Una comedia ligera

Lo mejor que tiene Greus q¨¹estions, la nueva pieza teatral de Eduardo Mendoza, es el planteamiento, un punto de partida sorprendente y ¨¢lgido, un arranque estupendo y divertido sobre una situaci¨®n en la que pocas veces nos hemos imaginado, pero que todos sabemos inevitable. La cosa gira alrededor de un interrogatorio: un personaje algo estrafalario se pasa la obra haciendo preguntas sobre la existencia de otro personaje m¨¢s convencional. Preguntas absurdas, fundamentales e intrascendentes que dan pie al juego esc¨¦nico entre ambos. El factor sorpresa juega a favor del texto y de ah¨ª que en estas l¨ªneas no demos m¨¢s pistas.

El texto de Mendoza es inteligente y elude dar respuestas, a sabiendas de que no las hay. Cuenta con buenas dosis de humor y deja espacio para abordar la misma situaci¨®n desde otra perspectiva m¨¢s tr¨¢gica: un tercer personaje aparece hacia el final defendiendo su mon¨®logo mejor de lo que ha sabido defender su trayectoria profesional. Sin embargo, el montaje empieza a deshincharse hacia la mitad. No consigue sostener el ritmo inicial y las expectativas creadas pierden fuerza, a pesar del intento por incluir nuevos elementos que mantengan la atenci¨®n del espectador, como es un nombre de resonancias misterioras. La ligereza intencionada con que se desarrolla la trama acaba por volv¨¦rsele en su contra. La inserci¨®n del mon¨®logo mencionado acaba de romper una estructura que ya por entonces empezaba a flojear. Y as¨ª el final es algo desconcertante.

Los tres int¨¦rpretes, Pere Eugeni Font, Gonzalo Cunill y Jordi Bosch, est¨¢n estupendos. Con todo, ¨¦sta es una pieza que invita a una cierta reflexi¨®n, aunque sea a la ligera y en broma.