"Europa quiere marcar el camino para conseguir un mundo mejor"
Rodeado en su despacho de espectaculares cuadros prestados por la portuguesa Fundaci¨®n Gulbenkian, la entrevista con Dur?o Barroso se produce el 17 de diciembre, una hora despu¨¦s de que los l¨ªderes europeos pactaran la apertura de negociaciones de adhesi¨®n con Turqu¨ªa.
Pregunta. Como primer ministro de Portugal, ya conoci¨® bien el funcionamiento de la UE. Ahora, desde dentro, ?ha descubierto algo m¨¢s negativo o positivo de lo que presum¨ªa?
Respuesta. Positivo ha sido la confirmaci¨®n del alto nivel profesional de los funcionarios. La Comisi¨®n es una de las mejores, si no la mejor Administraci¨®n p¨²blica del mundo. Y negativo..., s¨ª, tambi¨¦n hay problemas. En parte, la Comisi¨®n se ha transformado en una Administraci¨®n defensiva. Como hubo alg¨²n problema de mala gesti¨®n, ahora los problemas se magnifican, y por eso hay controles y contracontroles que originan una Administraci¨®n defensiva.
"Uno de los problemas graves en Europa consiste en la simplificaci¨®n abusiva de cuestiones complejas, apelando a sentimientos de la opini¨®n p¨²blica"
"Nos enfrentamos a dos enormes desaf¨ªos, como la globalizaci¨®n y el envejecimiento de la poblaci¨®n, que se producen al margen del proyecto europeo"
"Hay quien defiende un federalismo ingenuo consistente en emplear el poder de las instituciones supranacionales contra los Estados. Es un error"
"?C¨®mo se puede hacer una Uni¨®n Europea sin solidaridad? En este caso no ser¨ªa una Uni¨®n, sino una organizaci¨®n cualquiera"
"El ingreso de Turqu¨ªa s¨®lo ser¨¢ posible si lo aceptan todos los pa¨ªses. Antes habr¨¢ que ganar los corazones y las mentes de los ciudadanos europeos"
"Se manipula el concepto de identidad de Europa, que es su diversidad. Nuestra verdadera identidad es la de los valores, no la de razas o culturas"
P. Usted asegura que est¨¢ de moda atacar a la Comisi¨®n.
R. S¨ª. Es muy f¨¢cil atacar a la Comisi¨®n, porque es el chivo expiatorio de muchas insuficiencias nacionales. Desde las capitales es muy f¨¢cil responsabilizar a Bruselas antes que asumir las propias responsabilidades de un Gobierno concreto que no ha hecho bien su trabajo. Y eso es injusto. No se puede venir aqu¨ª a ganar siempre. Aqu¨ª hay que venir a negociar un consenso. No dice la verdad el pol¨ªtico que vuelve siempre a su capital diciendo que ha ganado.
P. Es un principio elemental, pero los grandes nunca pierden.
R. Ellos son los primeros obligados en buscar compromisos y consensos. Uno de los problemas graves en Europa consiste en lo que yo llamo amenaza populista, sea de derechas o de izquierdas. Se trata de la simplificaci¨®n abusiva de cuestiones complejas, apelando o instrumentalizando sentimientos, recelos, ansiedades o temores de nuestras opiniones p¨²blicas. Esa amenaza utiliza la inmigraci¨®n y Europa. Europa, porque en algunos pa¨ªses hay una p¨¦rdida de soberan¨ªa y problemas como la deslocalizaci¨®n derivada de la ampliaci¨®n. Un ejemplo: la Constituci¨®n Europea es atacada por sectores que han sido muy europe¨ªstas, pero que ahora la utilizan para ara?ar votos escud¨¢ndose en que algunos males tienen su origen en el proyecto de construcci¨®n europea.
P. ?Y c¨®mo utilizan la inmigraci¨®n?
R. Diciendo que los inmigrantes son los culpables del paro en Europa.
P. Esos temores, ese populismo, se ha resumido estos meses en una sola palabra: Turqu¨ªa.
R. Hay una diferencia. Hay dos argumentos principales contra Turqu¨ªa. S¨ª, uno de ellos es populista, incluso xen¨®fobo, porque se ataca a un pa¨ªs por razones hist¨®ricas, culturales o religiosas. Pero hay tambi¨¦n argumentos que proceden de sectores muy europe¨ªstas porque temen ver diluida la identidad europea. Sostienen que m¨¢s ampliaciones ser¨¢n perjudiciales para los fundamentos de la Uni¨®n.
