Soliloquio del rey mago
Son m¨¢s de dos milenios recorriendo la tierra, siguiendo la senda luminosa de una estrella fugaz, llevando a cada lugar, a cada casa, millones de regalos para saciar deseos diminutos, peque?os caprichos materiales, paliativos de una felicidad que nunca se alcanzar¨¢ del todo. Llevo siglos pensando que alg¨²n d¨ªa, por m¨¢s empe?o y cuidado que ponga en mi envidiable labor, alg¨²n ni?o percibir¨¢ la tristeza que me asiste. Ser monarca es un alto privilegio que se hereda sin m¨¢s. Poseer toda la sabidur¨ªa, gozar de la inmortalidad y dominar los misterios de la magia podr¨ªan hacer dichoso a cualquier hombre de este mundo, pero tales virtudes conducen irremediablemente a un estado de lucidez perpetua, de impotencia y de cansancio que, d¨¦cada a d¨¦cada, se ir¨¢ trasluciendo en mi rostro, en mis ojos y en el arco de mi sonrisa. Este a?o, sin ir m¨¢s lejos, cerca de un mill¨®n de cartas se quedar¨¢n dormidas para siempre en un rinc¨®n de mi despecho real. No habr¨¢ regalo ni respuesta posible a ese mill¨®n de ni?os que, m¨¢s all¨¢ de mis m¨¢gicos poderes, murieron en Irak, en Somalia, en Etiop¨ªa, en Besl¨¢n, en Colombia, en Sri Lanka, en Tailandia o en la India... Cada ni?o, cada ni?a arrebatados de este mundo por la insensatez humana, por el hambre, por el fanatismo homicida o por esos desastres naturales que siempre azotan a las criaturas m¨¢s vulnerables son un desgarro para mi alma y una dentellada en mi coraz¨®n fatigado y herido.
No s¨¦ cu¨¢ntos a?os o cu¨¢ntos siglos aguantar¨¦ junto a mis dos compa?eros, pero se hace dif¨ªcil, muy dif¨ªcil, mantener la compostura y defender la alegr¨ªa. Si esta madrugada he cumplido, un a?o m¨¢s, con mi tarea ha sido, indudablemente, por ellos, por los ni?os que me esperaban. Son ellos los que generan esa sustancia primitiva y necesaria de la que se alimenta la vida: la ilusi¨®n. S¨®lo en el coraz¨®n de un ni?o se encuentra esa inagotable factor¨ªa, ese caudal energ¨¦tico que mueve los engranajes del mundo. De ella me sirvo tambi¨¦n para hacer m¨¢s llevadera esta pesada inmortalidad, para que mi infinita sabidur¨ªa se nutra de inocencia por los siglos de los siglos.
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