Segunda ensaladera

Espa?a tard¨® 40 a?os, tras su ingreso en la ¨¦lite del tenis mundial, en ganar la Copa Davis; la segunda, s¨®lo cuatro. Cuando Manolo Santana venc¨ªa en su primer torneo de Grand Slam, en Roland Garros, en 1961, avisaba de que un nuevo y entonces sorprendente gran competidor entraba en liza. Era, inicialmente, la proeza de un solo hombre que aseguraba los dos puntos en casi cualquier eliminatoria, pero con ¨¦l llevaba la simiente que poseen ¨²nicamente los verdaderos campeones.

Desde entonces se ara?¨® en varias ocasiones el triunfo final con la colaboraci¨®n inestimable de Jos¨¦ Luis Arilla, Juan Gisbert y Manuel Orantes. La hierba hab¨ªa dejado de ser una superficie intratable para convertirse en s¨®lo un obst¨¢culo m¨¢s. Y, por fin, el a?o 2000 en Barcelona y en las pistas de tierra en las que los tenistas espa?oles llevan casi medio siglo de liderazgo, se ganaba la primera ensaladera. All¨ª el icono nacional fue Juan Carlos Ferrero. Ayer, en el estadio de La Cartuja, han sido dos los h¨¦roes: el jovenc¨ªsimo Rafael Nadal y el espl¨¦ndido veterano que ya es Carlos Moy¨¤ a sus 28 a?os. De nada serv¨ªa la apabullante victoria de EE UU en el doble.

El presente y el futuro del tenis espa?ol no pueden ser m¨¢s prometedores. Su l¨ªder indiscutible hoy es Moy¨¤, y su delf¨ªn, Nadal: que ambos sean mallorquines permitir¨¢ a los amantes de la pol¨ªtica recreativa decir que ha sido Mallorca quien ha ganado la Copa Davis. Entre los dos, Ferrero, que a sus 24 a?os ha alcanzado la veteran¨ªa de uno y conserva el br¨ªo, ¨²ltimamente lacerado por las lesiones, del benjam¨ªn. Con ese tr¨ªo vertebrando a otros formidables jugadores j¨®venes, Espa?a, que ha participado en tres finales de la Davis en los ¨²ltimos cinco a?os, aspira a que haya ensaladeras para rato.