Contra insidias, datos
En su comparecencia ante la comisi¨®n del 11-M, el presidente del Gobierno, Rodr¨ªguez Zapatero, eligi¨® un tono fr¨ªo, apoyado en datos e informes de los servicios de informaci¨®n de la polic¨ªa, para hacer frente a las acusaciones e insinuaciones m¨¢s bien calientes del portavoz del PP, Eduardo Zaplana, sobre el comportamiento del propio Zapatero y su partido antes y despu¨¦s de los atentados. El resultado fue poner en evidencia la inconsistencia de la estrategia de deslegitimaci¨®n que ha venido desplegando el PP desde el d¨ªa siguiente al de su derrota electoral: primero, ligando esa derrota a comportamientos desleales de los socialistas en las horas que siguieron a los atentados; m¨¢s tarde, acusando al nuevo Gobierno de no querer investigar la pista etarra, lo que constituye en s¨ª mismo una deslegitimaci¨®n de las instituciones democr¨¢ticas. Frente a las insidias, Zapatero cumpli¨® con el deber de aportar informaci¨®n.
Una importante revelaci¨®n de Zapatero fue la de sus conversaciones consecutivas con Aznar y Rajoy, el 11-M por la ma?ana. De ellas se deduce que Aznar opt¨® deliberadamente por asumir de manera unilateral la convocatoria de la manifestaci¨®n del d¨ªa siguiente, en t¨¦rminos muy reveladores de su mentalidad y tambi¨¦n de su actitud: "Yo convoco y el que no quiera que no venga". El propio Rajoy acept¨® dar una respuesta a la sugerencia de Zapatero de reunir a la Diputaci¨®n Permanente del Congreso o, al menos, a los firmantes del Pacto Antiterrorista. Pero no hubo tal respuesta, y tampoco a las ulteriores gestiones del diputado Rubalcaba en el mismo sentido. Esto contradice la versi¨®n que dio Aznar en su comparecencia. Zapatero cit¨® una entrevista period¨ªstica de Rajoy en la que ¨¦ste reconoc¨ªa que el entonces l¨ªder de la oposici¨®n le hab¨ªa sugerido convocar el Pacto. Muchas de las cuestiones en debate sobre aquellos d¨ªas se entienden mejor a la luz de esa negativa de Aznar a compartir -como se hizo, por ejemplo, tras el golpe del 23-F- la respuesta democr¨¢tica al desaf¨ªo.
Zapatero sostuvo que desde la tarde del d¨ªa de los atentados -tras la aparici¨®n de la furgoneta con la cinta cor¨¢nica- no hab¨ªa dos pistas, una de las cuales ser¨ªa m¨¢s veros¨ªmil, sino s¨®lo una: la del terrorismo islamista; y que, por tanto, a partir de ese momento el Gobierno promovi¨® un interesado "enga?o masivo". Los responsables policiales que declararon ante la comisi¨®n fueron menos categ¨®ricos; dijeron que a partir de la noche de ese d¨ªa la sospecha principal se hab¨ªa desplazado de ETA a Al Qaeda. El problema es que Acebes mantuvo esa hip¨®tesis como prioritaria hasta la noche del 13, pese a que, como reconoci¨® luego en una entrevista, no hab¨ªa ning¨²n indicio que la avalase.
Zaplana hizo suya la obsesi¨®n por una segunda oportunidad, en el sentido de sugerir que se estaba evitando investigar cualquier pista sobre la posible conexi¨®n de los autores materiales con ETA. Se trata de una acusaci¨®n grave, que no s¨®lo afecta al Gobierno, sino a los jueces y a las fuerzas de seguridad. Evitando entrar en un debate de hip¨®tesis, y benefici¨¢ndose de la posibilidad de todo Gobierno de contar con documentaci¨®n de los servicios del Estado, Zapatero ley¨® varios informes de la Comisar¨ªa de Informaci¨®n en los que se concluye que no hay datos que acrediten esa conexi¨®n. Los informes sonaron muy profesionales: ETA no necesitaba comprar explosivos por aquellos meses; no roba coches en colaboraci¨®n con delincuentes habituales; los contactos en prisi¨®n fueron personales, etc¨¦tera. Zapatero concluy¨® diciendo que, efectivamente, como dijo Aznar, los cerebros del atentado no estaban en desiertos lejanos, sino "aqu¨ª cerca: en Lavapies o en Legan¨¦s". M¨¢s tarde a?adi¨® un argumento nuevo: los terroristas act¨²an para que se sepa que act¨²an; es absurdo pensar que ETA organiz¨® un atentado para que lo reivindicaran otros.
