La hierba y los pies
EN 2004, LA REVOLUCI?N conservadora triunf¨® en las urnas americanas, pero no super¨® la prueba de Irak, donde una guerra que se hizo para que Estados Unidos pudiera dominar Oriente Pr¨®ximo, podr¨ªa acabar en un eje chi¨ª Teher¨¢n-Bagdad; se agrand¨® la brecha entre Europa y Estados Unidos, a medida que se confirmaba la gran mentira de las armas de destrucci¨®n masiva, porque los desacreditados representantes de los intereses americanos en la Uni¨®n no consiguieron convencer a la opini¨®n p¨²blica europea de que la guerra de Irak hab¨ªa merecido la pena; China renov¨® personas y ambiciones, y sali¨® a la conquista del mundo, para consolidar su peculiar forma de capitalismo de Estado; Europa entreabri¨® sus puertas a Turqu¨ªa, al precio de destapar sus contradicciones culturales internas; la Uni¨®n Europea expres¨® su voluntad de integraci¨®n pol¨ªtica, dot¨¢ndose de un Tratado constitucional tan necesario como insuficiente; Putin sigui¨® construyendo su r¨¦gimen autocr¨¢tico en Rusia, con la complacencia de unos l¨ªderes europeos que parecen autistas cuando llegan al Kremlin; Ucrania sinti¨® la atracci¨®n de Europa y las revoluciones democr¨¢ticas alcanzaron el primer cintur¨®n de Rusia, aquel sobre el que Putin so?aba con reconstruir su Imperio; la muerte de Arafat abri¨® nuevas perspectivas para Palestina, que despidi¨® al l¨ªder que acept¨® que la paz era posible, pero necesita encontrar al l¨ªder capaz de hacerla efectiva; junto a China, India, Sur¨¢frica y Brasil siguieron creciendo como potencias emergentes, y Madrid sufri¨® el m¨¢s terrible atentado del terrorismo islamista desde el 11-S.
Todos estos acontecimientos tienen que ver con las dificultades de gobernar el mundo en pleno proceso de globalizaci¨®n. Y en varios de ellos el juego de las mentiras y de los enga?os ha tenido un papel como si unos poderes desconcertados s¨®lo supieran mantener su legitimidad a costa del miedo y la confusi¨®n. Pero para Espa?a, 2004 ser¨¢ siempre el a?o del 11-M que inscribi¨® en fuego en la piel de toro la realidad de un mundo en el que nada de lo que ocurre en cualquiera de sus rincones nos puede ser ajeno. Tres d¨ªas despu¨¦s del atentado, los espa?oles reafirmaron su adhesi¨®n a la democracia yendo a votar masivamente. Y hubo cambio de Gobierno. El cambio tuvo sus efectos cat¨¢rticos, despu¨¦s de la terrible tensi¨®n. Pero agrand¨® la fractura pol¨ªtica que hab¨ªa abierto la guerra de Irak. ?Es una quimera pensar que las distintas fuerzas pol¨ªticas pudieran hacer un acto de reconocimiento mutuo compartiendo algunas m¨ªnimas observaciones objetivas?
S¨¦ perfectamente que, como dec¨ªa Robert Musil, "la objetividad no funda ning¨²n orden humano, sino tan s¨®lo un orden objetivo". En este caso, como casi siempre, lo que funda es la memoria de las v¨ªctimas y el rechazo compartido del mal, el mal terrorista. Para convertir la energ¨ªa del rechazo en motor de acci¨®n, unos m¨ªnimos elementos anal¨ªticos deber¨ªan ser compartibles. Por ejemplo, los dos que siguen.
El primero de ellos, que las Fuerzas Armadas ten¨ªan informaci¨®n suficiente para poder haber impedido el atentado, y la prueba de ello es que la resoluci¨®n policial ha sido muy r¨¢pida, pero faltaron dos condiciones indispensables: la coordinaci¨®n y el concepto. El concepto atentado islamista contra Espa?a no estaba ni en la clase pol¨ªtica, ni en los medios de comunicaci¨®n, ni en la opini¨®n p¨²blica. Aznar puede argumentar en su descargo que ¨¦l s¨ª hab¨ªa advertido de la amenaza isl¨¢mica. Que no se le escuchara deber¨ªa hacerle reflexionar sobre la enorme erosi¨®n de su credibilidad por la guerra de Irak.
El segundo, concierne a los tres d¨ªas despu¨¦s, que tanto obsesionan al Partido Popular, que a veces parece confundir su derrota con la gran tragedia del 11-M. Lo que ocurri¨® es bastante sencillo: la gente reaccion¨® con el voto masivo. Y cualquier analista sabe que si la participaci¨®n estaba por encima del 75% el PSOE ten¨ªa muchas posibilidades de ganar. Todo el mundo fue a votar. El PSOE obtuvo m¨¢s votos que nunca, y, sin embargo, no le sirvieron para obtener la mayor¨ªa absoluta, porque el PP estuvo bastante cerca de los votos que se la dieron en el a?o 2000.
Sabemos que el terrorismo islamista est¨¢ en casa. Sabemos que la coordinaci¨®n policial es decisiva para que la tragedia no se repita. Y sabemos que la ciudadan¨ªa vot¨® con un arrebato de dignidad que deber¨ªa servir de lecci¨®n para aquellos gobernantes que la ven como una masa informe y maleable. La realidad, dec¨ªa Danilo Kis, es "la hierba que crece y los pies que la pisan". Y no hay dos pies con la misma pisada.
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