ETA arruina la estrategia de Batasuna
La necesidad de ETA de intentar contrarrestar su manifiesta debilidad con atentados como los del viernes en Madrid est¨¢ arruinando la estrategia de Batasuna para evitar la "muerte civil" que le supondr¨ªa a la izquierda abertzale la imposibilidad de concurrir a las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas vascas si no se desmarca con claridad de la organizaci¨®n terrorista. Cada acci¨®n de ETA para presionar al Gobierno y decirle que no est¨¢ derrotada y que sigue ah¨ª, es un golpe contra los intereses de Batasuna, e impugna el discurso de Arnaldo Otegi del 14 de noviembre, en el Vel¨®dromo de Anoeta (San Sebasti¨¢n), al anunciar que ahora "toca" la paz y su apuesta "por la utilizaci¨®n de v¨ªas exclusivamente pol¨ªticas y democr¨¢ticas".
La organizaci¨®n terrorista considera "un ¨¦xito" el impacto logrado con las bombas como las de las gasolineras
El PNV advierte de que Batasuna ser¨¢ la ¨²nica responsable si queda fuera en las auton¨®micas
Otegi desoye los llamamientos de los partidos democr¨¢ticos y se niega a condenar los atentados de Madrid
El portavoz de la formaci¨®n ilegalizada afirma que los ataques de la banda no desautorizan su propuesta de paz
Este doble y contradictorio mensaje ya se evidenci¨® en aquel acto que Batasuna, pese a su ilegalizaci¨®n, pudo celebrar sin ning¨²n impedimento. Apenas 12 horas antes de que Otegi anunciara la "renovada" propuesta de la izquierda abertzale para resolver el "conflicto", ETA hac¨ªa acto de presencia colocando dos potentes bombas en el refugio militar de Belagua, en el Pirineo de Navarra. Era su modo de advertir que la anunciada oferta de Batasuna, interpretada por algunos observadores como el traspaso del liderazgo de la izquierda abertzale de ETA a su brazo pol¨ªtico, no significaba el silencio de las armas.
Los atentados del viernes, que colapsaron la Operaci¨®n Salida del puente de la Constituci¨®n en Madrid con cinco bombas de escasa potencia, se inscriben, seg¨²n fuentes de la lucha antiterrorista, en esta estrategia de recordatorio de su existencia que ETA viene practicando desde el 11-M. Con ello trata de demostrar al Gobierno socialista que, pese a evitar -al menos, de momento- causar v¨ªctimas mortales, para desmarcarse del inc¨®modo referente del terrorismo islamista, sigue teniendo capacidad para golpear con fuerza en la propia capital de Espa?a. La colocaci¨®n de los artefactos conecta con los atentados propagand¨ªsticos del pasado verano en la cornisa cant¨¢brica, destinados a conseguir el m¨¢ximo de publicidad e impacto ciudadano con el m¨ªnimo coste ante sus afines.
Esta presencia atenuada de ETA en la vida p¨²blica parece haber sido asumida por la direcci¨®n de Batasuna, pese a dejar en evidencia la escasa profundidad de su reconversi¨®n a las v¨ªas exclusivamente pol¨ªticas. Frente a los requerimientos de todas las fuerzas pol¨ªticas, que tras las explosiones exigieron a Batasuna que aclare definitivamente su postura respecto a la violencia terrorista, Arnaldo Otegi asegur¨® ayer en San Sebasti¨¢n que las bombas colocadas en Madrid no suponen una desautorizaci¨®n por ETA de la propuesta que la izquierda abertzale present¨® en el Vel¨®dromo donostiarra, sino que, por el contrario, ¨¦sta "tiene m¨¢s vigencia que nunca".
Lejos del tono conciliador y hasta did¨¢ctico que utiliz¨® en aquel mitin ante miles de seguidores al se?alar que "es m¨¢s dif¨ªcil hacer la paz que la guerra", Otegi evit¨® ayer cualquier expresi¨®n que pudiera interpretarse como un desmarque de la banda. Algo que s¨ª hizo respecto a la falsa bomba lapa colocada d¨ªas atr¨¢s bajo el coche de un concejal socialista de Eibar. En este sentido, insisti¨® en que "el mensaje" que ETA pretende dar con estos atentados "no significa desautorizaci¨®n de nada, sino s¨®lo que el conflicto sigue". "Nuestra posici¨®n es hoy mucho m¨¢s v¨¢lida que el d¨ªa 14 de noviembre", lleg¨® a decir.
