La nueva obra teatral de Woody Allen no convence a la cr¨ªtica
Woody Allen es uno de los directores estadounidenses m¨¢s mimados por la cr¨ªtica cinematogr¨¢fica europea. Sin embargo, ha dejado de ser profeta en su tierra y sus obras ya no se reciben en EE UU con el aplauso incondicional del que pudo presumir durante la d¨¦cada de los setenta y ochenta. Aunque los europeos lo sigan alabando sin complejos, su pa¨ªs no parece haberle perdonado su escandalosa separaci¨®n de Mia Farrow para casarse con su hija adoptiva Soon Yin a principios de los noventa. Desde entonces, Allen parece condenado al ostracismo, y el teatro, al que tambi¨¦n se dedica este polifac¨¦tico artista, no es una excepci¨®n. Su obra A second hand memory (Recuerdos de segunda mano), estrenada recientemente en un teatro del circuito alternativo de Nueva York, ha sido recibida con ciertas reservas por algunos cr¨ªticos y con expl¨ªcito rechazo por la mayor¨ªa.
El director de cl¨¢sicos del cine como Manhattan o Hanna y sus hermanas ha escrito y dirigido su und¨¦cima propuesta teatral, situ¨¢ndola en el Brooklyn de los a?os cincuenta. En un ambiente opresivo al que diversos cr¨ªticos se han referido negativamente por reflejar una excesiva influencia de Arthur Miller (que tambi¨¦n situ¨® en ese barrio neoyorquino su famosa Muerte de un viajante), Allen presenta el conflicto al que se enfrenta Eddie, el primog¨¦nito de una familia jud¨ªa, quien recuerda a los tragic¨®micos personajes a los que Allen suele dar vida. Interpretado por Nicky Katt (un secundario de Hollywood), Eddie tiene que elegir entre conformarse con una vida an¨®nima al frente de la joyer¨ªa de su padre, encarnado por Dominique Chianese (el t¨ªo Junior en la serie Los soprano), o huir en busca del sue?o glamuroso que se identifica con la ciudad de Los ?ngeles, una urbe a la que el siempre neoyorquino Allen evita asomarse en sus historias cinematogr¨¢ficas.
Predecible
Contada desde el punto de vista de la hermana bohemia de Eddie, que s¨ª consigui¨® escapar al destino que le quer¨ªa dar su familia, A second hand memory tiene, seg¨²n The New York Times, "demasiados clich¨¦s que se apilan como pelusas en las esquinas de una obra decepcionante en la que hay saltos temporales extra?os y confusos". El diario alaba la mayor¨ªa de las actuaciones de los actores, pero critica el tono de una obra en la que "la visi¨®n de la vida como una sucesi¨®n de sue?os vac¨ªos e infinitas calles sin salida parece grabada en piedra. La perspectiva desilusionada de la vida es demasiado herm¨¦tica para admitir la posibilidad de felicidad, y mucho menos de satisfacci¨®n". Seg¨²n The New York Post, "Woody Allen parece tan resuelto a ser prol¨ªfico que no espera a estar inspirado para atacar. Su nueva obra recuerda tanto a sus otros trabajos que uno se pasa el rato jugando a acertar sus influencias". Para The Village Voice, todo lo que ocurre es demasiado "predecible", mientras que la siempre incisiva The New Yorker es la m¨¢s piadosa al considerar que, aunque sus anteriores obras eran "apresuradas y deslucidas", en ¨¦sta "Allen trabaja con m¨¢s profundidad".
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