Pluralidad de lenguas: ?problema o riqueza?
En el Tercer Congreso de la Lengua Espa?ola celebrado recientemente en Rosario, Argentina, bajo el patrocinio de las Academias de la Lengua Espa?ola y del Instituto Cervantes, se atendi¨® tambi¨¦n al tema de las lenguas que han convivido y hasta hoy conviven muy de cerca con la espa?ola. Se continu¨® as¨ª una tradici¨®n nacida en el Primer Congreso reunido en Zacatecas, M¨¦xico, y reforzada en el Segundo, en Valladolid, Espa?a.
Partiendo del reconocimiento de la existencia de esas lenguas, se plante¨® la cuesti¨®n referente a sus relaciones con el castellano. Ello abarc¨® las varias lenguas que se hablan en Espa?a: vascuence, catal¨¢n, valenciano y gallego, ¨¦ste muy cercano al portugu¨¦s. La mira se abri¨® paralelamente a los muchos idiomas ind¨ªgenas hablados en los pa¨ªses hispanoamericanos.
Los participantes en un panel o mesa redonda, que tuve el honor de coordinar, fueron conocidos ling¨¹istas de varios pa¨ªses hispanoamericanos y de Espa?a. Nuestras reflexiones y debates se concentraron en los siguientes temas: ?cu¨¢l ha sido el pasado de esas lenguas y cu¨¢les son sus distintas situaciones en el presente? ?Qu¨¦ influencia ha ejercido el castellano sobre ellas y qu¨¦ aportaciones ha recibido de las mismas? ?Qu¨¦ formas de actuaci¨®n son recomendables ante la realidad insoslayable de una gran pluralidad de lenguas en el ¨¢mbito de los pueblos y pa¨ªses en los que el espa?ol es lengua mayoritaria?
Sobre el pasado de las lenguas en cuesti¨®n se reconoci¨® que ¨¦ste ha sido muy diferente en el caso de los distintos idiomas. Se hizo notar que algunos, como el vascuence y muchos de los vern¨¢culos del Nuevo Mundo, se hablaron antes que el castellano. ?ste, en su expansi¨®n, afect¨® inevitablemente a esas lenguas. Se admiti¨®, en consecuencia, que los hablantes del castellano nombrado ahora espa?ol tienen una responsabilidad moral frente a los idiomas que en su penetraci¨®n ha afectado esta lengua. En otras palabras, se reconoci¨® que los gobiernos, las entidades dedicadas al cultivo y preservaci¨®n de la lengua espa?ola y la sociedad civil deben tomar conciencia de la existencia de todos estos idiomas y asumir una postura frente a ellos.
Cuesti¨®n ¨ªntimamente relacionada con la anterior fue preguntarse si tal realidad constituye un problema o una riqueza. Se record¨® que en el pasado ha habido gobernantes y otras entidades y personas que propugnaron por la imposici¨®n universal del espa?ol tanto en el Nuevo Mundo como en Espa?a. Consecuencia de esto fue que las otras lenguas quedaran muchas veces confinadas a regiones de refugio. En M¨¦xico, para dar un ejemplo, el arzobispo Lorenzana, m¨¢s tarde cardenal en Toledo, orden¨® a su clero que se abstuviera de emplear las lenguas ind¨ªgenas en los oficios religiosos porque era falta de respeto dirigirse a Dios en ellas. De Espa?a bastar¨¢ con recordar la actitud de Franco y su gobierno frente al vascuence y el catal¨¢n.
Todos los participantes coincidimos en que tales posturas han sido aberrantes y violatorias de los derechos humanos. No hay raz¨®n que justifique la prohibici¨®n de hablar una lengua ni la imposici¨®n de otra. Toda lengua integra un sistema simb¨®lico de expresi¨®n del pensamiento. Si bien ello se produce en una gran variedad de formas, todas ponen en evidencia la enorme capacidad humana de enmarcar y significar la realidad. En resumen, no puede hablarse de lenguas m¨¢s perfectas que otras. Todas disponen de los recursos que les son necesarios para nombrar al mundo.
Ante quienes en diversos tiempos han manifestado que la pluralidad ling¨¹¨ªstica entre los habitantes de un pa¨ªs es obst¨¢culo para su integraci¨®n, debe responderse que existen diversas formas que hacen posible la comunicaci¨®n y colaboraci¨®n entre quienes hablan idiomas diferentes. Un camino ha sido, desde tiempos antiguos, el empleo de una "lengua general" o lingua franca. En un tiempo ¨¦sta fue el griego; despu¨¦s el lat¨ªn; hoy, nos guste o no nos guste, es el ingl¨¦s. Es ¨¦ste un idioma que llamaremos "ecum¨¦nico", y el espa?ol est¨¢ en v¨ªas de serlo asimismo.
