As¨ª las pone Antonio L¨®pez

Fernando Torres tuvo tres ocasiones consecutivas. Marc¨® una. La tercera. La mejor. Al cuarto de hora de partido. Y el Atl¨¦tico, recostado sobre las ganas de su mejor jugador, acunado por los centros a bal¨®n parado de Antonio L¨®pez, remando a favor del viento y sintiendo el entusiasmo de una grada que empezaba a tener la mosca detr¨¢s de la oreja, prob¨® a mover la pelota fuera del encuadre del ¨¢rea, por los costados. Buena idea, victoria c¨®moda -a pesar de los sucesivos zarpazos al marcador de Osasuna- y m¨¢s goles que nunca en lo que va de temporada. En casa, claro. Porque el equipo de Ferrando sigue un mandamiento inviolable: s¨®lo gana en casa, con el arrullo cercano del r¨ªo Manzanares. De hecho, en toda la temporada nada m¨¢s que se ha impuesto al Albacete a domicilio, y fue en el segunda jornada.

El propio Torres, aprovechando que la referencia est¨¢tica en el punto de penalti era Salva, resbal¨® hacia la izquierda para facilitarle el trabajo de cartero a Antonio L¨®pez o un final provechoso a las galopadas de Sergi. Jorge, por la derecha, va descifrando el jerogl¨ªfico de la banda. No es veloz, pero es listo. El canario se imagin¨® que su carril estaba tapiado por una valla met¨¢lica y contuvo su tendencia a meterse por el centro. Como extremo elabor¨® la mejor jugada del Atl¨¦tico. Centr¨® de delante a atr¨¢s, raso y al segundo palo, y Torres dispar¨® al mu?eco. En este caso, El¨ªa.

Osasuna coleccion¨® ocasiones sin jugar. Le bast¨® con la estatura del Chengue Morales y la movilidad de Webo y Valdo. Sus jugadas apenas eran de dos toques. Bal¨®n arriba, bal¨®n volando. Ni Pablo Garc¨ªa ni Mu?oz estaban para pensar. Estaban para evitar que pensasen Luccin y Sosa. Ni Delporte ni Valdo estaban para abrir el campo. Estaban para que no lo abriesen Antonio L¨®pez y Jorge. Un sistema primario pero que le sirvi¨® para acercarse con relativa frecuencia al ¨¢rea ajena. Leo Franco tuvo tres intervenciones decisivas. Una de ellas, ya en el segundo tiempo, extraordinaria. Valdo se qued¨® solo ante el meta rojiblanco, que sac¨® con la manopla su disparo desde cuatro metros a bocajarro. La lesi¨®n de Perea tambi¨¦n favoreci¨® el juego directo del conjunto navarro. El colombiano fue sustituido por Garc¨ªa Calvo antes de los primeros veinte minutos por un dolor en el costado. Su recambio, Garc¨ªa Calvo, dej¨® m¨¢s capacidad de maniobra.

Antonio L¨®pez, el recambio de urgencia ideado por Ferrando ante la decepci¨®n de Musampa y Nano, es un fil¨®n para las jugadas a bal¨®n parado. Ante el Numancia, hace dos semanas, dio los dos goles rojiblancos. Ayer, otros dos. No es un futbolista espectacular. No tiene desborde. Apenas llega a la l¨ªnea de fondo si el lateral de turno le cierra el paso. Pero entiende bien el juego, defiende bien y sabe sacar partido de sus limitaciones. Sobre todo, tiene una zurda muy precisa. Pone el bal¨®n ah¨ª donde lo ha acordado con sus compa?eros. Tambi¨¦n est¨¢ entre sus cualidades un disparo duro y atrevimiento para armar la pierna.

Osasuna, aferrado a la fe y a su concepci¨®n del f¨²tbol sin intermediarios, sin elaboraci¨®n, acort¨® dos veces el marcador. Sin acelerar el paso, sin cambiar en exceso el gui¨®n. Con pelotazos cruzados en los que los rojiblancos echaron de menos a Perea. Los rojiblancos tambi¨¦n acumularon ocasiones, de Colsa, de Pablo, de Torres. Buenas ocasiones propiciadas porque ya no hab¨ªa centro del campo. No fue un partido con un gran control en el medio por ninguno de los dos, pero al final, definitivamente, no hab¨ªa centrocampistas.