P. Algunos argumentan que la UE no puede digerir todo lo que est¨¢ ocurriendo: Constituci¨®n, ampliaci¨®n, Turqu¨ªa. ?Est¨¢ Europa en crisis?
R. No lo creo. Se est¨¢ adaptando a situaciones nuevas. Cita usted algunas, pero no hay que olvidar la globalizaci¨®n, porque tambi¨¦n hay un populismo de izquierdas contra la globalizaci¨®n. Nos enfrentamos a dos enormes desaf¨ªos, como la globalizaci¨®n y el envejecimiento de la poblaci¨®n, que se producen con o sin Europa, al margen del proyecto europeo. La crisis no est¨¢ en Europa, no es Europa. Es algo de mucho mayor alcance.
P. Pero en Europa se han producido esos acontecimientos en un solo a?o y la UE tiene problemas para digerirlos.
R. Bueno, hay una sobrecarga, s¨ª, pero la respuesta, la soluci¨®n, debe ser m¨¢s esp¨ªritu europeo. Los dirigentes pol¨ªticos no pueden desentenderse. Al contrario. Deben dar ejemplo y explicar a sus ciudadanos lo que ocurre, contarles para qu¨¦ sirve Europa. Nosotros tenemos que dar esperanza a los ciudadanos. Es nuestro deber. Tambi¨¦n el de los jefes de Gobierno, pero para ellos priman los intereses nacionales, mientras la Comisi¨®n piensa en el inter¨¦s europeo.
P. ?Logr¨® cambiar con rapidez su mentalidad de primer ministro a presidente de la Comisi¨®n?
R. S¨ª, porque yo era ya un europe¨ªsta convencido. En Portugal, como en Espa?a, hay un gran consenso a favor de Europa. Nuestras fronteras no son ya las viejas fronteras. Nada de lo que es europeo nos es extra?o.
P. ?Qu¨¦ responde a quienes afirman que la UE ha actuado de espaldas a su opini¨®n p¨²blica al dar el s¨ª a Turqu¨ªa?
R. Que no es cierto, porque la decisi¨®n final, la entrada de Turqu¨ªa en la Uni¨®n, s¨®lo ser¨¢ posible si es aceptada en todos los pa¨ªses. Pero es cierto que no ser¨¢ una negociaci¨®n tradicional. No lo decidir¨¢n s¨®lo los diplom¨¢ticos y los t¨¦cnicos. No, porque hay problemas, y antes ser¨¢ necesario ganar los corazones y las mentes de los ciudadanos europeos. El di¨¢logo entre las dos sociedades es imprescindible.
P. El di¨¢logo de civilizaciones. El concepto opuesto al choque de civilizaciones.
R. Es que adem¨¢s se manipula tambi¨¦n el concepto de identidad de Europa. La identidad de Europa es su diversidad. Por eso, me disgusta el planteamiento de una identidad contra otra identidad. Nuestra verdadera identidad es la de los valores, no la de razas o culturas. Nuestra identidad est¨¢ en la Carta de Derechos Fundamentales, en la Constituci¨®n Europea, en el respeto por el ser humano, la tolerancia, el pluralismo, los derechos humanos, la libertad, la solidaridad, la justicia. Eso es lo positivo de Europa.
P. A veces se olvida eso para discutir intereses de corto plazo.
R. En Europa, todas las personas, de izquierdas, de derechas, de centro, deben tener el coraje de defender esos principios. Porque lo que est¨¢ en juego es muy importante no solamente para Europa, sino para el mundo entero. Y Europa quiere marcar el camino para conseguir un mundo mejor.
P. Francia y Austria, al menos, someter¨¢n a referendos la entrada de Turqu¨ªa. ?No ser¨¢n utilizados por la extrema derecha?
