Ancestros brasile?os de la rivalidad
Los hermanos Waldo y Wanderley recuerdan sus enfrentamientos de los a?os sesenta
A sus 70 a?os, Waldo, segundo m¨¢ximo goleador de la historia del Valencia, presenta un aspecto f¨ªsico espl¨¦ndido. Luce un ch¨¢ndal como si tuviera 40 a?os menos, cuando marc¨® 146 goles en sus nueve temporadas en el club de Mestalla, s¨®lo superado por Mundo (266 tantos en los a?os cuarenta). Le rejuvenece el contacto diario con los ni?os a los que entrena, los benjamines de la escuela de f¨²tbol Cracks, a 15 kil¨®metros de Valencia. Waldo ha dedicado toda su vida al f¨²tbol y tuerce el gesto cuando oye el nombre de Ranieri, el actual t¨¦cnico valencianista, tan alejado de su sensibilidad brasile?a. Waldo fue un delantero de rompe y rasga, tanto por su potente golpeo del bal¨®n -experto lanzador de faltas con la folha seca- como por su fortaleza f¨ªsica (una rotura de menisco s¨®lo le mantuvo 20 d¨ªas fuera de los campos), adem¨¢s de un excelente cabeceador. Su hermano Wanderley, de 67 a?os, fue un interior derecho m¨¢s fino que corr¨ªa ligero por el carril del 8 en el campo de Vallejo, el desaparecido y recoleto estadio del Levante, todo de madera, donde el p¨²blico estaba tan encima de los jugadores que "te cog¨ªan del cuello con un paraguas", recuerdan los hermanos Machado.
Reunidos por este peri¨®dico, el hermano mayor lleva la voz cantante mientras el peque?o lo observa con cari?o e iron¨ªa. Al contrario que Waldo, Wanderley, primer fichaje de relumbr¨®n del club granota, vive alejado del f¨²tbol: hace 30 a?os que trabaja en una farmacia que hoy dirigen sus hijas en Massanassa, a 12 kil¨®metros de la capital. "Desde que dej¨¦ el f¨²tbol no he vuelto a un campo. Y mi hijo no ha tocado un bal¨®n en su pu?etera vida", sentencia.
Waldo lleg¨® al Valencia en la campa?a 61-62, tras seducir a los dirigentes en el partido de homenaje al fallecido Walter. Trat¨® de traerse a su hermano a Mestalla, pero el Valencia no lo quiso y Wanderley acab¨® en el Elche antes de llegar al Levante en la temporada del ascenso (1962-63). Tres cursos despu¨¦s se march¨® al M¨¢laga.
En los cuatro derbies valencianos de los a?os sesenta, siempre ganaron los locales. Pes¨® el factor campo. Las diferencias que separan a ambos clubes se han agrandado. "El Valencia siempre ha fichado jugadores extraordinarios, pero ahora la diferencia es mayor. Antes, Vallejo era una jaula", afirma Waldo. "El Levante tiene un equipo muy guapo", proclama Wanderley, "pero le falta meter goles. Schuster ya fue muy bueno de jugador y lo es de entrenador. Del Valencia, me encanta el argentino peque?ito [Aimar]".
De padre ferroviario y madre operaria de una f¨¢brica de lanas, los hermanos Machado empezaron sus carreras en equipos diferentes de R¨ªo de Janeiro. Waldo en el Fluminense y Wanderley en el Vasco da Gama. Con 17 a?os, Wanderley particip¨® en los JJ OO de Roma, en 1960; y Waldo fue seis veces internacional absoluto con Brasil. Coincidi¨® con Did¨ª ("me ense?¨® el truco de la folha seca"); Pel¨¦ ("un d¨ªa, en un Santos-Fluminense, cogi¨® el bal¨®n desde su ¨¢rea y nadie logr¨® cazarle hasta que marc¨® en la otra ¨¢rea; hay una placa en Maracan¨¢ dedicada a ese gol", recuerda); y Garrincha ("el jugador burl¨®n, el hombre espect¨¢culo").
?C¨®mo ha cambiado el f¨²tbol desde entonces? "Yo", dice Wanderley, "cobraba 120.000 pesetas de ficha. Antes nos reun¨ªamos a charlar en una cafeter¨ªa del centro jugadores de distintos equipos. Y los defensas daban m¨¢s palo: Santamar¨ªa, Griffa...". ?Racismo? "?Qu¨¦ va! Por el Valencia pasaron Walter, Waldo, Chicao, Keita...", concluyen.
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