Pol¨ªtica de defensa: una nueva etapa
El autor sostiene que la Directiva de Defensa Nacional, que el presidente del Gobierno firma hoy, abre una nueva etapa en la que se deben definir las l¨ªneas maestras de la defensa para los pr¨®ximos 25 a?os.
La Directiva de Defensa Nacional inicia una nueva etapa en la pol¨ªtica de defensa de Espa?a.Los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y del 11 de marzo en Madrid han puesto de manifiesto que la superioridad militar tradicional no es suficiente como elemento de disuasi¨®n ni garantiza mayor seguridad, y han provocado un cambio abrupto en el escenario estrat¨¦gico internacional y en la opini¨®n p¨²blica espa?ola.
La lucha contra el terrorismo se ha convertido en un elemento clave de las estrategias de Naciones Unidas, la Uni¨®n Europea, la Alianza Atl¨¢ntica y la Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa. ?ste es el contexto en el que se sanciona la Directiva de Defensa.
"Las actuaciones de las Fuerzas Armadas deben basarse en el respeto escrupuloso a la legalidad internacional"
"Los medios militares no desempe?an el papel protagonista en la lucha contra el terrorismo, aunque colaboren"
Los nuevos retos requieren soluciones imaginativas, planteamientos innovadores y cambios de mentalidad en la pol¨ªtica de seguridad, concepto m¨¢s amplio que el de pol¨ªtica de defensa, objeto de la Directiva de Defensa Nacional.
No es una directiva de seguridad, si bien, evidentemente, la defensa es una parte importante de la seguridad de una naci¨®n. Por eso, aunque la lucha contra el terrorismo es un problema esencial de la seguridad, los medios militares no desempe?an el papel protagonista aunque colaboren en ella.
Espa?a se encuentra hoy en condiciones adecuadas para afrontar los nuevos retos y amenazas. Est¨¢ plenamente incorporada a las organizaciones occidentales de seguridad compartida y defensa colectiva y posee unas Fuerzas Armadas que son las mejores que ha tenido en d¨¦cadas. Por eso, la Directiva conjuga elementos de continuidad de las etapas anteriores con la introducci¨®n de nuevos planteamientos para contribuir a la prevenci¨®n eficaz de los conflictos y a la gesti¨®n de crisis de acuerdo con las exigencias que demanda el siglo XXI.
Se parte del principio de que el mejor servicio que pueden hacer las Fuerzas Armadas a la seguridad de los espa?oles es estar preparadas para realizar su misi¨®n esencial, la defensa de Espa?a. As¨ª estar¨¢n capacitadas para contribuir a la seguridad, como estos d¨ªas hacen en una triple vertiente: proporcionan estabilidad mediante su participaci¨®n en operaciones en el exterior, apoyan a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en el interior y colaboran con el sistema de protecci¨®n civil y otras instituciones del Estado en casos de emergencia.
La Directiva aborda una cuesti¨®n que ha sido objeto de debate p¨²blico. Me refiero a la actuaci¨®n de las Fuerzas Armadas en operaciones en el exterior cuando no est¨¦n relacionadas con la defensa de Espa?a, que se enmarcar¨¢ en un multilateralismo eficaz. Es decir, deber¨¢ contar con el respaldo de una decisi¨®n previa de Naciones Unidas u otra organizaci¨®n de seguridad y defensa de la que formemos parte.
El Parlamento participar¨¢ activamente en los t¨¦rminos que determine la Ley Org¨¢nica de la Defensa Nacional. Todo ello sin perjuicio del ejercicio de leg¨ªtima defensa individual o colectiva recogido en el art¨ªculo 51 de la Carta de Naciones Unidas que tambi¨¦n se invoca literalmente en el art¨ªculo 5 del Tratado de la Alianza Atl¨¢ntica.
La Directiva contiene cinco l¨ªneas generales y veintitr¨¦s directrices, elementos orientadores de la pol¨ªtica de defensa, entre los que me gustar¨ªa resaltar aquellos que, en mi opini¨®n, son m¨¢s novedosos.
