Historias de cooperantes espa?oles en Asia
Un pu?ado de personas lucha en primera l¨ªnea por tratar de paliar la cat¨¢strofe provocada por el 'tsunami' y las ONG se vuelcan en el env¨ªo de ayuda a la zona devastada
"Estoy en Madrid, ?nos tomamos unas ca?as?". "?Unas ca?as? ?No podr¨ªas ir a Sumatra?". ??igo Torres, coordinador general de Acci¨®n contra el Hambre en Colombia, se vino a Madrid a pasar las navidades, llam¨® al logista de su organizaci¨®n para charlar y poco despu¨¦s estaba tomando las uvas de Nochevieja en el aeropuerto de Dubai, rumbo a la isla indonesia de Sumatra, cuya costa oeste qued¨® devastada por el maremoto.
En medio del espanto de una cat¨¢strofe que ha dejado 150.000 muertos, afectado a m¨¢s de una decena de pa¨ªses y desplazado a m¨¢s de dos millones de personas, las organizaciones solidarias espa?olas se han volcado en la ayuda. La mayor¨ªa, aportando material y dinero a sus contrapartes que llevaban a?os trabajando sobre el terreno. Pero otras enviando tambi¨¦n equipos propios: un pu?ado de espa?oles trata en primera l¨ªnea -en Indonesia, Sri Lanka e India- de ayudar a paliar el dolor.
"Menos politiqueos y m¨¢s arrimar el hombro", reclama un voluntario en Sri Lanka
Pese a la prontitud, ??igo Torres no fue enviado por casualidad. Este madrile?o de 31 a?os ha afrontado ya emergencias en Sierra Leona, Guinea y Colombia. Y es que muchos de los cooperantes espa?oles en Asia han hecho del trabajo humanitario su profesi¨®n. Tambi¨¦n hay casos de voluntarios que abandonan temporalmente su trabajo, como Fernando Sol¨¦, de 43 a?os, un experto en telecomunicaciones, que desde el d¨ªa siguiente al maremoto coloca antenas para facilitar la tarea en Sri Lanka.
Sol¨¦ tiene su propia empresa, por lo que no necesita pedir permiso, "aparte de a mi mujer", para saltar a un avi¨®n cuando se requiere. Su principio es "menos politiqueos y m¨¢s arrimar el hombro".
"Como voluntario, tienes la impresi¨®n de que es la forma m¨¢s directa de ayudar", dice Jos¨¦ Salvador, un murciano profesor de inform¨¢tica en Madrid, que "disfruta" de su mes de permiso sin sueldo encerrado con Sol¨¦ en Colombo.
Lo m¨¢s curioso es que a los 10.000 voluntarios de la Cruz Roja de Sri Lanka se ha sumado la espa?ola Inmaculada Garc¨ªa, una dise?adora de estampados residente en Londres, que lleg¨® a Colombo el mismo d¨ªa 26 para conocer a la familia de su novio. Ambos se olvidaron de las vacaciones.
Al otro lado de esta isla del ?ndico, a lo largo de la da?ada costa oriental, se han instalado la mayor¨ªa de los equipos humanitarios espa?oles. Como V¨ªctor Manuel L¨®pez, de 31 a?os, jefe de los ocho Bomberos Unidos sin Fronteras que han levantado en Kinn¨ªa, una isla en la bah¨ªa de Trincomale, un puesto m¨¦dico. Adem¨¢s, trabajan en la potabilizaci¨®n de los pozos de agua dulce, elemento fundamental para evitar las epidemias.
En la misma Kinn¨ªa hay cuatro espa?oles de M¨¦dicos del Mundo. Su presidenta, la sevillana Teresa Gonz¨¢lez, asegura que el problema m¨¢s serio es "el deterioro de la salud mental debido al terrible miedo de la poblaci¨®n a que vuelva a repetirse". Gonz¨¢lez, sin embargo, se siente contenta. "Todo han sido facilidades. Nos reciben con la sonrisa por delante", asegura.