Ejemplo de mutua comprensi¨®n lo ofrece Suiza. En ella muchos de sus ciudadanos hablan m¨¢s de una de las cuatro lenguas nacionales, alem¨¢n, franc¨¦s, italiano y romanche. Conocer m¨¢s de un idioma es riqueza invaluable. Puede decirse que da mayor agilidad al pensamiento que aprende a encauzarse de diversas formas a trav¨¦s de sistemas fon¨¦ticos distintos, con l¨¦xicos y estructuras ling¨¹¨ªsticas diferentes.
El l¨¦xico de una lengua constituye el inventario de una cultura. As¨ª, por ejemplo, muchos de los ind¨ªgenas americanos poseen en sus lenguas vocablos que no tienen correspondencia en espa?ol, tales como los que designan especies vegetales propias y exclusivas de las regiones en que viven. Y si esos mismos ind¨ªgenas son biling¨¹es, y en un elevado porcentaje hoy lo son, encuentran a su vez en el l¨¦xico del espa?ol palabras para referirse a objetos que antes eran desconocidos en el Nuevo Mundo. Atinadas palabras expres¨® el escritor n¨¢huatl Natalio Hern¨¢ndez cuando declar¨®, en el XI Congreso de las Academias de la Lengua, que si su habla nativa es patrimonio ind¨ªgena, "el espa?ol tambi¨¦n es nuestro".
Por otra parte, las lenguas vern¨¢culas del Nuevo Mundo han enriquecido el l¨¦xico del espa?ol. Entre los muchos vocablos ind¨ªgenas, hoy de uso universal entre los hispanoparlantes, se hallan: cancha, puma, jaguar, quina, coca, caim¨¢n, canoa, tibur¨®n, hamaca, carey, cacique, barbacoa, ma¨ªz, bejuco, caoba, manglar, hurac¨¢n, chaquiras, papas o patatas, mandioca, cacao, chocolate, tomate, hule, tiza, cacahuate, chicle, papaya, aguacate, tequila, petaca, petate y centenares m¨¢s. Adem¨¢s, el estudio de la gran variedad de rasgos y elementos propios de estas lenguas ha contribuido al enriquecimiento de la ling¨¹¨ªstica universal.
Tras reconocer esto, los participantes en la mesa redonda nos abocamos al tema de las formas de actuaci¨®n recomendables ante la realidad de la pluralidad ling¨¹¨ªstica. En dos puntos principales coincidimos. Uno fue en la necesidad de dise?ar cuidadosamente los programas y m¨¦todos de educaci¨®n biling¨¹e, de suerte que todos puedan acceder al conocimiento de la que es hoy por hoy lingua franca o general en nuestros pa¨ªses e incluso en alg¨²n otro como en los Estados Unidos, donde hay cerca de cuarenta millones depersonas que tienen al espa?ol como lengua materna.
El prop¨®sito de esa educaci¨®n biling¨¹e debe abarcar adem¨¢s el fortalecimiento de las lenguas nativas, hacer posible su conocimiento gramatical y fomentar la creaci¨®n literaria en ellas. Las literaturas que en esos idiomas existen constituyen otros tantos cap¨ªtulos en el conjunto de las creaciones literarias de sus respectivos pa¨ªses. As¨ª, las literaturas en catal¨¢n, valenciano, vascuence y gallego enriquecen a la literatura de Espa?a, y las que hay en lenguas ind¨ªgenas, a las de los pa¨ªses hispanoamericanos. Y es verdad que hay obras maestras en estas lenguas. Adem¨¢s de los tesoros literarios en las otras lenguas de Espa?a, cabe mencionar al menos al Popol Vuh, Libro del pueblo, en maya quich¨¦, los Libros de los Chilam Balam de Yucat¨¢n y la rica poes¨ªa en n¨¢huatl de M¨¦xico. En suma, estas literaturas, antiguas y modernas, enriquecen a la literatura de los pueblos hispanohablantes.
El otro punto de coincidencia fue lograr en todos nuestros pa¨ªses el reconocimiento a nivel constitucional y en los diversos ordenamientos jur¨ªdicos de la existencia de las otras lenguas. ?stas son y deben tenerse como nacionales: el vascuence, catal¨¢n, valenciano y gallego en Espa?a, y todas las ind¨ªgenas del Nuevo Mundo en los ¨¢mbitos en que se hablan. Complemento de estos reconocimientos debe ser promover entre las poblaciones mayoritarias respeto y aprecio por las lenguas y culturas diferentes. Hacer ver c¨®mo, al igual que la biodiversidad en la flora y la fauna, tambi¨¦n la diversidad ling¨¹¨ªstica y cultural es riqueza de inmenso valor. Frente a las embestidas de una rampante globalizaci¨®n cultural que parecer¨ªa dirigida a homogeneizar a la humanidad, el mejor baluarte lo ofrece la realidad viviente de las diferencias ling¨¹¨ªsticas y culturales.
Miguel Le¨®n-Portilla, antrop¨®logo e historiador mexicano, es gran cruz de la orden de Alfonso X el Sabio.
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