la sombra y bajo la serena direcci¨®n de su t¨ªo, Toni Nadal, un ex tenista discreto.
El manager-t¨ªo resalta que Rafael siempre quiere vencer y que es incansable ante los retos en la cumbre y en la rutina gris de las mortecinas partidas de preparaci¨®n bajo los atardeceres violetas del club de Tenis de Manacor donde ya le adoraban desde hace a?os como el amigo l¨ªder en Rafel. La t¨¦cnica y la rabia que exhibi¨® cerca del Guadalquivir ya las expres¨® al atrapar una raqueta mayor que ¨¦l, a los tres a?os. Ayer el hondero Nadal se licenci¨® y su proeza fue derribar con muchos golpes al Goliat norteamericano.
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