La sentencia del J¨²car, oportunidad o problema
La sentencia del Tribunal Supremo anulando una buena parte de los art¨ªculos con contenido sustantivo del Plan Hidrol¨®gico de la Cuenca del J¨²car puede ser, si se sabe administrar, una excelente oportunidad para el Pa¨ªs Valenciano, porque le puede librar en poco tiempo del Plan de Cuenca vigente, que es gravemente lesivo para los intereses valencianos.
En primer lugar, hay que aclarar que la sentencia no supone ni el m¨¢s m¨ªnimo riesgo o motivo de preocupaci¨®n para los usuarios actuales del agua, ya sean urbanos o agrarios. Algunos medios de Valencia y Alicante han vaticinado un panorama ca¨®tico de sed y de ruina si se llegase a ejecutar la sentencia. La realidad es que tales augurios carecen de fundamento, y su difusi¨®n deber¨ªa haber sido m¨¢s meditada, pues ha causado una alarma injustificada, especialmente entre los agricultores.
El Supremo ha anulado los art¨ªculos del Plan del J¨²car que afectan a cuencas internas de la Comunidad Valenciana o de Castilla-La Mancha, porque en el momento en que aprob¨® el Plan, el gobierno estatal carec¨ªa de competencias de planificaci¨®n y gesti¨®n hidrol¨®gica en estas cuencas. No se ha pronunciado directamente ni sobre los usos del agua ni sobre las infraestructuras existentes. Esto significa que todas las asignaciones de agua actualmente vigentes pueden ser mantenidas en el futuro por las administraciones que sean competentes en cada cuenca, si as¨ª lo deciden. Mientras se reordenan las competencias, proceso que puede durar a?os, hay m¨²ltiples mecanismos (convenios, encomiendas de gesti¨®n, etc.), mediante los cuales se pueden mantener los actuales env¨ªos de agua entre diferentes cuencas.
Distinto es el caso de aquellas infraestructuras que todav¨ªa no est¨¢n construidas, y que est¨¢n destinadas a transportar recursos cuya autorizaci¨®n formal ha sido suspendida por la sentencia. El ejemplo m¨¢s evidente es el trasvase J¨²car-Vinalop¨®. Las obras deber¨ªan de paralizarse de inmediato, dado que la sentencia anula el respaldo legal que les otorgaba el Plan.
Aunque la propaganda dominante repita lo contrario, la cancelaci¨®n del trasvase J¨²car-Vinalop¨® resultar¨ªa muy conveniente para los intereses valencianos y alicantinos. En particular, para los agricultores del Medio Vinalop¨®, a los que el desarrollo tur¨ªstico de la costa alicantina ha dejado sin agua. Existen alternativas que resolver¨ªan sus problemas con verdadera garant¨ªa, y a un coste mucho menor, que un trasvase que fue planificado contando con el agua del Ebro para reponer en la Ribera el agua del J¨²car trasvasada al Vinalop¨®. Ahora, sin trasvase del Ebro, los estudios de la Comisi¨®n T¨¦cnica del J¨²car-Vinalop¨® est¨¢n demostrando una vez m¨¢s algo que es desde hace a?os un secreto a voces: el J¨²car no s¨®lo no tiene recursos para trasvasar al Vinalop¨®, sino que la sobreexplotaci¨®n de los acu¨ªferos de La Mancha lo ha convertido en un r¨ªo netamente deficitario. La aplicaci¨®n de la sentencia obligar¨ªa a las autoridades a reconocer p¨²blicamente la situaci¨®n tal como es, y a poner en marcha verdaderas soluciones para el Medio Vinalop¨®.
Pero al margen de sus efectos sobre este trasvase, el principal valor de la sentencia reside en que puede facilitar la revisi¨®n anticipada del Plan del J¨²car, en un contexto pol¨ªtico y jur¨ªdico totalmente distinto a aquel en el que se produjo su aprobaci¨®n. Ahora est¨¢ vigente la Directiva Marco del Agua europea, que establece unas exigencias de protecci¨®n ambiental, de eficiencia econ¨®mica y de transparencia de costes desconocidas hasta hoy en la pol¨ªtica hidr¨¢ulica espa?ola. Con la Directiva en vigor, ya no ser¨¢ posible dejar el bajo J¨²car sin un caudal m¨ªnimo, ni dejar L'Albufera a expensas de los retornos de cualquier calidad que le puedan llegar, ni conducir a la extinci¨®n a especies pisc¨ªcolas como la Loina del J¨²car, ni tantos otros desastres que se han producido bajo el amparo del Plan actual. Y menos a¨²n existiendo ahora un movimiento social en ascenso -X¨²quer Viu-, firmemente decidido a defender el J¨²car y L'Albufera, y al cual la Directiva le asegura el derecho a la participaci¨®n activa en la planificaci¨®n y en la gesti¨®n de la cuenca.