El futuro del Pacto
El presidente reconoci¨® varias veces los aciertos del anterior Gobierno en la lucha contra ETA y record¨® su propia insistencia en suscribir el Pacto Antiterrorista y la utilidad que el mismo hab¨ªa tenido. Pero consider¨® incoherente, a la luz de los hechos, el empecinamiento de Aznar y los suyos en no reconocer fallo alguno en relaci¨®n al terrorismo islamista. Para hacer frente a ese terrorismo propuso un pacto de todos los partidos democr¨¢ticos. El portavoz de CiU, Jordi Jan¨¦, volvi¨® a sugerir que se aprovechase la oportunidad para abrir el actual Pacto Antiterrorista a otros partidos, eliminando los contenidos "que excluyen a formaciones nacionalistas". Uno de los efectos m¨¢s positivos del Pacto fue, seg¨²n dijo Zapatero, la Ley de Partidos, que permiti¨® sacar de la legalidad a Batasuna. El PNV, ERC y otros no firmantes del Pacto no s¨®lo estuvieron contra esa ley, sino que exigen su derogaci¨®n. Tiene raz¨®n Zapatero al proponer un nuevo pacto frente al terrorismo islamista con participaci¨®n de todos los grupos parlamentarios. Esto deber¨ªa permitir que PSOE y PP mantuvieran el pacto existente contra ETA.
Zaplana no consigui¨® que Zapatero pronunciara la palabra "condena" en relaci¨®n a las concentraciones de la v¨ªspera de las elecciones ante las sedes del PP, pero s¨ª que expresara varias veces que su partido ni convoc¨®, ni apoy¨®, ni alent¨® esas movilizaciones, y que nunca habr¨ªa promovido algo as¨ª. Incluso indic¨® que al conocer lo que estaba ocurriendo telefone¨® al secretario de organizaci¨®n del PSOE, Jos¨¦ Blanco, para indicarle que "en absoluto pod¨ªa el PSOE respaldarlo". Y si no sali¨® a decirlo en p¨²blico fue porque consideraba que un candidato no deb¨ªa hacer declaraciones en la jornada de reflexi¨®n. S¨ª lo hizo su contrincante pol¨ªtico, Mariano Rajoy, y en respuesta a esa intervenci¨®n Rubalcaba replic¨® entonces que los espa?oles no se merec¨ªan "un gobierno que les mienta", lo que el PP interpreta como un aval al acoso. Zapatero insisti¨® ayer en que la obsesi¨®n del PP por culpar al PSOE le est¨¢ impidiendo reflexionar serenamente sobre por qu¨¦ tantas personas se movilizaron exigiendo la verdad.
La participaci¨®n en la guerra de Irak increment¨® el riesgo de atentados islamistas en nuestro pa¨ªs. Afirmarlo as¨ª no es desplazar la responsabilidad de los terroristas al Gobierno. Se trata de algo que no s¨®lo dijo en su momento la oposici¨®n, sino todos los servicios de informaci¨®n e inteligencia. Lo que resulta contradictorio es afirmar a la vez que los terroristas comenzaron a planificar su atentado mucho antes de la participaci¨®n en esa guerra, y que su objetivo era un vuelco electoral. La existencia de nuevos planes tras la retirada de las tropas espa?olas demuestra que tal vez los atentados se habr¨ªan producido con o sin intervenci¨®n; pero tambi¨¦n desmiente que el objetivo fuera cambiar el signo del Gobierno. Zaplana lleg¨® a situar en el mismo plano los tres siguientes efectos de los atentados: asesinar a 192 personas, dejar 1.500 heridos y provocar un cambio de mayor¨ªa en las elecciones. Una de las pocas veces que Zapatero elev¨® ayer la voz fue para decir que hay un exceso de presunci¨®n en los pol¨ªticos que consideran que la gente no tiene criterio y vota porque alguien les teledirige o porque el miedo les hace votar en un determinado sentido.
Aznar fue quien sostuvo esa teor¨ªa ente el secretario de Defensa de Estados Unidos, seg¨²n revel¨® en su momento el propio Donald Rumsfeld. Sin embargo, lo que indicaron los sondeos a que se refiri¨® Zaplana fue que mucha gente que no pensaba votar decidi¨® hacerlo tras los atentados, como hab¨ªan pedido muchos dirigentes pol¨ªticos; precisamente para legitimar las instituciones que salieran de las urnas, a fin de que pudieran combatir con la m¨¢xima eficacia al nuevo peligro. Ser¨ªa bien parad¨®jico lamentar que los ciudadanos les hicieran caso aquel d¨ªa. Los resultados dieron la victoria al PSOE, pero tambi¨¦n dieron m¨¢s de nueve millones y medio de votos al PP: para que Gobierno y oposici¨®n contaran con la m¨¢xima representatividad para concertarse, con pacto formal o sin ¨¦l, contra el terrorismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- VIII Legislatura Espa?a
- Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero
- Pol¨ªtica nacional
- Opini¨®n
- Eduardo Zaplana
- Comparecencias parlamentarias
- 11-M
- Congreso Diputados
- Presidencia Gobierno
- Actos p¨²blicos
- Comisiones investigaci¨®n
- PSOE
- Comisiones parlamentarias
- Actos oficiales
- Atentados terroristas
- Legislaturas pol¨ªticas
- PP
- Lucha antiterrorista
- Parlamento
- Partidos pol¨ªticos
- Gobierno
- Terrorismo
- Eventos
- Administraci¨®n Estado
- Espa?a