La cuesta de enero, febrero y marzo
Contener el gasto. Esa frase que utilizan los especialistas en sus balances de empresa puede aplicarse tambi¨¦n en la econom¨ªa dom¨¦stica. Despu¨¦s de las fiestas navide?as es importante planificar y ce?irse a un presupuesto. Sepa c¨®mo hacerlo aplicando unas claves de sentido com¨²n.
El pr¨®ximo fin de las fiestas navide?as nos devuelve a la cruda realidad: enero ha llegado. Comidas, regalos, salidas y vacaciones han dejado deseos realizados, pero tambi¨¦n cuentas corrientes raqu¨ªticas de ciudadanos de a pie que, ya sin renos ni camellos a los que recurrir, tendr¨¢n que asumir que la verdadera magia residir¨¢ en la habilidad de llegar con la cuenta a salvo o con el cr¨¦dito no muy excedido a finales del primer mes del nuevo a?o.
Las luces rojas de la Navidad se han apagado casi de repente, pero se encienden otras del mismo color: las de la econom¨ªa dom¨¦stica. Es precisamente en estos momentos donde las llamadas al sentido com¨²n y a la conciencia se hacen necesarias para capear esa vieja amiga de muchos a la que alguien tuvo a bien llamar la cuesta de enero. En los ¨²ltimos a?os, no obstante, oimos cada vez con m¨¢s frecuencia y con un cierto tono de resignaci¨®n o iron¨ªa c¨®mo la cuesta de enero se ha prolongado en el tiempo, y ahora, generosa, oronda y rolliza, acoge en sus brazos tambi¨¦n a los meses de febrero y marzo.
Cuesta arriba. Noventa d¨ªas de purgatorio de nuestros pecados para con el capital. Estos meses del a?o no s¨®lo se hacen cuesta arriba por el dispendio de las fiestas navide?as, sino tambi¨¦n porque es en este mes cuando se producen las subidas de la mayor parte de los servicios y productos de primera necesidad: el pan, la electricidad, las telecomunicaciones, el gas, el transporte p¨²blico, los peajes de las autopistas y otros, que actualizan sus precios en enero. Con ello, al impacto del fest¨ªn navide?o se suma la puesta al d¨ªa de las tarifas de tales servicios. El golpe psicol¨®gico que supone el taladrado anuncio de estos incrementos de precios en los medios de comunicaci¨®n no es tampoco balad¨ª.
Una llamada al sentido com¨²n. ?Qu¨¦ hacer entonces para capear con nuestro saldo en cuenta corriente esta aventura que se mantendr¨¢ hasta la primavera? Quiz¨¢ lo que corresponde es recuperar el sentido com¨²n, que a menudo perdemos movidos por la locura del consumo de las dos semanas de fiestas navide?as.
Planificar. La primera medida necesaria para recuperar el sentido com¨²n es activar bien las neuronas. Algo tan simple como planificar el men¨² semanal puede suponer un ahorro en nuestra econom¨ªa de hasta el 30%. Es muy importante anotar en una libreta lo que prevemos consumir y ce?irnos a ello, intentando no superar esa frontera presupuestaria que nos hemos marcado para llegar a fin de mes. Cuantas m¨¢s veces vayamos al supermercado en una semana debido a compras no previstas, m¨¢s gastaremos. No s¨®lo dinero, sino tambi¨¦n tiempo y, si nos desplazamos en coche, gasolina. A la larga puede suponer una suma m¨¢s que significativa. Los especialistas aconsejan que concentremos las compras en no m¨¢s de uno o dos establecimientos. La dispersi¨®n de las compras provoca que el gasto final sea mucho mayor.
Comprar con cabeza. Otro elemento que tambi¨¦n facilitar¨¢ la contenci¨®n del gasto es conocer bien nuestro establecimiento de compra habitual. Una adecuada planificaci¨®n de la ruta en el interior de la tienda, yendo directamente a los lineales y departamentos donde est¨¢n los productos que realmente necesitamos, reduce el riesgo en gastos innecesarios. No est¨¢ de m¨¢s recordar que, evidentemente, los supermercados est¨¢n dise?ados para llevar al comprador por un recorrido lo m¨¢s largo posible, de modo que las tentaciones sean m¨²ltiples, a la espera de que se produzca aquello que se conoce como la compra por impulso por las bien expuestas y atractivas ofertas. La buena m¨²sica, el impactante dise?o del establecimiento o un buen aparcamiento no s¨®lo est¨¢n pensados para la comodidad del consumidor, sino tambi¨¦n para que ¨¦ste compre m¨¢s.
Compre relajado, atento y sin prisas. Personalmente he tenido la oportunidad de analizar c¨®mo el estr¨¦s o el hambre causan estragos a la hora de ir a comprar. Aquellos que van de compras agobiados, cansados, hambrientos o con prisas pueden llegar a gastar hasta el doble de lo que en realidad ten¨ªan pensado. En esas situaciones se calculan los precios con menos frecuencia y se tiende a ser m¨¢s benevolente con los propios caprichos. La ansiedad nos pasa una cara factura.
Observe, pues le saldr¨¢ a cuenta. No siempre sale m¨¢s barato el envase mayor o que m¨¢s abulta. A veces, los dise?os enga?an. Es conveniente fijarse bien en las etiquetas de las estanter¨ªas, y comparar los precios por gramo o mililitro, necesarios para hacer una evaluaci¨®n objetiva. Tambi¨¦n merece la pena estar atento a las ofertas. Hay veces en que una compra en promoci¨®n puede suponer un ahorro de hasta el 50%. Sin embargo, antes de abalanzarse sobre ellas, llevados por el impacto del porcentaje de descuento prometido o de producto regalado, es conveniente sopesar el consumo que hacemos de ese producto, as¨ª como su fecha de caducidad. ??bamos a adquirirlo? ?Lo consumimos habitualmente? O por el contrario, ?estoy simplemente adquiriendo una oferta de algo que no preciso? Hoy d¨ªa, tanto las grandes marcas de toda la vida como los productos con la marca de los propios establecimientos ofrecen una buena relaci¨®n calidad-precio. Las ofertas no siempre son necesarias para el ahorro.
El ahorro en cifras
Si llevamos a cabo estas sugerencias, el impacto en el presupuesto puede suponer un ahorro en el trimestre que oscile entre los 300 y los 600 euros. Si este protocolo de actuaci¨®n lo mantuvi¨¦ramos a lo largo de todo el a?o, la cifra promedio estimamos que oscilar¨ªa entre los 1.200 y los 2.400 euros por familia de entre tres y cinco miembros.
Evidentemente, esta cifra depender¨¢ de la ciudad o zona en la que residamos y del gasto promedio realizado por la unidad familiar.
Si a ello a?adimos medidas como el uso del transporte p¨²blico en lugar del desplazamiento permanente en autom¨®vil o la gesti¨®n inteligente del consumo de electricidad, agua o gas, podemos llegar a conseguir un ahorro adicional nada despreciable.
Vale la pena tenerlo en cuenta porque, en determinados casos, la cuesta de enero puede llegar a durar todo un a?o.
Alex Rovira es licenciado en ciencias empresariales y MBA por Esade. Profesor en Esade, conferenciante y escritor, es autor de 'La br¨²jula interior' y coautor de 'La buena suerte'. www.alexrovira.com.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.