El ¨²ltimo de los grandes
Otra vez Chano Lobato y todo lo que ¨¦l representa. Se va quedando solo, a sus 77 a?os. Es, seguramente, el mayor de los flamencos que quedan en activo, lo que no parece significar mucho para un hombre que vive lo jondo de manera absoluta, total. Todo en ¨¦l se produce en t¨¦rminos de flamencura intr¨ªnseca, de flamencura cabal. El d¨ªa que deje de cantar -es ¨¦l mismo quien lo dice- se morir¨¢.
La noche del martes en Vallecas no se encontraba bien, pero es lo mismo. Canta con el coraz¨®n, que es lo importante, y todo tiene un acento de verdad que convence. El cante, dicho por Chano Lobato, tiene una dimensi¨®n ¨²nica e irrepetible. Da lo mismo que est¨¦ mejor o peor de voz, ¨¦l comienza a cantar y o¨ªrle es un deleite que cada vez echamos m¨¢s en falta en el flamenco. Est¨¢ en el secreto del cante bien dicho, por derecho y con todas las de la ley. Es el cante, sin m¨¢s. El cante.
Vallekas' 2004
Cante: Mar¨ªa Toledo y Chano Lobato. Toque: Paco Cort¨¦s. Centro Cultural Paco Rabal. Madrid, 28 de diciembre.
En Vallecas no estaba bien de forma, porque andaba a vueltas con un catarro, y aun as¨ª cant¨® como los ¨¢ngeles. En cuanto super¨® el primer track -que siempre est¨¢ ah¨ª, impert¨¦rrito, y no vale que pasen los a?os-, Chano Lobato se lanz¨® por tangos, por soleares, por alegr¨ªas. De manera admirable, meciendo el cante, movi¨¦ndolo, d¨¢ndole nervio y garra. As¨ª se canta, as¨ª hay que cantar. Entre tema y tema, cont¨® sus cosas, y la gente se ri¨® con todo lo que quiso, pero despu¨¦s retomaba el hilo del cante y era ejemplar.
Por delante cant¨® Mar¨ªa Toledo. Bien, muy bien. Adem¨¢s de ser una belleza, esta joven cantaora se entrega al cante con una dedicaci¨®n total. Lo que hizo estuvo dotado de cabalidad absoluta, doli¨¦ndose adecuadamente. Siente el cante y bucea en las formas buscando los sonidos originales de los grandes cantaores. Los campanilleros, por ejemplo, en la versi¨®n de Manuel Torre que ya nadie hace, fue un hallazgo que conviene subrayar.
Paco Cort¨¦s acompa?¨® a los dos cantaores con su peculiar modo de hacer, de soniquete preciso, sin florituras, pero de una justeza y una precisi¨®n mod¨¦licas. Fue el complemento ideal de una noche sumamente gratificante.
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