M¨¢s de 20.000 v¨ªctimas de la represi¨®n del reinado de Hassan II exigen una reparaci¨®n
La mayor¨ªa de las peticiones proceden de zonas rurales y del antiguo S¨¢hara espa?ol
La Instancia Equidad y Reconciliaci¨®n ha recibido 22.272 solicitudes de reparaci¨®n, un 40% fuera de plazo, de otras tantas v¨ªctimas de la represi¨®n que se abati¨® sobre Marruecos desde poco despu¨¦s de la independencia, en 1956, hasta el fin del reinado de Hassan II, en 1999. La mayor¨ªa de las solicitudes (79%) relata casos de detenci¨®n arbitraria (secuestro) acompa?ada por torturas. S¨®lo el 2,5% son de desapariciones de personas apresadas por las fuerzas del orden p¨²blico y que nunca volvieron a ser vistas con vida. Un 0,3% est¨¢ relacionado con los muertos civiles durante los disturbios callejeros.
Muchos gendarmes y militares implicados en la represi¨®n siguen hoy en sus puestos
El origen geogr¨¢fico de las solicitudes ha sorprendido a la direcci¨®n del organismo. Lejos de pertenecer a los grandes centros urbanos, la mayor¨ªa relativa (25,64%) procede de la regi¨®n de Tadla Azilal, en el centro del pa¨ªs, al este de Marraquech, muy d¨ªscola durante los a?os sesenta. En segundo lugar figura el antiguo S¨¢hara espa?ol, con el 23,57%. Casablanca, el feudo de la izquierda, s¨®lo representa el 5,53%.
Del Rif, cuya sublevaci¨®n contra la monarqu¨ªa fue brutalmente aplastada en 1958, "s¨®lo han llegado 180 peticiones, la mayor¨ªa fuera de plazo", se?ala Driss el Yazami, uno de los responsables de la IER. "Esto nos hace pensar que los recuerdos dolorosos tardan en aflorar y que algunas v¨ªctimas no se han animado a dirigirse a nosotros", agrega.
A los habitantes de otras regiones o zonas del pa¨ªs les resulta m¨¢s f¨¢cil expresar sus reivindicaciones, porque no est¨¢n tan sepultadas o porque lo que sucedi¨® en su tierra fue, probablemente, m¨¢s grave de lo que se cree. "Todo esto brinda elementos para que los historiadores puedan rescribir la historia de Marruecos desde la independencia", asegura el Yazami.
Esa nueva historia precisar¨¢ algunos hechos y revelar¨¢ incluso algunos otros, pero no incluir¨¢, por ahora, los nombres de los verdugos que torturaban o regentaban las grandes comisar¨ªas o los centros clandestinos de detenci¨®n, donde la mayor¨ªa de los reos acabaron falleciendo.
A los 200 ex presos pol¨ªticos a los que dar¨¢ la palabra para narrar sus vicisitudes, la IER s¨®lo les ha prohibido una cosa: pronunciar los nombres de sus torturadores. S¨ª pueden, en cambio, decir que los malos tratos se los infligi¨® la Gendarmer¨ªa, la polic¨ªa pol¨ªtica, los funcionarios de prisiones, etc¨¦tera.
"Soltar nombres en antena es correr el riesgo de difamar", advierte Driss Benzekri, presidente de la IER. "Cuando dan nombres, las v¨ªctimas carecen, generalmente, de pruebas". "Aquellas v¨ªctimas que lo desean pueden llevar a sus supuestos verdugos ante los tribunales", concluye.
Algunas organizaciones de derechos humanos, como la prestigiosa Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos (AMDH), han rechazado colaborar con la IER a causa de esta limitaci¨®n. En cambio, la mayor¨ªa de las v¨ªctimas que, desde ayer, brindan su testimonio, la aceptan. "Tuve siempre los ojos vendados y nunca les pude ver", recuerda Mar¨ªa Ezzaouini, que estuvo 15 meses secuestrada. "Por tanto, no les podr¨ªa denunciar".
"Adem¨¢s, los que me pegaban eran meros ejecutores, instrumentos de un sistema dirigido desde mucho m¨¢s arriba", prosigue. Los tres grandes jefes del aparato represivo fueron, primero, el general Mohamed Ufkir, al que Hassan II oblig¨® a suicidarse en 1972, despu¨¦s de que hubiese participado en un frustrado golpe de Estado para derrocarle. Le sucedi¨® el general Amed Dlimi, muerto en un sospechoso accidente de coche en 1983.
Ese a?o Driss Basri, un civil, se hizo cargo del aparato policial. Hasta su muerte, en 1999, Hassan II tuvo plena confianza en su ministro del Interior. Nada m¨¢s acceder al trono Mohamed VI empez¨®, sin embargo, a recortar sus poderes retir¨¢ndole, por ejemplo, el control de la temible polic¨ªa secreta (DST) y, en noviembre de 1999, le destituy¨®. Hoy d¨ªa vive exiliado en Par¨ªs, desde donde multiplica las declaraciones cr¨ªticas con el sistema marroqu¨ª.
Algunos de sus subordinados y muchos fiscales, gendarmes y militares implicados en la represi¨®n siguen hoy d¨ªa en sus puestos o desempe?an otras responsabilidades. La AMDH public¨®, en 2000, una lista de algunos de ellos que ocupaban cargos. Las v¨ªctimas quieren que, como m¨ªnimo, sean purgados. "Deseo que sean poco a poco apartados, suavemente, sin rencor", afirma Ahmed Herzenni, izquierdista que pas¨® 12 a?os en prisi¨®n.
Ezzaouini es algo m¨¢s dr¨¢stica: "Me gustar¨ªa que se les margine, que se les juzgue y que cumplan la pena a la que hayan sido condenados". "Ser¨ªa una lecci¨®n para ellos y para los que hoy en d¨ªa tienen la tentaci¨®n de recurrir a los mismos m¨¦todos", a?ade.
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