Estableciendo impl¨ªcitamente que ETA tiene que hacer demostraci¨®n de fuerza antes que negociar su final, Otegi, que dos d¨ªas antes hab¨ªa aceptado p¨²blicamente que una tregua ayudar¨ªa a Batasuna, consider¨® que estos atentados se inscriben en un eventual "proceso de desmilitarizaci¨®n", eufemismo que utiliz¨® para referirse a una eventual negociaci¨®n de la organizaci¨®n terrorista con el Gobierno (as¨ª la establecen en su "propuesta renovada de soluci¨®n"), y a?adi¨® que este proceso deb¨ªa ser "global y multilateral". En este punto, record¨® el procesamiento de los directivos del diario Euskaldunon Egunkaria y las elevadas penas solicitadas para los imputados por el juez Baltasar Garz¨®n, y critic¨® que se exijan "todas las responsabilidades y el desarme s¨®lo a una de las partes".
Con esta postura el dirigente de Batasuna hac¨ªa o¨ªdos sordos y se cerraba en banda ante los reiterados requerimientos lanzados de forma un¨¢nime desde el resto de formaciones pol¨ªticas, incluidos todos los partidos nacionalistas. La secretaria de la ejecutiva nacional del PNV, Josune Ariztondo, reclam¨® a Batasuna que tome ya "la decisi¨®n definitiva". Debe optar, dijo, por "ir al abismo" de la mano de ETA, lo que supondr¨ªa "la muerte pol¨ªtica para Batasuna", o tomar la opci¨®n "de la democracia y el di¨¢logo, que es el camino m¨¢s dif¨ªcil".
La dirigente del PNV, formaci¨®n que ha criticado siempre la Ley de Partidos, endos¨® a la propia Batasuna la responsabilidad de que la izquierda abertzale quede excluida de las elecciones auton¨®micas vascas de la pr¨®xima primavera y pierda su ¨²nica plataforma institucional, el grupo de Sozialista Abertzaleak en el Parlamento de Vitoria.
Por su parte, la vicepresidenta primera del Gobierno, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, reiter¨® la posici¨®n de firmeza del Ejecutivo y advirti¨® a ETA de que abandone cualquier esperanza de modificar su pol¨ªtica con atentados. El ¨²nico mensaje que cabe trasladar a la organizaci¨®n terrorista, dijo es que "tienen que dejar las armas, condenar la violencia y dejar de matar, asustar y todo lo que han venido haciendo hasta ahora". Y a?adi¨® que "los asesinos" deben tener muy claro que "con los dem¨®cratas no tienen nada que hacer".
Con esta f¨®rmula de atentados propagand¨ªsticos, similar a la practicada en la campa?a veraniega en las playas -cuyo "¨¦xito" ETA ha proclamado en el ¨²ltimo bolet¨ªn interno-, la organizaci¨®n terrorista da por cerrada otra aguda crisis interna. En noviembre, apenas un mes despu¨¦s de la detenci¨®n de Mikel Albizu, Antza, se acababa de conocer un documento en el que varios presos, ex dirigentes de mucho peso -entre ellos Francisco Mujika Garmendia, Pakito, e Ignacio Arakama Mendia, Makario- concluyen que ha llegado la hora de apoyar la "lucha institucional y de masas" que corresponde a Batasuna como partido pol¨ªtico, dada la extrema debilidad que padece la organizaci¨®n a consecuencia de los golpes policiales. "La lucha armada que desarrollamos hoy en d¨ªa no sirve. No se puede hacer lucha armada a base de comunicados y de proferir amenazas que luego no se cumplen", se?alaba el demoledor diagn¨®stico sobre la capacidad de ETA.
Estas reflexiones han calado en buena parte de la militancia radical, pero no han obtenido el respaldo necesario para prosperar. El fin de la violencia y la necesidad de traspasar el liderazgo a Batasuna y propiciar su legalizaci¨®n han sido cuestiones debatidas en el seno de ETA y la propia Batasuna. ?sta ha optado por reformular los planteamientos de la izquierda abertzale sobre la autodeterminaci¨®n en t¨¦rminos m¨¢s flexibles, que hace a?os hubieran sido muy estimados por las dem¨¢s fuerzas nacionalistas.
Sin embargo, tras el fiasco del Pacto de Lizarra y el regreso de ETA a los atentados en 2000, el nacionalismo institucional, que aspira a fagocitar electoralmente a Batasuna, ya no da credibilidad a propuestas "renovadas" si no van acompa?adas de lo que la formaci¨®n de Otegi parece no poder conceder: el desmarque de ETA o, en su defecto, una petici¨®n p¨²blica de que abandone las armas.
Desde que presentaron su propuesta, los dirigentes de Batasuna se han visto atrapados por esta contradicci¨®n insalvable. Se ofrecieron a "sacar el conflicto de la calle y ponerlo encima de la mesa" [de di¨¢logo], pero no son capaces de conseguir que ETA haga lo propio.
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