Reflexi¨®n tras el puente
Recientemente se conmemor¨® "el d¨ªa de las v¨ªctimas de accidentes de tr¨¢fico".
Mi trabajo habitual consiste en valorar las secuelas de estas personas, tanto en compa?¨ªas aseguradoras como en la valoraci¨®n de la discapacidad seg¨²n R. D. 1971/99. Por ello, tengo una sensibilizaci¨®n especial con este tema.
Me asombra que entre todas las medidas preventivas que se barajan (control de alcoholemia, control de velocidad, revisi¨®n de veh¨ªculos [ITV], acondicionamiento de calzadas, etc¨¦tera) siempre se pase por alto una medida que en mi opini¨®n deber¨ªa ser esencial y prioritaria: reformar el sistema actual de reconocimiento m¨¦dico y psicol¨®gico por el que se eval¨²a la capacidad de conducci¨®n.
Como usuarios, todos conocemos el parip¨¦ burocr¨¢tico que se realiza en estos centros de reconocimiento. En primer lugar, no son centros p¨²blicos, sino privados y regentados muchos de ellos por profesionales de nula cualificaci¨®n espec¨ªfica. Su objetivo para no perder clientela es otorgar cuantos m¨¢s dict¨¢menes posivos, mejor.
La valoraci¨®n m¨¦dica que se realiza es exclusivamente deagudeza visual y capacidad auditiva. El resto son simples preguntas que subjetivamente responde el reconocido. No exigen ning¨²n documento m¨¦dico oficial que descarte el padecimiento de patolog¨ªas peligrosas para la conducci¨®n de veh¨ªculos.
El examen psicol¨®gico, tan burdo o m¨¢s que el m¨¦dico, se basa estrictamente en pruebas de psicomotricidad y reflejos, dejando a un lado la exploraci¨®n de aquellas afecciones ps¨ªquicas relacionadas con la conducci¨®n peligrosa: patolog¨ªa mental, conductas agresivas, trastornos de personalidad, h¨¢bitos t¨®xicos, etc¨¦tera.
Tras un accidente en cuya g¨¦nesis ha intervenido directamente cualquiera de estas afecciones no detectadas (por no exploradas) en centros de reconocimiento, ?qui¨¦n les pide responsabilidad?
Por todo ello, considero esencial en la prevenci¨®n de accidentes de tr¨¢fico que la valoraci¨®n de la capacidad psicof¨ªsica para la conducci¨®n de veh¨ªculos no sea realizada en centros privados como los actuales, carentes de medios t¨¦cnicos y humanos, exentos de responsabilidad m¨¦dico-legal cuando se produce un siniestro en cuya etiolog¨ªa han intervenido, ya que capacitan a conductores con patolog¨ªas incompatibles con la conducci¨®n.
Esta capacitaci¨®n ha de ser certificada por profesionales p¨²blicos, conocedores de la historia cl¨ªnica del conductor.
Mientras no se tomen medidas en este sentido, los centros de reconocimiento no son m¨¢s que un absurdo tr¨¢mite burocr¨¢tico.
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