Doblemente cl¨¢sico
Constantinos Cavafis (Alejandr¨ªa, 1863-1933) es hoy por hoy uno de los cl¨¢sicos indiscutibles de la poes¨ªa europea del siglo XX, y tanto que su influencia, su vigor y su estela se han dejado sentir en todas nuestras literaturas. El paso del neogriego Cavafis por la poes¨ªa espa?ola, en concreto, no es ni peque?o ni desde?able. Fue traducido al castellano por primera vez (al menos libro) en 1964, cuando Elena Vidal y Jos¨¦ ?ngel Valente publicaron el cuadernito Veinticinco poemas. Desde entonces las traducciones cavafianas -no siempre desde el original griego- no han hecho sino multiplicarse. Especial eco tuvieron aqu¨ª las de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez y Ram¨®n Irigoyen, aunque por ahora, la traducci¨®n can¨®nica siga siendo la del profesor B¨¢denas de la Pe?a, Poes¨ªa completa, que Alianza sac¨® por vez primera en 1982, y que ha crecido hasta la edici¨®n ¨²ltima en 2003. Para algunos la traducci¨®n de B¨¢denas, un helenista no poeta, no es a¨²n el Cavafis ideal, pero es sin duda la que cuenta con mayor consenso. En ese amplio registro de traducciones (que incluyenlos poemas can¨®nicos siempre, y a menudo tambi¨¦n los in¨¦ditos, los proscritos, las traducciones y los inconclusos; poca poes¨ªa de Cavafis puede quedar ya sin editar), la versi¨®n de Pothitou y Rafael Herrera se presenta, ante todo, como una novedad de estilo. Pretende reflejar, m¨¢s fielmente, los niveles ling¨¹¨ªsticos de Cavafis (que mezcl¨® el dem¨®tico con la lengua purista, katharevousa, y que a¨²n cit¨® en griego cl¨¢sico) y sobre todo el hecho de que algunos de los poemas de Cavafis fueron rimados, y ahora por primera vez aparecen en castellano con rima. Si la rima es o no traducible, si se traiciona o no demasiado al pasar forzadamente de las rimas de un idioma a las de otro, es tema peliagudo. Yo no soy partidario de mantener la rima, y por eso hallo raro el esfuerzo de unos traductores que han obrado con sabidur¨ªa y buena voluntad, pero constre?idos por bastante m¨¢s que lo inevitable. Veamos el inicio del poema En la iglesia, donde el pagano Cavafis elogia el esplendor bizantino: "Amo la iglesia, con sus l¨¢baros labrados, / sus candelabros, sus enseres plateados, / sus luces, sus iconos y su altar sagrado". Puesto que toda traducci¨®n es hija de su tiempo, y esta de Pothitou/Herrera lo es del nuestro, ?no suenan a ripio los versos citados, pues consonancias y asonancias se unen? ?Qu¨¦ decir, sino, de pareados como "Empe?o temerario y banal. / Las alabanzas del hel¨¦nico ideal"? Es el comienzo del poema Juliano en Nicomedia que suena as¨ª en la traducci¨®n de B¨¢denas: "Asunto fallido y peligroso. / Los elogios a los ideales griegos". Cierto, la traducci¨®n depende de la ¨¦poca (supuesto un traductor id¨®neo) y as¨ª si el siglo XVI esperaba y tuvo un Petrarca rimado, como en el original, hoy se prefiere otra opci¨®n, es decir, otra fidelidad. M¨¢s curiosa y atractiva, es la opci¨®n de Pothitou/Herrera de traducir al lat¨ªn lo que en el original cavafiano es griego cl¨¢sico. As¨ª el poema (tambi¨¦n sobre Juliano) No comprendiste (en la traducci¨®n de B¨¢denas) pasa a titularse Si quidem intellecta -si en verdad comprendidas-, traduciendo luego al lat¨ªn las palabras del historiador eclesi¨¢stico Soz¨®meno, "lecta, intellecta, abiecta", declarando que Juliano dijo haber "le¨ªdo, comprendido y rechazado" las teor¨ªas cristianas. El juego de nivel ling¨¹¨ªstico parece jugoso, aunque no s¨¦ si ya ¨²til. La labor de Pothitou/Herrera es meritoria y me alegra que exista esta nueva y distinta versi¨®n, pero creo que la can¨®nica seguir¨¢ por ahora siendo la de Pedro B¨¢denas de la Pe?a.
KAVAFIS. UNA BIOGRAF?A
Robert Liddell
Traducci¨®n de Carles Miralles
Paid¨®s. Barcelona, 2004
277 p¨¢ginas. 18 euros
POES?A COMPLETA
C. P. Cavafis
Traducci¨®n de Anna Pothitou
y Rafael Herrera
Visor. Madrid, 2004
415 p¨¢ginas. 16 euros
Casi a la par que la nueva traducci¨®n del corpus cavafiano, se reedita la ¨²nica biograf¨ªa notable que existe a¨²n sobre Cavafis: Kavafis. Una biograf¨ªa (en el original Kavafis. Una biograf¨ªa cr¨ªtica), obra del escritor ingl¨¦s Robert Liddell (1908-1992) que apareci¨® en ingl¨¦s en 1974 y en castellano -en esta misma versi¨®n del profesor Miralles- en 1980. Sin embargo, este libro cl¨¢sico tiene otra novedad, adem¨¢s de la desaparici¨®n de la palabra "cr¨ªtica" en el subt¨ªtulo, y es la introducci¨®n de Peter Mackridge a la edici¨®n inglesa de 2000, que aunque breve, es un repaso sobre los debes y haberes de la famosa -y a¨²n can¨®nica- biograf¨ªa de Liddell, que -como Durrell- vivi¨® algunos a?os en una Alejandr¨ªa a¨²n cavafiana. Lamentando que no se nos ofrezcan (ni ayer ni ahora) las fotos de la edici¨®n original. Ambos libros certifican que Cavafis es hoy un cl¨¢sico doble: porque supo ser nuevo en su tiempo y porque lo fue asumiendo plenamente su herencia m¨¢s cl¨¢sica. La suya, y la de muchos de nosotros, probablemente.
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