R. Es un desaf¨ªo m¨¢s que los dem¨®cratas tienen que ganar.
P. El primer referendo ser¨¢ en Espa?a.
R. Todos los analistas saben cu¨¢l es el problema de los referendos: muchas veces, las personas no responden a lo que se les pregunta, sino a otras cosas. Depende del momento pol¨ªtico, de la popularidad del Gobierno. La cuesti¨®n de Turqu¨ªa, por ejemplo, est¨¢ siendo utilizada en algunos pa¨ªses contra la ratificaci¨®n de la Constituci¨®n Europea, pese a que en ella no se dice nada sobre Turqu¨ªa.
P. Son clich¨¦s f¨¢ciles de crear y dif¨ªciles de desmontar.
R. No es f¨¢cil explicarlo en nuestra sociedad de informaci¨®n. Vivimos una situaci¨®n parad¨®jica. En Espa?a, en Europa en general, el nivel de educaci¨®n es mejor que hace veinte a?os, por lo que podr¨ªamos pensar que los mensajes m¨¢s sofisticados se hacen llegar con m¨¢s facilidad. Y no. La competencia medi¨¢tica es tal que muchas veces los mensajes m¨¢s simples son los que pasan, los que dejan huella, pero no los mensajes m¨¢s articulados. El papel de la prensa escrita es muy importante. En la prensa escrita se puede leer un argumento con introducci¨®n, desarrollo y conclusi¨®n. En televisi¨®n es muy dif¨ªcil, y hoy el populismo medi¨¢tico tambi¨¦n es una amenaza.
P. ?Cu¨¢l es su prioridad como presidente de la Comisi¨®n?
R. Crear m¨¢s esperanza en Europa para nuestra aventura com¨²n. Conectar a los ciudadanos con las instituciones europeas. Y no con cuestiones burocr¨¢ticas o procedimentales, sino con lo que les interesa: el crecimiento y el empleo. Por eso trabajamos con la estrategia de Lisboa
[convertir la econom¨ªa europea en la m¨¢s competitiva del mundo en 2010] como prioridad inmediata: c¨®mo va a crecer la econom¨ªa europea, c¨®mo podemos garantizar empleo a nuestros hijos. ?Habr¨¢ trabajo para ellos? ?se es el verdadero tema.
P. ?Pero en esas tareas se siente el presidente de la Comisi¨®n realmente apoyado por los jefes de Estado y de Gobierno?
R. Yo, personalmente, no puedo quejarme. Pero la cuesti¨®n que plantea es m¨¢s general, y le voy a ser muy sincero: hay una especie de soledad en la Comisi¨®n. Es un problema, pero es tambi¨¦n la consecuencia de su fuerza, que reside en su independencia. El Gobierno de cada Estado est¨¢ acompa?ado porque tiene su partido, su electorado, su grupo parlamentario... Aqu¨ª, no. Tenemos esa sensaci¨®n de soledad. Todos los Estados dicen querer una Comisi¨®n fuerte, pero cuando decidimos algo que no gusta a uno o a otro, no vemos ese entusiasmo.
P. Pero la Comisi¨®n no se enfrenta nunca hasta las ¨²ltimas consecuencias con los Estados, al menos con los grandes.
R. La Comisi¨®n tambi¨¦n est¨¢ para ayudar a los Estados. Es rid¨ªculo establecer el poder de la Comisi¨®n para usarlo contra los Estados, que tienen Gobiernos leg¨ªtimos, democr¨¢ticos. Hay quien defiende ese federalismo ingenuo consistente en emplear el poder de las instituciones supranacionales contra los Estados. Es un error. No hay contradicci¨®n entre ser un patriota espa?ol y ser un buen europeo. Al contrario, hay un valor a?adido. La UE no se hace contra las naciones.
P. Usted ya pas¨® una primera prueba de fuego frente a los Estados cuando le impusieron a algunos comisarios rechazados despu¨¦s por la Euroc¨¢mara.
