Vidas no tan ejemplares
TVE compra la serie 'Desperate housewives', el ¨¦xito de la temporada en EE UU
Aunque las vidas ejemplares esconden a menudo una profunda infelicidad, a la televisi¨®n no le suele gustar ese retrato de la desdicha. La serie Desperate housewives (Amas de casa desesperadas) se salta esa premisa para describir a cuatro mujeres cuya existencia, sin que nadie lo sepa, est¨¢ marcada por una impenetrable frustraci¨®n personal. La serie habla de la maternidad, la sexualidad y el aburrimiento a trav¨¦s de cuatro personajes que parecen reales hasta en sus momentos m¨¢s absurdos. Es un ¨¦xito sin precedentes en Estados Unidos cuando apenas se han emitido media docena de episodios. Televisi¨®n Espa?ola ha comprado la serie, que emitir¨¢ el pr¨®ximo a?o.
Hay momentos espor¨¢dicos en la historia de la televisi¨®n que conjugan los elementos perfectos para la calidad y el ¨¦xito. Algunas de las mejores comedias, como Cheers o Seinfeld, estuvieron a punto de ser canceladas en sus primeras temporadas por sus rid¨ªculos niveles de audiencia; eran otros tiempos, una ¨¦poca en la que estaba permitida la paciencia. Por el contrario, Desperate housewives es uno de esos productos m¨¢gicos. Es televisi¨®n sofisticada y elegante, tan l¨²cida como para reconocer los m¨¦ritos del culebr¨®n tradicional e integrarlos sin rubor. Puede que sea s¨®rdida y triste en su mensaje, pero lo compensa con perfectas dosis de comedia y un reparto espectacular.
Desperate housewives narra la vida te¨®ricamente mon¨®tona de cuatro mujeres que coinciden en la calle de Wisteria Lane, en una zona residencial de lo que en EE UU denominan "los suburbios" y en Espa?a "las afueras". Son cuatro mujeres de Majadahonda (Madrid) o Sant Cugat (Barcelona), cuatro personalidades con razones distintas para la desesperaci¨®n.
Hace algunos a?os, un anuncio de seguros que se emit¨ªa en EE UU comenzaba con una voz en off que dec¨ªa: "Esta persona tiene todo aquello a lo que se puede aspirar en la vida: un buen trabajo, una casa en las afueras y dos coches en el garaje". Desperate housewives parece escrita para combatir ese axioma y para indagar en las razones que conducen a la infelicidad. Susan (Teri Hatcher) ha cumplido los 40, est¨¢ divorciada y se niega a dar por concluida su vida sexual. Gabrielle (Eva Longoria) se cas¨® con su marido s¨®lo por su dinero y ya ni se molesta en ocultarlo. Bree (Marcia Cross) es la perfecta ama de casa, tan entregada a este empe?o como para haber aplastado sus propios sentimientos conyugales y maternales. Y Lynette (Felicity Huffman) dej¨® su trabajo de abogada para criar a unos hijos que hasta a ella misma le parecen monstruosos. Las cuatro viven vidas sigilosamente desesperadas, especialmente al comprobar, como ver¨¢n los espectadores en el primer episodio, que la quinta amiga del grupo, intachable madre y esposa, acaba de pegarse un tiro. La voz en off de la difunta narra el d¨ªa a d¨ªa de Wisteria Lane.
El guionista, Marc Cherry, que trabaj¨® en Las chicas de oro, se define como "un republicano homosexual algo conservador", y asegura que su intenci¨®n era "escribir sobre las decisiones que tomamos en la vida y lo que ocurre cuando nos equivocamos". La serie tiene un m¨¦rito m¨¢s: ha demostrado su irreverencia al escandalizar por igual a organizaciones conservadoras y feministas.

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