Miel
Como los presentadores profesionales de libros, que rara vez alcanzan a leerlos, escribo sin haber tenido tiempo de penetrar cabalmente en las memorias de una luchadora antifranquista, Rosal¨ªa Sender, tituladas Nos quitaron la miel. Pero una mirada r¨¢pida me confirma la sospecha de que, como es l¨®gico, siguen siendo muy distintas nuestras interpretaciones acerca de las discrepancias internas en el Partido Comunista durante la transici¨®n, de la dial¨¦ctica entre el aparato y los profesionales e intelectuales no exactamente org¨¢nicos, de las resistencias internas a la hora de elaborar y defender una propuesta de pa¨ªs, del discutible concepto de lucha feminista que emanaba del Comit¨¦ Central... (Por cierto, Rosal¨ªa nos promete una segunda entrega dedicada a este ¨²ltimo tema).
As¨ª, hoy no comentar¨¦ el contenido de la obra, sino acerca de lo que se habl¨® durante su presentaci¨®n en la Universitat de Val¨¨ncia, que la ha editado en la colecci¨®n Hist¨°ria i Mem¨°ria del Franquisme. En un aula magna abarrotada de antiguos alumnos y alumnas, encarnaci¨®n de muchos de los nombres que pueblan las apasionadas p¨¢ginas, el catedr¨¢tico Ismael Saz record¨® que la Historia, siempre que se haga con honestidad, necesita tambi¨¦n ser contada por quienes no han sido secretarios generales, pero sin cuyo esfuerzo ¨¦stos no habr¨ªan servido para nada.
Nicol¨¢s S¨¢nchez Dur¨¢, "avasallado por el alud de experiencias de una vida incansable" y por el compromiso emocional que destila su relato, calific¨® el libro de revulsivo contra los m¨²ltiples intentos de desprestigiar el antifascismo en Europa, los sofismas y los embustes, contra ese intento de repartir culpas.
"Es una perfidia y una inmoralidad decir antidem¨®cratas por comunistas. Los comunistas espa?oles sufrieron m¨¢s que nadie en el franquismo. No bombardearon civiles, ni aterrorizaron, ni encarcelaron, torturaron o fusilaron. Los comunistas fueron, durante la dictadura, la gente m¨¢s organizada y eficaz. Y llegada la transici¨®n, la m¨¢s generosa en aras a la concordia".
Aquellas abejas obreras tuvieron su m¨¦rito y no hablar de ellas es quitarles dos veces la miel. Como quienes, en tiempos m¨¢s duros, eran dem¨®cratas s¨®lo en la intimidad
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.