?Conflicto concluido?
El largo recorrido que ha tenido la disputa acerca de los llamados papeles de Salamanca lleva a preguntarse si el dictamen de la comisi¨®n de expertos nombrada por el Ministerio de Cultura liquidar¨¢ la cuesti¨®n de forma definitiva. La parquedad y la imprecisi¨®n de las noticias obliga a la prudencia, pero un primer dato que debiera ser tenido muy en cuenta es que la larga duraci¨®n, la aspereza y la incapacidad para concebir siquiera una soluci¨®n de concordia a corto plazo han envenenado una disputa que hubiera sido conducible en t¨¦rminos de mayor racionalidad. De que ello no haya sido as¨ª son responsables principales dos mujeres, ministras de Cultura bajo los gobiernos del PP, Esperanza Aguirre y Pilar del Castillo. Ellas simularon querer dar satisfacci¨®n a unas demandas muy leg¨ªtimas por el procedimiento de convocar expertos y prometer la conversi¨®n de lo que era una entidad archiv¨ªstica no tan relevante en otra que pod¨ªa llegar a serlo. En la pr¨¢ctica enga?aron a los que hab¨ªan convocado o a quienes ped¨ªan algo muy defendible y fueron un brillante testimonio de ineptitud. Tambi¨¦n de falta de perspicacia: el presidente Pujol le dijo a la segunda que cuando hubieran abandonado su puesto la cuesti¨®n volver¨ªa a replantearse. As¨ª ha sido: que conste para el curriculum de ambas.
La decisi¨®n de los expertos convocados por el Ministerio de Cultura resulta l¨®gica, indisputable y coincidente con todas las que a lo largo de a?os han venido d¨¢ndose. Es obvio que un archivo nacido del saqueo de instituciones p¨²blicas preexistentes o de particulares y asociaciones, con fines, adem¨¢s, de car¨¢cter represivo, no es sostenible en la actualidad. M¨¢s bien es una ofensa para todos. Pero ahora mismo la soluci¨®n propuesta no deja de crear dudas. Imaginemos lo que podr¨ªa haber sucedido en otro tiempo, hace ya muchos a?os. Una cesi¨®n en dep¨®sito de los documentos de la Generalitat por parte de Cultura podr¨ªa haber resuelto la demanda m¨¢s apremiante, nacida de una instituci¨®n no creada de nueva planta sino restaurada (la ¨²nica heredera de la legitimidad republicana). Una declaraci¨®n de que, en efecto, los documentos tienen el origen descrito y una petici¨®n de conservarlos juntos, con la anuencia de los antiguos propietarios, como s¨ªmbolo de reconciliaci¨®n, hubiera podido evitar el desmantelamiento del Archivo. ?sta es la cuesti¨®n que se plantea hoy en d¨ªa y tiene poco de satisfactoria para los altos intereses culturales. Imaginemos el caso de los papeles de Mart¨ªnez Barrio, all¨ª depositados: sus herederos pueden demandarlos y pedir que se integren en un archivo andaluz o subastarlos. Centenares de ayuntamientos o de sindicatos pueden exigir su documentaci¨®n y, con ello, disminuir la accesibilidad a los investigadores o sus condiciones de conservaci¨®n. ?Qu¨¦ tiene que ver todo eso con unos intereses culturales que debieran primar siempre? La obcecaci¨®n de las autoridades castellanas ha venido en resultar suicida.
Tenemos en el horizonte la posibilidad de una larga serie de conflictos, incluso de naturaleza judicial, que pueden envenenar a¨²n m¨¢s las relaciones entre los espa?oles. Por eso, ahora mismo lo que hace falta es cambiar el ambiente en que hasta el momento se ha desarrollado la controversia. Convendr¨ªa, sobre todo, que las autoridades castellanas abandonaran esa actitud gran¨ªtica y absurda. Salamanca puede ser un verdadero gran archivo de la Guerra Civil si se le dan medios, documentaci¨®n e infraestructuras adecuadas. Puede tambi¨¦n ser un Museo como los muchos otros existentes en el mundo relativos a una cuesti¨®n tan central en nuestra Historia. Todo ello es posible si se siguen las recomendaciones de la propia comisi¨®n de expertos. Pero es necesario mucho tacto y mucha dedicaci¨®n por parte del Ministerio de Cultura, es decir, aquello que no ha existido en los ¨²ltimos ocho a?os. De lo contrario, vamos a alimentar un conflicto permanente entre nacionalismo catal¨¢n y espa?olismo castellano-c¨¦ntrico. La devoluci¨®n de los papeles a la Generalitat no debe ser considerado un "regalo de Navidad" sino un punto de partida para un ejercicio de reconciliaci¨®n alcanzable con tenacidad y desarme de beligerancias.
Javier Tusell es historiador y fue miembro de la comisi¨®n de expertos creada en 1996 que inform¨® sobre la creaci¨®n del Archivo de la Guerra Civil.
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