Angustia en el hospital
Mi madre entra en un hospital p¨²blico madrile?o con v¨®mitos y mareos a las 17.30. La sientan en una silla, porque no hay camillas libres. Como tiene 82 a?os y problemas de audici¨®n, consigo que se me permita acompa?arla. Mi madre contin¨²a mare¨¢ndose, apoya su cabeza en mi hombro. Pasan las horas.
La dejo un momento sola para ir a preguntar, una vez m¨¢s, qu¨¦ pasa con unas pruebas que le han hecho. Viene un vigilante y me dice a m¨ª y a otros acompa?antes que debemos marcharnos, pues la saturaci¨®n es tal que no pueden trabajar. Escucho un revuelo. Una acompa?ante de otro enfermo sale a buscar ayuda, pues mi madre pierde el conocimiento. Mi madre tiene convulsiones y necesita reanimaci¨®n. Hay casi cincuenta enfermos y apenas dos o tres m¨¦dicos. Hacen lo que pueden. Desalojan a otro enfermo de una camilla. Mi madre tiene fr¨ªo, pedimos mantas. No hay. S¨®lo s¨¢banas. Me quito el abrigo y la cubro con mi cuerpo y el abrigo de otro enfermo. Mi madre contin¨²a vomitando y con convulsiones. Son las dos de la ma?ana, mi madre sigue en la camilla, rodeada de enfermos, sin espacio entre ellos, y sin que est¨¦n los resultados de las pruebas. M¨¦dicos y enfermeras reconocen el caos de la situaci¨®n. Cuentan que as¨ª llevan meses, nos piden que protestemos. De madrugada pasamos a observaci¨®n. Un mont¨®n de camas con enfermos se distribuyen a trav¨¦s de los pasillos, dementes que se quitan los pa?ales, mujeres, hombres, enfermos con problemas de drogadicci¨®n... No hay intimidad, pero, al menos, hay m¨¢s m¨¦dicos y enfermeras. Gracias a todos ellos por su dedicaci¨®n y amabilidad.
Se?ora Esperanza Aguirre, ?ad¨®nde va usted cuando enferma un familiar? Seguro que no pasa por este calvario. Oc¨²pese de los problemas que le conciernen y deje de pensar por qu¨¦ no est¨¢n "en ese lugar" que creen que les pertenece por derecho. Por cierto, "ese lugar" no es patrimonio de nadie, es de todos, lo ocupan quienes han querido los hombres y mujeres de este pa¨ªs, y que libremente decidieron el pasado 14 de marzo. Deje de crisparnos y p¨®ngase a trabajar.
Sopa de letras navide?a, pocas luces navide?as
Concha Hern¨¢ndez. Madrid.
Antes de expresar mi desconcierto, pido perd¨®n por mi ignorancia (que sin duda es mucha en este caso). Desde hace algo m¨¢s de una semana, cada vez que paso en coche por Recoletos (entre la diosa y el descubridor, o viceversa) me pregunto qu¨¦ nos pasa (o, como dir¨ªa Marvin Gaye, What's going on?).
Se aproxima la Navidad, esa ¨¦poca del a?o que tantas almas c¨¢ndidas esperan con ilusi¨®n indescriptible y otras tantas menos c¨¢ndidas odian sin explicaci¨®n aparente.
Y, mientras medio mundo civilizado (y cristianizado) recupera esas tradiciones inamovibles que llenan nuestros corazones de alegr¨ªa y nos incitan al consumo irrefrenable, en medio de avalanchas sin control, mucho gastar, m¨¢s comer y mucho m¨¢s beber, nos sorprende la osad¨ªa de nuestros gobernantes locales; empujan a Madrid a la vanguardia de la modernidad convirtiendo una de nuestras v¨ªas m¨¢s transitadas en una aut¨¦ntica sopa de letras indescifrable.
Conserva, compota, canela, vino; ternura, lastre, testigo, lumbre; fantasma, canuto, seda, orgullo; urbe, merienda, torrija, mechero; maleta, cansancio, d¨®nde dormir; rabia, mentira, escoria, rechazo... y as¨ª hasta superar la treintena de grupos, todos ellos escrupulosamente organizados en filas que se iluminan alternativamente y cuelgan amenazadoras sobre nuestras cabezas.
?Qu¨¦ ha sido del portal, la Virgen, San Jos¨¦, el Ni?o, las campanas, los peces en el r¨ªo, las bolas y el espumill¨®n? Apuesto por la renovaci¨®n, pero tanta novedad me confunde.
?Nos propone nuestro excelent¨ªsimo Ayuntamiento alg¨²n tipo de acertijo? ?Pretende culturizarnos nuestro alcalde aprovechando la partida presupuestaria destinada a la iluminaci¨®n navide?a de la urbe?
?O acaso trata de distraernos de los inevitables atascos, despertar nuestra vena literaria, ayudarnos a olvidar la pasta que nos gastamos justo antes de las rebajas o facilitarnos un culpable mudo de nuestros deslices al volante?
?Se trata de alg¨²n juego psicol¨®gico destinado a poner a prueba nuestro intelecto o s¨®lo se pretende que nos devanemos los sesos infructuosamente y enviemos a los medios cartas como ¨¦sta en busca de una raz¨®n? Que alguien me lo explique.
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