R. Sinceramente, no puedo criticar a ning¨²n Estado. Cuando ped¨ª la sustituci¨®n, los Estados colaboraron. Fue el caso de Italia [retir¨® al pol¨¦mico Rocco Buttiglione] y Letonia
P. ?No pidi¨® tambi¨¦n la de la holandesa Neelie Kroes?
R. No, s¨®lo ped¨ª formalmente esas dos. Lo que pas¨® es que hab¨ªa peticiones contradictorias en el Parlamento Europeo. Y fue una situaci¨®n compleja. Imag¨ªnese un primer ministro que tiene que comparecer ante su Parlamento con 24 ministros a los que realmente no conoce, apenas los ha visto, que no puede cambiarlos f¨¢cilmente porque tiene que pedir autorizaci¨®n a unos y a otros. Despu¨¦s, cada uno de esos ministros debe pasar controles individuales, y al final hay un voto para todo el conjunto, pero sin que el primer ministro tenga detr¨¢s una mayor¨ªa de diputados que le respalde. Es una situaci¨®n casi imposible.
P. Usted y su equipo tuvieron al final el respaldo de dos tercios del Parlamento.
R. Lo que demuestra que Europa es posible. Con debate, pero es posible. No se puede criticar a Europa porque es burocr¨¢tica y luego criticarla tambi¨¦n porque es democr¨¢tica. Algunos estaban muy preocupados, pero yo les dec¨ªa: tenemos que saber vivir con alguna turbulencia en democracia.
P. ?Se le pas¨® por la cabeza dimitir?
R. En ning¨²n momento.
P. Superado el problema, la primera decisi¨®n importante de su Comisi¨®n fue prohibir una gran operaci¨®n portuguesa, impulsada por usted como primer ministro de Portugal, encaminada a crear un mercado ib¨¦rico de energ¨ªa.
R. La Comisi¨®n est¨¢ a favor de todo lo que pueda ser integraci¨®n y liberalizaci¨®n de los mercados. En este caso, yo no intervine como presidente para dar ejemplo de independencia. Como primer ministro, yo hab¨ªa apoyado esa operaci¨®n en su dise?o global, pero luego me han informado que las dos empresas que la protagonizaban [la portuguesa EDP y la italiana ENI] no aceptaron condiciones que la Comisi¨®n les exigi¨®. Estaban en su derecho. Pero, volviendo al tema de la independencia: yo no estoy aqu¨ª a las ¨®rdenes de ning¨²n Gobierno, ni siquiera del Gobierno de mi pa¨ªs.
P. No debe haber otra opci¨®n.
R. As¨ª es. Claro que es positivo tener comisarios de tantos pa¨ªses diferentes. Joaqu¨ªn Almunia aporta una sensibilidad espa?ola, y eso es bueno. Yo aporto la sensibilidad de mi pa¨ªs; pero, a la hora de tomar decisiones, voy a ser muy estricto porque quiero evitar la nacionalizaci¨®n de las carteras.
P. El pasado febrero, usted era primer ministro portugu¨¦s y declar¨® a este peri¨®dico: "No es aceptable que dos o tres pa¨ªses se re¨²nan, cocinen todo y luego nos den a nosotros la comida". ?Piensa hoy lo mismo? Con 25 pa¨ªses, la tentaci¨®n de formar esos directorios de pa¨ªses que usted critica es mayor.
R. Lo sigo pensando. Por eso creo que el papel de la Comisi¨®n es muy importante. Pero vamos a ser tambi¨¦n completamente honestos en esta cuesti¨®n. Yo puedo comparar porque fui ministro de Asuntos Extranjeros cuando la UE ten¨ªa 12 pa¨ªses; luego, primer ministro con una Uni¨®n de 15 Estados, y ahora, con 25. Recuerdo, por ejemplo, el Consejo Europeo de Edimburgo. Era presidente de la Comisi¨®n Jacques Delors, y estaban Helmut Kohl, Fran?ois Mitterrand, Felipe Gonz¨¢lez, Anibal Cavaco Silva. All¨ª, a 12, eran posibles muchas cosas, con esfuerzos de compromiso, y se cambiaban posiciones en una reuni¨®n, en un debate. Con 25 es mucho m¨¢s dif¨ªcil.
