?Es el federalismo cosa de ingenuos?
Los federalistas somos para muchos un incordio que requiere grandes dosis de paciencia, y para no pocos somos el peor adversario de los t¨®picos en los que asientan sus ideas. Eso explica, entre otras cosas, que el president Maragall sea criticado por su asistencia a la celebraci¨®n del 12 de octubre en Madrid y, en sentido opuesto, sea denostado por su asistencia a la final del Mundial B que gan¨® la selecci¨®n catalana de hockey en Macao. Por cierto, quienes le criticaban por su presencia en Macao tampoco se distinguieron por reconocer la significaci¨®n de su presencia en Madrid el d¨ªa de la Fiesta Nacional de Espa?a.
Vamos al fondo de la cuesti¨®n. ?Por qu¨¦ el federalismo incomoda tanto a los nacionalistas catalanes como a los nacionalistas espa?oles? ?Por qu¨¦ unos nos ven como traidores y otros como 'botiflers'? Parece evidente que nuestra "traici¨®n" consiste en estar convencidos de que ni Catalu?a ni Espa?a son identidades nacionales homog¨¦neas, y de que dos o m¨¢s naciones pueden convivir fraternalmente en un mismo Estado. Para un nacionalista, a una naci¨®n corresponde un Estado y a un Estado corresponde una sola naci¨®n, y toda naci¨®n debe procurar obsesivamente su homogeneidad interna. S¨®lo hay que ver c¨®mo fruncen el ce?o unos y otros cuando escuchan que Espa?a es una naci¨®n de naciones. O que Catalu?a es una naci¨®n que comparte Estado con otras naciones y comunidades aut¨®nomas.
Federalismo viene de pacto. Y es precisamente ese concepto de pacto el que incomoda a los nacionalistas. ?Se pueden pactar temas tan sensibles como el de las banderas, los himnos, los s¨ªmbolos, las lenguas o las selecciones deportivas? Nosotros estamos convencidos de que s¨ª. Los nacionalistas no s¨®lo est¨¢n convencidos de lo contrario, sino que se alimentan del conflicto y consideran traidores a quienes est¨¢n dispuestos a explorar el dif¨ªcil camino del acuerdo. Olvidando que, por dif¨ªcil que sea el camino del acuerdo, la v¨ªa del conflicto s¨®lo conduce al desastre.
Como se?alaba acertadamente hace d¨ªas un editorial del diario EL PA?S: "Tan malo es hacer pol¨ªtica s¨®lo con los sentimientos como ignorarlos. Cuando ocurre una de las dos cosas el conflicto es probable, y requiere de gran sabidur¨ªa intentar resolverlo sin provocar males mayores".
El federalismo es uni¨®n y libertad, una filosof¨ªa pol¨ªtica de fraternidad que se propone evitar el enfrentamiento entre sentimientos nacionales de distinto signo, la est¨¦ril discusi¨®n sobre soberan¨ªas originarias y una confrontaci¨®n identitaria excluyente, para poder alcanzar un acuerdo pol¨ªtico-institucional que haga posible el respeto y la lealtad rec¨ªprocas. El federalismo es una gu¨ªa de soluciones pr¨¢cticas a los problemas planteados por estructuras pol¨ªticas complejas, especialmente las integradas por diversas realidades nacionales, y un conjunto de mecanismos para poner en pr¨¢ctica el principio de subsidiariedad.
As¨ª, los federalistas pretendemos alcanzar un gran acuerdo que resuelva el encaje de Catalu?a en Espa?a a trav¨¦s de la aprobaci¨®n de un nuevo Estatut, de la introducci¨®n de reformas institucionales que permitan mejorar significativamente el funcionamiento del Estado de las Autonom¨ªas y que aseguren el reconocimiento del car¨¢cter plurinacional de Espa?a, y de la participaci¨®n de la Generalitat en las instituciones europeas.
Si somos capaces de apartar la hojarasca de los falsos debates nominalistas que suelen ocuparnos en demas¨ªa, dos son las cuestiones principales a resolver mediante ese acuerdo: la consideraci¨®n de Catalu?a como sujeto pol¨ªtico y un nuevo sistema de financiaci¨®n.
?Qu¨¦ implica la consideraci¨®n de Catalu?a como sujeto pol¨ªtico? Reconocer que la aspiraci¨®n de la naci¨®n catalana al autogobierno no se funda s¨®lo en textos legales, sino que responde a una voluntad afirmada continuadamente a lo largo de la historia; contribuir al fomento y la unidad de su lengua propia; respetar sin cortapisas el ejercicio de las competencias que ya tiene reconocidas y de aquellas que deban a?adirse ahora fruto de la experiencia acumulada o de la aparici¨®n de nuevas necesidades; hacer posible su participaci¨®n en las instituciones europeas; considerar a la Generalitat como instituci¨®n del Estado, e impulsar mecanismos de participaci¨®n y codecisi¨®n como un Senado federal, en los que las cuestiones forales, ling¨¹¨ªsticas, culturales o correspondientes al Derecho civil propio deban contar necesariamente con el acuerdo de las comunidades aut¨®nomas directamente afectadas. Y eso no constituye privilegio alguno, es simplemente reconocer una realidad plurinacional, la realidad de Espa?a.
La ciudadan¨ªa de Catalu?a no quiere ver limitada su ambici¨®n nacional a la gesti¨®n de sus intereses en el marco de sus competencias y de su territorio, no s¨®lo quiere ser considerada protagonista de su presente y de su futuro, sino que quiere sentirse y quiere ser reconocida como copart¨ªcipe del proyecto espa?ol definido entre todos y participar activamente en la gran aventura europea.
La segunda gran cuesti¨®n es la revisi¨®n a fondo del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica. Nuestro planteamiento en este sentido es claro: la ciudadan¨ªa de Catalu?a quiere decidir sobre el destino de los recursos que genera, sufragando la parte que le corresponda de los gastos generales del Estado y manteniendo una aportaci¨®n solidaria de recursos a las comunidades aut¨®nomas menos desarrolladas. A partir de estos principios, dif¨ªcilmente rechazables, debemos encontrar una f¨®rmula satisfactoria para todos, una f¨®rmula solidaria que asegure a Catalu?a los recursos para mantenerse como locomotora de Espa?a y que asegure su competitividad en la econom¨ªa globalizada del siglo XXI.
Resolver adecuadamente y de forma acordada estas dos grandes cuestiones es imprescindible para garantizar la estabilidad de nuestro marco institucional en los pr¨®ximos a?os. Quienes queremos hacer reformas en la casa de todos para hacerla m¨¢s habitable y duradera debi¨¦ramos ser atendidos. Se evitar¨ªa as¨ª un fracaso que nos condenar¨ªa a los federalistas al limbo de los ingenuos, y que alentar¨ªa el presunto realismo de quienes quieren abandonar la casa com¨²n en cuanto puedan.
Miquel Iceta Llorens es viceprimer secretario del PSC.
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