Renata Tebaldi, soprano, considerada como la rival de mar¨ªa callas
La gran soprano Renata Tebaldi falleci¨® ayer en San Marino, como consecuencia de una enfermedad que se hab¨ªa ido agravando en los ¨²ltimos meses. Tebaldi alcanz¨® su plenitud entre finales de los a?os cuarenta y primeros de los setenta del siglo XX, periodo que supone una edad de oro para el canto. Ten¨ªa una voz hermosa, una t¨¦cnica apabullante, un sentido de la musicalidad excelso y un perfeccionismo en el l¨ªmite de lo enfermizo. Su tesitura de l¨ªrico-spinto facilitaba su lucimiento en personajes de Verdi y Puccini, sus autores preferidos, por otra parte.
A la historia ha pasado su rivalidad con Mar¨ªa Callas en aquellos a?os. "Se centraba m¨¢s en los celos de los fans que en nuestras carreras", declar¨® en cierta ocasi¨®n Tebaldi. Ten¨ªa raz¨®n. Los repertorios de ambas eran bien diferentes. M¨¢s centrado en el belcantismo rom¨¢ntico, Callas; m¨¢s desplaz¨¢ndose hacia el verismo y Puccini, Tebaldi. Callas se met¨ªa adem¨¢s en la piel de sus personajes, ten¨ªa una fuerte habilidad psicol¨®gica, era una gran actriz tr¨¢gica. Tebaldi hac¨ªa siempre de Tebaldi. Era austera, de una grandeza est¨¢tica, delicada, cuidadosa hasta el delirio con el m¨¢s m¨ªnimo detalle, exquisita. Eran personalidades tan alejadas que la rivalidad no ten¨ªa por qu¨¦ haber existido. Pero existi¨®, y dio lugar a cientos de p¨¢ginas en los peri¨®dicos y a todo tipo de historias, reales o inventadas. Se cuenta, por ejemplo, que a cierta representaci¨®n en La Scala, feudo de Callas, acudieron un d¨ªa multitud de incondicionales de Tebaldi que al final bombardearon el escenario de frutas y verduras en vez de flores. Callas, corta de vista en aquel entonces, no lo percibi¨® de inmediato pero cuando se dio cuenta pidi¨® silencio y pregunt¨® a sus increpadores d¨®nde hab¨ªan conseguido verduras tan frescas sin estar en temporada.
Tebaldi hab¨ªa nacido en 1922 en Pesaro, lugar en el que tambi¨¦n vino al mundo Rossini. All¨ª -y en Parma- estudi¨®. Su salto a la fama fue debido a Toscanini, que le invit¨® a la gala de reapertura de La Scala en 1946 despu¨¦s de la II Guerra Mundial. El cr¨ªtico Rodolfo Celletti dijo de ella que "no hubo otra voz similar por belleza de tono, cremosidad, color y amplitud, una voz de belleza suprema, en el timbre, en el acento y en el legato". Una de sus grandes bazas fue la homogeneidad de la voz. Manten¨ªa la misma calidad en una gran extensi¨®n. Otras bazas fueron su simpat¨ªa y su discreci¨®n.
Contribuy¨® a la recuperaci¨®n de ¨®peras olvidadas como Hern¨¢n Cort¨¦s, de Spontini, o El siglo de Corinto, de Rossini, pero sus grandes papeles fueron en las ¨®peras de toda la vida como La traviata, Otelo, La forza del destino, Adriana Lecouvreur (estas dos ¨²ltimas en la temporada de Bilbao de la ABAO en 1962), Tosca, Aida, La Gioconda, Don Carlo o Andrea Chenier, entre otras.
"Cantar me ha permitido expresar lo m¨¢s profundo de mi alma. Recibo cartas del mundo entero, se me para en la calle para decirme gracias. Es la recompensa de todos los esfuerzos que he realizado", manifest¨® en una entrevista. Sus compa?eros de profesi¨®n la adoraban. Los elogios hacia ella ven¨ªan por la menor excusa desde Montserrat Caball¨¦, Marilyn Horne o Giuseppe DiStefano a Carlo Bergonzi, Joan Sutherland o Mario del Monaco.
La que fuera una de las cantantes m¨¢s importantes del planeta en los cincuenta o los sesenta se retir¨® sin hacer ruido a comienzos de los setenta. En el Palau de Barcelona se le rindi¨® un gran homenaje en diciembre de 1974. Y en la funci¨®n de la tarde se le rindi¨® ayer un homenaje en el Teatro Real de Madrid. Despu¨¦s public¨® unas Memorias. Luego fue desapareciendo con una sencillez y una modestia ejemplares. ?nicamente la muerte ha vuelto a traer el recuerdo emocionado de una de las cantantes m¨¢s importantes de toda la Historia. Una cantante grande, irrepetible.
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