La Directiva refuerza el papel de las Fuerzas Armadas como elemento relevante de la acci¨®n exterior del Estado, cuyas actuaciones deben basarse en el respeto escrupuloso a la legalidad internacional como medio para la resoluci¨®n de conflictos y en la asunci¨®n solidaria del cumplimiento de los compromisos internacionales que hemos contra¨ªdo en apoyo de la paz, la seguridad y la estabilidad en el mundo, y especialmente en la lucha contra el terrorismo.
La Directiva plantea la transformaci¨®n din¨¢mica y permanente de las Fuerzas Armadas para mantenerlas siempre adaptadas a las necesidades de cada momento, y en este sentido destaca la potenciaci¨®n de la inteligencia militar mediante la unificaci¨®n de los servicios y su coordinaci¨®n por el Centro Nacional de Inteligencia.
Adem¨¢s, se crear¨¢ una Fuerza Conjunta de Reacci¨®n R¨¢pida constituida por unidades con alto grado de disponibilidad y adiestramiento, en relaci¨®n con las iniciativas de la Uni¨®n Europea y de la OTAN en las que Espa?a participa activamente.
Tiene tambi¨¦n gran importancia el compromiso de establecer lo que en medios aliados se conoce como el nivel de ambici¨®n militar, es decir, el esfuerzo que Espa?a est¨¢ dispuesta a materializar para atender las necesidades tanto nacionales como de nuestros compromisos internacionales, as¨ª como aquellas adaptaciones de las Fuerzas Armadas para que sean m¨¢s aptas para la acci¨®n conjunta e interoperables con las de nuestros socios y aliados.
Geogr¨¢fica y pol¨ªticamente Espa?a es europea y por eso nuestra seguridad est¨¢ unida indisolublemente a la del continente. Por ello, promover¨¢ e impulsar¨¢ una aut¨¦ntica pol¨ªtica europea de seguridad y defensa, respaldar¨¢ las iniciativas tendentes a alcanzar una defensa com¨²n y se preparar¨¢ para estar en condiciones de poder participar con determinados pa¨ªses en una cooperaci¨®n estructurada de car¨¢cter militar, en los t¨¦rminos previstos en el Tratado Constitucional de la Uni¨®n Europea.
Espa?a es tambi¨¦n un aliado firme y claramente comprometido con la Alianza Atl¨¢ntica, desde el convencimiento de que un v¨ªnculo trasatl¨¢ntico s¨®lido, robusto y equilibrado refuerza a ambas organizaciones. Adem¨¢s, Espa?a mantiene una relaci¨®n estrecha con los Estados Unidos, que pretende privilegiar en el futuro.
Simult¨¢neamente con todo ello, se est¨¢ iniciando tambi¨¦n el proceso de tr¨¢mite de una nueva Ley Org¨¢nica de la Defensa Nacional que incluir¨¢ las misiones y cometidos de las Fuerzas Armadas, definir¨¢ los principios esenciales que deben inspirar su empleo y determinar¨¢ la forma en la que el Parlamento deba pronunciarse sobre su participaci¨®n en operaciones militares en el exterior.
Estoy convencido de que con el debate parlamentario, las aportaciones de foros especializados y la participaci¨®n activa de la sociedad espa?ola ser¨¢ posible garantizar la defensa de Espa?a y promover la paz, la seguridad y la estabilidad en el mundo.
En resumen, la Directiva de Defensa Nacional abre una nueva etapa y contiene las indicaciones precisas para revisar a fondo nuestro actual sistema de defensa aprobado en 1980 y establecer un nuevo marco que defina las l¨ªneas maestras de la defensa para los pr¨®ximos veinticinco a?os. Una tarea ardua y dif¨ªcil en la que cualquier sugerencia ser¨¢ bienvenida.
Francisco Torrente es almirante general en la reserva y secretario general de Pol¨ªtica de defensa.
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