P. ?C¨®mo se puede solucionar el problema?
R. Hay posibilidades. Una consiste en que varios pa¨ªses pacten algo antes e intenten imponerlo. Ser¨¢ fatal. Otra es confiar en el derecho de iniciativa que tiene la Comisi¨®n. Esto es mucho mejor, porque la Comisi¨®n piensa en el inter¨¦s general. Pero vamos a ser tambi¨¦n completamente honestos: claro que hay pa¨ªses que, por su dimensi¨®n, su peso, su historia... tienen m¨¢s influencia. Alemania tiene mucha m¨¢s influencia que Malta, y eso es inevitable. Pero en el inter¨¦s de Alemania est¨¢ el incorporar al m¨¢ximo de pa¨ªses en una decisi¨®n para evitar entre nosotros una estratificaci¨®n.
P. Ahora con 25, ma?ana con 28 o 30, ?no es inevitable la Europa a distintas velocidades?
R. No es realista pensar que todos los pa¨ªses van a realizar todos los objetivos exactamente al mismo tiempo. Es imposible. Ya tenemos hoy ejemplos, como el euro o el espacio Schengen, pero ahora vamos a tener un problema pol¨ªtico, intelectual, conceptual, para encontrar la f¨®rmula que permita ir m¨¢s all¨¢ en la integraci¨®n a quienes quieran hacerlo y est¨¦n preparados. Yo no estoy en contra.
P. ?Es necesario fijar las ¨²ltimas fronteras de la Uni¨®n?
R. A ra¨ªz de lo de Turqu¨ªa hemos hablado de que hay que analizar las condiciones de los pa¨ªses candidatos, pero tambi¨¦n la capacidad de la Uni¨®n para absorberlos. Y lo hemos dicho p¨²blicamente.
P. Usted es testigo todos los d¨ªas de las presiones de los pa¨ªses ricos para bajar el techo del presupuesto comunitario.
R. No se puede decir que se quiere m¨¢s Europa y exigir menos recursos. No es realista. Los ciudadanos est¨¢n pidiendo m¨¢s a Europa: m¨¢s redes transeuropeas, m¨¢s investigaci¨®n y ciencia, m¨¢s seguridad frente al terrorismo... y m¨¢s cohesi¨®n tambi¨¦n. No basta dar ayudas s¨®lo a los nuevos pa¨ªses con un nivel de desarrollo bajo, sino tambi¨¦n a las regiones de antiguos pa¨ªses de la Uni¨®n que la necesitan.
P. Es lo que est¨¢ pidiendo el Gobierno espa?ol.
R. Es una propuesta muy buena. Es un error pretender que s¨®lo los pa¨ªses m¨¢s pobres tengan ayudas, porque la filosof¨ªa de la Uni¨®n incluye en ese terreno a las regiones m¨¢s desfavorecidas, incluso si est¨¢n en pa¨ªses ricos, como es el caso de algunos l?nder alemanes o de varias regiones espa?olas. Es la l¨®gica de nuestra pol¨ªtica de cohesi¨®n. Lo contrario crear¨ªa una divisi¨®n en Europa. Claro que los pa¨ªses pobres tienen que recibir m¨¢s, pero tambi¨¦n hemos de prever periodos transitorios para regiones que ahora parecen m¨¢s ricas, pero s¨®lo estad¨ªsticamente por el hecho de que han entrado pa¨ªses m¨¢s pobres. Espero que Espa?a tenga un papel muy importante en esta decisi¨®n y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero defienda bien su pretensi¨®n.
P. Los seis pa¨ªses m¨¢s ricos sostienen lo contrario.
R. ?C¨®mo se puede hacer una Uni¨®n sin solidaridad? En ese caso no es una Uni¨®n, sino una organizaci¨®n cualquiera.
P. Cuando esos pa¨ªses ricos exigen reducir el presupuesto de la Uni¨®n se est¨¢n refiriendo a la eliminaci¨®n de partidas para fondos regionales, con Espa?a como principal perjudicada porque pagar¨ªa la mayor factura de la ampliaci¨®n.
R. Puede ser, pero no necesariamente. Los pa¨ªses de la cohesi¨®n tambi¨¦n pueden defender que, si hay una reducci¨®n, se haga sobre otras pol¨ªticas. Por eso creo que lo mejor es aceptar la propuesta de la Comisi¨®n tal y como es porque es equilibrada. Seamos realistas: al final tiene que haber un compromiso, y espero que sea un compromiso que permita avanzar a Europa.
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