Inesperada maravilla
En el argot cinematogr¨¢fico com¨²n a cr¨ªticos y cin¨¦filos, una "peque?a pel¨ªcula" suele designar un producto carente de actores importantes, sin efectos especiales ni grandiosidad de ning¨²n tipo (es decir, en la que no ha habido una gran inversi¨®n econ¨®mica), pero tocada por ese intangible art¨ªstico que es la inspiraci¨®n. En ocasiones, las peque?as pel¨ªculas se revisten de una forma poco estridente para contar una historia que parece meramente anecd¨®tica, pero tras la cual palpita nada m¨¢s y nada menos que la vida. El caso que nos ocupa es de ¨¦sos, agrandado, adem¨¢s, porque el origen del filme es tan ex¨®tico como Uruguay (tan s¨®lo En la puta calle, de Beatriz Flores, coproducida con Espa?a, se estren¨® aqu¨ª), un pa¨ªs que cuenta s¨®lo por unas pocas docenas el n¨²mero de t¨ªtulos que ha sido capaz de producir en casi un siglo.
WHISKY
Direcci¨®n: Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll. Int¨¦rpretes: Andr¨¦s Pazos, Mirella Pascual, Jorge Bolani, Ana Katz, Daniel Hendler. G¨¦nero: drama, Uruguay-Argentina-Espa?a, 2003. Duraci¨®n: 105 minutos.
Pero a decir verdad, Whisky, una pel¨ªcula que es tambi¨¦n coproducci¨®n con Espa?a, viene de atr¨¢s, concretamente de una a¨²n m¨¢s modesta producci¨®n llamada 25 watts que, v¨ªa festivales, ya puso en antecedentes sobre la existencia de dos j¨®venes creadores, Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, que apuntaban algo m¨¢s que maneras. Un cine de j¨®venes y para j¨®venes parec¨ªa aqu¨¦l, que hablaba de hast¨ªo, del d¨ªa a d¨ªa en un pa¨ªs en crisis, de la falta de oportunidades. Y que lo hac¨ªa con un sentido del humor soterrado y sutil, como no queriendo incomodar a nadie, pero logrando justamente lo contrario: incomodar, y mucho, a unos cuantos.
Los personajes de Rebella y Stoll han crecido en ¨¦ste, su segundo largometraje. A decir verdad, andan ya en la cincuentena, han sido y son bastante maltratados por la vida y se aferran, como sin querer, a una cotidianidad hecha de rutinas, de h¨¢bitos mec¨¢nicos, de sentimientos cuidadosamente ocultos tras el ¨¢spero disfraz del d¨ªa a d¨ªa. Hay en el filme dos niveles cuidadosa, delicadamente intercomunicados. Uno es en el que se mueven sus tres protagonistas, dos hermanos jud¨ªo-uruguayos, Jacobo y Herman, que hace a?os no se ven porque el segundo vive en Brasil, y la empleada de confianza de Jacobo, a la que ¨¦ste convence sin dificultad alguna para que se preste a interpretar, por unos d¨ªas, la comedia de que es su esposa.
En el otro nivel est¨¢ el resto: la mirada el¨ªptica, pero no menos punzante, sobre una realidad gris, de inmensa chatura y mec¨¢nica consistencia, que se manifiesta tanto en las relaciones entre las (pocas) empleadas del taller de Jacobo y de ¨¦ste con sus clientes, como en los gestos rutinarios que repiten de d¨ªa en d¨ªa, hasta en las acciones que postergan casi sin darse cuenta; en ese balneario, Piri¨¢polis, en el que transcurre un miniviaje de los hermanos y la supuesta cu?ada, y en ese karaoke que visitan, tan desangelado, tan vitri¨®licamente c¨®mico como corro¨ªdo por el deterioro del tiempo, tanto como todos los paisajes de ese Montevideo oto?al en el que transcurre la acci¨®n del filme.
Humor
Pero Whisky no ser¨ªa la extraordinaria, inteligente pel¨ªcula que es sin el humor fin¨ªsimo que se filtra entre sus fotogramas. Toda la cr¨ªtica, sin excepci¨®n, ha apuntado ya que el filme se parece extra?amente al cine de Aki Kaurism?ki con esos personajes aparentemente impasibles a los que les ocurren las mayores atrocidades. Y como el finland¨¦s, los autores uruguayos observan a los suyos desde una distancia que les permite una mirada a un tiempo inquisidora y respetuosa, reveladora de sus fracasos, de sus sue?os gastados, de su porvenir sin salidas. Y quieren a sus personajes, y los respetan; y lo que emerge de las poderosas im¨¢genes de esta pel¨ªcula a la que no sobra un solo plano es un inmenso retrato de fracasados hecho con humor, con ternura, con sabidur¨ªa: una pel¨ªcula, lo adivin¨® ya el lector, de visi¨®n sencillamente imprescindible para cualquier persona sensata.
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