Piratas
Siguiendo la corriente de la multitud llegu¨¦ a una gran superficie y el oleaje me arrastr¨® hasta la librer¨ªa, un mar de libros a la deriva. Novelas, ensayos, todos intentaban seducir nuestras castigadas tarjetas de cr¨¦dito. Fue entonces cuando v¨ª surgir la bandera negra de un libro de los llamados de no ficci¨®n. El t¨ªtulo me llam¨® la atenci¨®n, Pirates de la llibertat, y el nombre de su autor tambi¨¦n, Xavier Montany¨¤. Montany¨¤ (Barcelona, 1961) es un periodista conocido por sus documentales escritos y audiovisuales sobre Puig Antich, Granados y Delgado, y su participaci¨®n en programas como M¨²sica per a camaleons. Hace tiempo gan¨® el Premio Octavi Pellissa, una beca para escribir un libro al que podemos acceder previo pago de 19 euros. Es una historia de piratas, pero nada que ver con la pirater¨ªa inform¨¢tica ni con abordajes, motines y galeones hundidos por excesos de ron.
A principios de 1961, un grupo de piratas espa?oles y portugueses denominado Directorio Revolucionario Ib¨¦rico de Liberaci¨®n (DRIL) ocup¨® el trasatl¨¢ntico portugu¨¦s Santa Mar¨ªa, con casi 1.000 personas a bordo. La temeraria idea de los asaltantes aspiraba a llamar la atenci¨®n sobre las dictaduras de Franco y Salazar y, aprovechando el viaje, llegar hasta Guinea y organizar un levantamiento armado. Los piratas nunca llegaron a cumplir su sue?o y s¨®lo consiguieron tener en vilo a la opini¨®n p¨²blica, a los pasajeros y a las autoridades de Espa?a, Portugal, Brasil, EE UU y el Reino Unido, protagonistas de una carambola diplom¨¢tica con mucho ruido y muchas nueces. Entonces parte de la izquierda consideraba leg¨ªtima la lucha armada e, inspirada por el castrismo, llamaba a la guerrilla en muchos lugares del mundo. Montany¨¤ ha reconstruido aquel episodio y lo ha ordenado en un relato que permite descubrir una realidad que no se qued¨® en el antifranquismo, sino que abarc¨®, probablemente con m¨¢s entusiasmo que eficacia, todos los ¨¢mbitos de la solidaridad internacional revolucionaria. De acuerdo con la versi¨®n oficial, los asaltantes eran criminales, pero hay que desconfiar de las versiones oficiales, casi tanto como de los recuerdos. Con a?os y distancia de por medio, Montany¨¤ narra este episodio, a ratos heroico, a ratos inveros¨ªmil, sintom¨¢tico de un momento pol¨ªtico marcado por la persistencia insultante del franquismo y la atomizaci¨®n del exilio republicano. Los personajes de esta aventura hispano-portuguesa se apoderaron del trasatl¨¢ntico, le cambiaron el nombre (de Santa Mar¨ªa a Santa Liberdade) y abolieron las diferencias clasistas del pasaje. Libertarios, guerrilleros o defensores de utop¨ªas solidarios con fusilados y desaparecidos combat¨ªan el colonialismo de posguerra sin tener en cuenta que sus enemigos pod¨ªan estar no s¨®lo en el ej¨¦rcito, sino en los servicios de inteligencia de las dictaduras, en los personalismos y en c¨®digos m¨¢s propios del hampa que de una causa justa. Como tel¨®n de fondo, una contradicci¨®n recurrente: ?Cu¨¢l es la frontera entre un acto revolucionario y un acto terrorista? Escribe Montany¨¤ que el desconocimiento del pasado puede servir para absolver el presente. Y, renunciando a la imparcialidad as¨¦ptica, expresa una reflexi¨®n que vale la pena compartir: "L'¨²nic que es pot fer ¨¦s exposar el que s'ha dit, i el que sembla que van fer els protagonistes. No es poden treure conclusions, ni pretendre que el que afirmem ¨¦s veritat. Amb els anys, la desinformaci¨® germina en els cervells, en els documents dels arxius, en les informacions period¨ªstiques, de tal manera que acaba confortant una nova veritat, aix¨ª com la veritat, tractada com a mentida aleshores, amb el temps es va difuminant".
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