La supervivencia de las viejas colonias
Los 72 centros textiles luchan, en su 150? aniversario, contra su desaparici¨®n
Las colonias textiles que se construyeron en la segunda mitad del siglo XIX llegan a los 150 a?os de historia con una salud m¨¢s que renqueante. Entre 1920 y 1930, las colonias daban trabajo a 340.000 personas: hombres, mujeres y ni?os, como mandaban los c¨¢nones del beneficio, que poco sab¨ªan de edades. Comparar aquellas cifras con las apenas 5.000 personas que hoy trabajan en las viejas f¨¢bricas evidencia el declive del modelo de los 72 asentamientos que hay contabilizados como colonias textiles en las cuencas de los r¨ªos Ter y Llobregat y sus principales afluentes, como el Cardener.
Las 72 colonias (43 en el Llobregat y 29 en el Ter) dedicadas principalmente a la industria algodonera llegaron a disponer de un mill¨®n de metros cuadrados de superficie industrial, de los que en la actualidad apenas si se mantiene la actividad en el 30%. Salvo excepciones concretas, la mayor¨ªa est¨¢ ocupada por peque?as empresas o talleres que han recurrido a locales de bajo precio.
Los 340.000 obreros de los a?os veinte han dejado paso a los 5.000 empleados actuales
La situaci¨®n es muy dispar: desde algunas zonas industriales pr¨¢cticamente condenadas a la desaparici¨®n, como la f¨¢brica de cal Rosal -la primera construcci¨®n industrial de este tipo de la que se tiene noticia-, hasta industrias que han conseguido alquilar o vender su patrimonio a varios peque?os empresarios y en las que se mantiene la actividad -las colonias Valls y Pal¨¤, en el Cardener-, pasando por las que se conservan como museo -la colonia Sed¨® (con una impresionante turbina) y la colonia Vidal-, en las que se ha recreado el ambiente de aquella industria que floreci¨®.
Algunos de estos asentamientos urbanos tienen especial inter¨¦s arquitect¨®nico, como la colonia G¨¹ell, en Santa Coloma de Cervell¨® (Baix Llobregat), y en otros las construcciones majestuosas quedaron para la casa de los propietarios o las iglesias.
?ngel Miralda, impulsor de la conmemoraci¨®n de la efem¨¦rides de las colonias y uno de los art¨ªfices del parque Fluvial de les Col¨°nies del Llobregat, considera que las antiguas naves industriales son un valor que no puede competir con los pol¨ªgonos industriales, pero que pueden ser sede de empresas dedicadas a las nuevas tecnolog¨ªas, a oficinas o a laboratorios.
Miralda cree que el patrimonio de las colonias debe ser tenido en consideraci¨®n, se debe dar un giro a la concepci¨®n actual de industrias de baja apreciaci¨®n y zonas de residencia de bajo coste para pasar a una zona de servicios de alta calidad por su entorno natural. Ingleses, suecos y norteamericanos as¨ª lo han entendido y han desarrollado proyectos con sus viejas colonias que son referencia para los impulsores de los parques del Llobregat y del Ter. A juicio de Miralda, el caso de Lowel, al norte de Boston, donde la historia de la colonia es orgullo nacional y el presente un ejemplo de revalorizaci¨®n, es un referente de lo que se deber¨ªa hacer en Catalu?a.
Los espacios industriales tienen un futuro, afirma Miralda, como lo pueden tener los residenciales. Tambi¨¦n aqu¨ª la situaci¨®n es muy diversa. Desde los que iniciaron un proceso de venta a sus inquilinos, lo cual ha garantizado la supervivencia, hasta los que malviven con una baja ocupaci¨®n, como por ejemplo la colonia Soldevila, en Balsareny, donde la actual propiedad intenta desalojar por la v¨ªa judicial a las ¨²ltimas siete familias. En algunas de estas construcciones, como Viladomiu Nou (en Gironella), la ocupaci¨®n es pr¨¢cticamente total y en otras se han dedicado con especial inter¨¦s a la segunda residencia, como el Guixar¨®, en el mismo municipio.
Pero, indudablemente, el concepto de colonia ha quedado para la historia. El amo omnipresente y toda su red social de control han desaparecido, y con ello, a menudo, muchos servicios, desde las escuelas, teatros y bibliotecas hasta las tiendas o servicios asistenciales sanitarios. Se mantienen las iglesias, algunas incluso propiedad de los vecinos, como la de Ametlla de Casserres. En todas, anteayer a la una de la tarde, tocaron las campanas al mismo tiempo para celebrar el inicio de la conmemoraci¨®n del A?o de las Colonias. En algunas, como L'Ametlla de Merola (Puig-reig), a¨²n se representan los tradicionales Els Pastorets.
El a?o 2005, coincidiendo con el 150? aniversario de la promulgaci¨®n de la ley de 21 de noviembre de 1855 de colonias agr¨ªcolas, que permiti¨® la creaci¨®n de las textiles, se presenta como determinante para el futuro de estos asentamientos.
Miralda considera que se debe aprovechar este a?o para tener una ley de protecci¨®n de las colonias que garantice su supervivencia, una ley de ayudas econ¨®micas para los municipios que tienen colonias -al estilo del plan de barrios que permite la intervenci¨®n en 13 ciudades catalanas-, y una figura legislativa que permita hablar de parques patrimoniales, que pueda tener un nivel similar al de las zonas PEIN (Plan Especial de 'Inter¨¦s Natural) en las zonas naturales.
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