Cabeza y mitad
?ltimamente, el PP anda jadeante y hecho un carro de chispas y estopa. De pronto se encabrita, arde, profiere risotadas y palmas sin saber a cuenta de qu¨¦, y como si quisiera demostrarse algo a s¨ª mismo; abandona el hemiciclo y hace pasillos de campeonato, en tanto desgrana una letan¨ªa de sortilegios y anatemas. Al PP los congresos auton¨®micos le provocan desaz¨®n y lo mueven al chalaneo y a la ropavejer¨ªa. Es, por todo lo dicho y adem¨¢s de un espect¨¢culo, una caricatura del Bosco, un chirimbolo desvencijado, un sarpullido y un rastro de despojos, donde los campistas ofrecen a los zaplanistas la cabeza de Manuel Ortu?o por una mitad de la ejecutiva provincial y "la pacificaci¨®n del gobierno municipal de Alicante", ? hay quien de m¨¢s? O sea, uno de esos trajines tan garbanceros e impol¨ªticos que a la ciudadan¨ªa la lleva a preguntarse: ?en qu¨¦ zarpas hemos depositado nuestra confianza y nuestro voto? Pero nadie se corta en estas desolladuras de un poder de perfil tan s¨®rdido. Cada quien tira de la manta y muestra razones y desvar¨ªos, sin sonrojo alguno, sin respeto alguno, para cuantos los han aupado interinamente al empleo que desempe?an y empe?an. Manuel Ortu?o, por su parte, insta a la justicia a que ponga tiesos -aunque eso ya es juego malabar- a Julio de Espa?a y Miguel Peralta, presidente y secretario general, de los populares alicantinos. Pero, oiga usted, que son aforados, denles vueltas y m¨¢s vueltas, pero en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, hasta que se les caiga de encima todas las manipulaciones del censo de militantes del PP ilicitano que han perpetrado. Por supuesto, el delegado del Consell en Elche, seg¨²n afirma, est¨¢ en posesi¨®n de pruebas documentales como para empapelar a ambos y posiblemente a m¨¢s de la cuerda. Manuel Ortu?o, le guste o no a Francisco Camps, es su palad¨ªn, y reta a tutipl¨¦n. Tanto que Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, presidente de la Diputaci¨®n de Alicante y aspirante a la presidencia provincial, ech¨¢ndole seso al paisaje del desquite, vuelve la espalda al desaf¨ªo ilicitano, renuncia a los 94 compromisarios que le corresponden a la tercera ciudad de la Comunidad, y le brinda un gui?o de buena voluntad a los campistas, seguro a¨²n as¨ª de su triunfo en el congreso de Altea del d¨ªa 19, que ya est¨¢ ah¨ª, pr¨®ximo a la otra orilla del puente, y que no lo para ni el propio ?ngel Acebes. Acerca de la retirada de las huestes zaplanistas del cerco a Elche hay mucha tela que cortar: "Si se van es para evitar una derrota que los dejar¨ªa con las verg¨¹enzas al aire", comentan los campistas ilicitanos. "Ortu?o es un instigador y un insurgente, deber¨ªan cesarlo", afirman los leales al portavoz popular en Madrid. Si definitivamente fracasa el intento de los partidarios de Camps de conseguir la mitad del poder ejecutivo en la provincia de Alicante, respet¨¢ndole a los zaplanistas la presidencia y la secretar¨ªa general, propondr¨¢n una lista alternativa y se consumar¨¢ la batalla. De Aznar abajo, todos. La crispaci¨®n, el cabreo y las asonadas, preceden a un partido que en la medida que asume su derrota se repliega m¨¢s y m¨¢s a su derecha. Al PP se le ve el plumero y es un plumero que tira de espaldas.
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