Cierres
Esta semana cierra un a?o decisivo, a fuer de tr¨¢gico. Los idus de marzo trajeron consigo el mayor atentado de nuestra historia, que demostr¨® el temple de ciudadanos y autoridades, pero tom¨® por sorpresa a unos responsables pol¨ªticos incapaces de reaccionar con sentido com¨²n. Y ante la evidente manipulaci¨®n de la masacre, se desencaden¨® una tempestad civil que fundi¨® todas las expectativas electorales y barri¨® a los gobernantes establecidos, precipitando as¨ª el vuelco del ciclo pol¨ªtico. Desde entonces nuestra esfera p¨²blica gira como un carrusel en torno a la rememoraci¨®n de aquellos acontecimientos, cuyos efectos retardados no se acaban de procesar. Los cad¨¢veres se enterraron, casi todos los heridos se han curado, los destrozos en trenes y estaciones se han reconstruido, los antiguos responsables est¨¢n recluidos en su b¨²nker opositor y los nuevos gobernantes se han consolidado en el poder, pero sin embargo el duelo colectivo todav¨ªa no ha concluido.
Por eso el a?o se cierra bajo un clima de luctuosa fatalidad que le hace parecer ciertamente irreal, como corresponde a un a?o (bisiesto) que no deber¨ªa haber ocurrido. Como se dicen a s¨ª mismos los afectados por la masacre y los responsables que no supieron hacerse cargo de ella como era su deber, este a?o tan injusto no tendr¨ªa que haber tenido lugar. Pero sin embargo lo tuvo: aqu¨ª, en Madrid. Y como sucedi¨®, en efecto, ahora la cosa ya no tiene remedio porque no cabe repetir la historia ni volverla atr¨¢s, haciendo como si este a?o aciago no hubiera acaecido. Lo que pas¨®, pas¨®, y ahora hay que seguir adelante sacando todas las consecuencias sin m¨¢s lloros ni rabietas.
Con el a?o se cierran tambi¨¦n las comparecencias ante la comisi¨®n que ha investigado en el Congreso los idus de marzo, y bien cerradas est¨¢n. Una vez que al se?or Aznar se le brind¨® la oportunidad de explicarse, cerrando el se?or Zapatero y la se?ora Manj¨®n con un digno punto final, ahora ya no tiene sentido seguir manteniendo el foro abierto para que los resentidos justifiquen sus paranoias. No se puede perder m¨¢s tiempo con ese truco infantil que pretende buscar fantasmas escondidos al fondo del armario para eludir las propias responsabilidades, en un in¨²til intento por decir "yo no he sido" cuando se ten¨ªa que haber asumido desde un principio la exclusiva culpabilidad islamista. Por eso, cuando la oposici¨®n y sus altavoces sociales se niegan a cerrar la comisi¨®n del 11-M, no hay que tomarles al pie de la letra, pues sus protestas contra este cierre no son m¨¢s que un pretexto que sirve de coartada para buscar otra clase de cierre muy distinto.
Me refiero al cierre anticipado de la legislatura que parecen desear con ah¨ªnco las diferentes facciones que le disputan a Rajoy el control del PP. Y su forma de competir por el poder en el partido es rivalizando por ver qui¨¦n desgasta m¨¢s al Gobierno evitando as¨ª que Zapatero se consolide. Por eso buscan la bronca permanente en la prensa y el Congreso, para lo que les iba de perlas esa trinchera que ha sido la comisi¨®n del 11-M. Ahora bien, pedir el cierre anticipado de la legislatura no se entiende muy bien. ?Seguro que les conviene intentarlo? ?No pondr¨¢n as¨ª la mayor¨ªa absoluta al alcance de Zapatero?
En realidad, como demostr¨® con su testimonio ante la comisi¨®n del 11-M, a Zapatero parece irle mucho mejor con el talante duro, acusando al contrario de "enga?o masivo", que con el talante blando como hac¨ªa antes. Adem¨¢s, si la oposici¨®n se echa al monte neg¨¢ndose a colaborar en cuestiones de Estado como la reforma constitucional, entonces Zapatero ya no tendr¨¢ que hacer concesiones a los nacionalistas en la renegociaci¨®n de los estatutos, ante la imposibilidad f¨¢ctica de aprobarlos en el Congreso. Por tanto, a Zapatero le conviene que el PP se radicalice en su viraje hacia la derecha extrema, pues eso le brindar¨¢ en el futuro la oportunidad de anticipar el cierre de la legislatura, pidiendo al electorado una mayor¨ªa suficiente para evitar el actual bloqueo de su programa reformista. Y en tal tesitura cabe temer que, en efecto, el electorado le otorgue una ominosa mayor¨ªa absoluta.
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