La cuesti¨®n central, la verdadera oportunidad hist¨®rica que brinda la sentencia al favorecer la revisi¨®n anticipada del Plan de Cuenca, es que habr¨¢ que replantear desde su base el estatuto del J¨²car y sus acu¨ªferos en La Mancha. La peregrina idea de que "el agua es de donde llueve" no tiene cabida en la Directiva Marco del Agua. El principio de unidad de cuenca no permite que la ubicaci¨®n en cabecera de una cuenca otorgue derecho alguno para un uso privilegiado del agua superficial o subterr¨¢nea que circula por la misma, en detrimento de las condiciones ambientales y de los usos aguas abajo. El ciclo del agua es ¨²nico, y todos los usuarios deben respetarlo por igual.
Ahora, la sentencia del Supremo brinda una ocasi¨®n de oro para abordar la dif¨ªcil pero irrenunciable tarea de replantear el Pacto del Agua de Zaplana y Bono de 1997, que legitim¨® a trav¨¦s del Plan la esquilmaci¨®n del principal r¨ªo valenciano a su paso por La Mancha, repartiendo unos caudales que no exist¨ªan. Si la revisi¨®n del Plan no se aborda sin demora, se seguir¨¢n ejercitando a?o tras a?o los acuerdos del Pacto, transform¨¢ndolos en derechos cada vez m¨¢s consolidados. Conforme vaya pasando el tiempo, m¨¢s dif¨ªcil una revisi¨®n transparente y equitativa.
Se entiende que la Generalitat se est¨¦ empleando a fondo para que no se llegue a ejecutar la sentencia, evitando que se precipite la revisi¨®n del Plan. El momento pol¨ªtico le resulta muy poco propicio para controlarla, y para evitar que salga a la luz todo lo que se esconde en un Plan que es un fiel reflejo de la pol¨ªtica del gobierno anterior, tan ardientemente defendida desde el Consell.
Ahora, el futuro del J¨²car y L'Albufera est¨¢n en manos del PSOE y el PSPV, en su doble condici¨®n de partido de gobierno estatal y de principal partido de la oposici¨®n valenciana. Si se mantiene la construcci¨®n del trasvase J¨²car-Vinalop¨®, y si el Plan del J¨²car sigue en vigor durante unos a?os m¨¢s, la recuperaci¨®n del r¨ªo y de L'Albufera ser¨¢ pr¨¢cticamente imposible. No s¨®lo se afianzar¨ªa la esquilmaci¨®n de los acu¨ªferos, sino que la poca agua que a¨²n llegase a Valencia se encontrar¨ªa con un trasvase cuya tuber¨ªa admite varias veces m¨¢s caudal que el autorizado en el proyecto. Las demandas de abastecimiento de las urbanizaciones de Alicante, que registran un crecimiento vertiginoso, tendr¨¢n prioridad legal sobre los riegos de la Ribera, e incluso, en situaciones de escasez, sobre los caudales ambientales. Cualquier garant¨ªa para el bajo J¨²car establecida a trav¨¦s de las normas de explotaci¨®n del trasvase ser¨ªa papel mojado en cuanto los ayuntamientos, apremiados por unas demandas explosivas, hicieran valer sus derechos. Ni siquiera valdr¨ªa la pena renegociar con Castilla-La Mancha el Pacto de 1997: toda el agua que se pudiera recuperar acabar¨ªa en las urbanizaciones de Alicante.
El PSOE y el PSPV se encuentran en este asunto ante una responsabilidad hist¨®rica: la de encabezar, con determinaci¨®n, el proceso de regeneraci¨®n de la pol¨ªtica del agua que necesita urgentemente el Pa¨ªs Valenciano. Y en este proceso no caben ni el trasvase J¨²car-Vinalop¨® ni el mantenimiento del Plan del J¨²car y el Pacto del Agua de 1997.
Antonio Estevan es consultor ambiental y miembro de la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua.
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