Lepage y los m¨²sicos callejeros
Despu¨¦s de largas negociaciones para adaptar libremente La ¨®pera de cuatro cuartos, de Bertolt Brecht y Kurt Weill, Robert Lepage se encontr¨® con un "no" de sus herederos: no debi¨® de gustarles demasiado que el director canadiense moldeara a su antojo la pieza. En realidad, Brecht hab¨ªa hecho eso mismo en 1928 con La ¨®pera del mendigo, escrita por John Gay doscientos a?os antes. La columna argumental, los protagonistas, el ambiente y el tono de la obra de Brecht estaban ya en la de Gay. As¨ª pues, cuando Lepage se vio sin La ¨®pera de cuatro cuartos, decidi¨® volver a La ¨®pera del mendigo: como los derechos de su libreto son de dominio p¨²blico, cualquiera puede cortarlo, pegarlo y colorearlo a sus anchas. As¨ª se ha hecho cien veces desde su estreno, en 1728, cuando bati¨® el r¨¦cord de permanencia en la cartelera londinense. ?Cu¨¢l es el secreto de esta obra sobre la que tantas veces se vuelve?
A prop¨®sito de El asombro de Damasco, que se representa en el Teatro de la Zarzuela en Madrid
Amigo de Jonathan Swift y de Alexander Pope, y frecuentador de los c¨ªrculos tories, John Gay (1685-1732) se pas¨® media vida intentando sin ¨¦xito conseguir un cargo p¨²blico y seguridad econ¨®mica para escribir a sus anchas. Sir Robert Walpole, pol¨ªtico con mucho poder, se encarg¨® de impedirlo por todos los medios a su alcance. La ¨®pera del mendigo (The Beggar's Opera) es una obra musical corrosiva: perdida toda esperanza de prosperar, Gay retrat¨® el funcionamiento del crimen organizado en Londres, y la corrupci¨®n que lo sosten¨ªa. "Pobres y ricos obran con id¨¦ntica amoralidad, y deber¨ªan ser castigados de la misma manera", viene a decir el Beggar al Player en la pen¨²ltima escena de la obra, durante una discusi¨®n sobre si debe acabar con un final feliz, "para cumplir con las costumbres del lugar", o condenando a la horca a todos los personajes. Teatro dentro del teatro. Y distanciamiento brechtiano, dos siglos antes de Brecht.
A comienzos del siglo XVIII,
el centro de Londres se hab¨ªa convertido en un laberinto de callejuelas inseguras, flanqueadas por "viviendas de grajos", como las llamaban quienes no se ve¨ªan obligados a habitarlas. Los cargos policiales y judiciales se vend¨ªan y el comprador amortizaba el gasto prestando sus servicios al mejor postor. En ese contexto, un tipo llamado Jonathan Wild puso bajo su mando a todas las bandas criminales e hizo del robo, de la venta de lo robado y de su devoluci¨®n, previo pago, a sus due?os leg¨ªtimos, un negocio pr¨®spero. Las autoridades miraron para otro lado durante muchos a?os. Wild, que acab¨® en la horca en 1924, es el modelo que Gay utiliza para dibujar a Peachum, antagonista de La ¨®pera del mendigo, donde tambi¨¦n aparecen retratados Walpole, muchos habitantes de los bajos fondos, y funcionarios corruptos. Brecht puso al d¨ªa el extraordinario juguete de Gay, y posteriormente Vaclav Havel le dio otra vuelta de tuerca en su obra hom¨®nima. Tambi¨¦n la m¨²sica de Pepusch ha sido rehecha a menudo. Vale la pena mencionar la versi¨®n de Benjamin Britten. Robert Lepage utiliza la arquitectura dram¨¢tica de La ¨®pera del mendigo, pero la amuebla de muy distinto modo y le pone otro t¨ªtulo: The Busker's Opera. Macheath, su protagonista, en lugar de ser el jefe de una banda de ladrones, es un m¨²sico absorbido por su trabajo y, finalmente, devorado por la industria cultural, objetivo contra el que el director canadiense dispara. La docena de int¨¦rpretes con que cuenta Lepage han rehecho parte de la m¨²sica original, y otra la han compuesto: hay cl¨¢sica, rock, reggae, jazz, blues, tecno...
A diferencia de la versi¨®n de Gay, en la que alternan fragmentos hablados y cantados, la de Lepage se resuelve enteramente a trav¨¦s de n¨²meros musicales. Su protagonista abandona Londres rumbo a Estados Unidos, huyendo de su agente y de un abogado corrupto. All¨ª, vuelve a los brazos de Jenny, antigua amante, es encarcelado por posesi¨®n de hero¨ªna, se escapa, y acaba en la silla el¨¦ctrica. En manos de Lepage, los mendigos de Gay son m¨²sicos callejeros (buskers). Y las canciones en ingl¨¦s se pueden seguir en castellano a trav¨¦s de una pantalla integrada en el juego esc¨¦nico.
The Busker's Opera. Sevilla. Teatro Central. Del 14 al 16 de enero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.