El Wally de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) -porque "siempre est¨¢ metido en misiones y es imposible encontrarlo"-, Aitor Zabalgogeazcoa, de 40 a?os, se declara tan impresionado por la gravedad del impacto mental que ha sufrido la poblaci¨®n que va a pedir a Payasos Sin Fronteras que act¨²en en Sri Lanka. Aitor recuerda: "Cuando a la semana se anunci¨® en India un nuevo maremoto y la radio transmiti¨® la noticia, toda la gente lloraba, corr¨ªa, hu¨ªa en tractores. La histeria era absoluta". El coordinador de la unidad de emergencias de MSF, que ya ha regresado a Espa?a, afirma que "una funci¨®n es la mejor terapia para liberar a los ni?os de la angustia".
Los 10 espa?oles de MSF se han instalado en el distrito suroriental esrilanqu¨¦s de Ampara, con excepci¨®n de Teresa Sancrist¨®val, de 33 a?os y jefa del equipo que est¨¢ en la capital para recibir y enviar la ayuda y coordinar el trabajo con Naciones Unidas y las autoridades locales. Los primeros en llegar a Ampara, tres d¨ªas despu¨¦s de la cat¨¢strofe, fueron Aitor y la enfermera Marta Iscla, de 33 a?os. Las autoridades locales hab¨ªan recogido cad¨¢veres de 40 turistas occidentales que pretendieron entregarles. "Les explicamos que quer¨ªamos ayudar a todos los vivos", explica Aitor. Todos los trabajadores humanitarios de MSF cobran un sueldo, que en el caso de m¨¦dicos y logistas es de 1.200 euros mensuales, y de 1.693, para los coordinadores.Hacer llegar la ayuda al ¨¢rea de Banda Aceh y Meulaboh (Sumatra) ha sido todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil: es la m¨¢s cercana al epicentro y ha quedado tan aislada que a algunas zonas s¨®lo se llega en helic¨®ptero. ??igo Torres pas¨® el jueves seis horas explorando sus costas desde el aire y bajando a algunos de los poblados (o a lo que queda de ellos) para preparar acciones futuras. "Es atroz", explica en conversaci¨®n telef¨®nica, "en el mapa constaban 16 pueblos y hemos encontrado 4; de los otros, ni rastro". "La cifra de afectados vivos se ha sobreestimado porque hay m¨¢s muertos de los que se cre¨ªa; apenas hay ni?os de 0 a 3 a?os", lamenta.
Banda Aceh sufre casi cada noche temblores que aterrorizan a todos. Juan Jos¨¦ Mediavilla, de 40 a?os, enfermero y bi¨®logo de Madrid, los sufre desde el campamento que alberga el mayor contingente de cooperaci¨®n espa?ol en la zona -50 personas-, impulsado por la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional (AECI). Han logrado tener seis horas diarias de luz, pero el paisaje del entorno es a¨²n terrible: "Primero est¨¢bamos solos, en medio de casas destruidas; ahora empieza a haber luz en alguna vivienda que qued¨® en pie. Darse una vuelta todav¨ªa asusta: viviendas destrozadas, olores muy extra?os, muertos a¨²n bajo los escombros...".
En Meulaboh, al sur de Banda Aceh, el grupo de Cruz Roja Espa?ola fue tambi¨¦n de los primeros en llegar. Qued¨® inutilizado incluso el puerto. ??igo Vila, estudiante de Filolog¨ªa inglesa de 32 a?os, es el jefe del equipo, que centra sus esfuerzos en potabilizar agua. Ayer lograron tratar 150.000 litros, el doble que el d¨ªa anterior.
Est¨¢n acampados junto a un pozo y un r¨ªo, donde pasan jornadas extenuantes que empiezan a las seis de la ma?ana para aprovechar el d¨ªa -en la ciudad sigue sin haber luz- y acaban a las dos de la madrugada. "Tenemos que alcanzar la m¨¢xima producci¨®n lo antes posible; hasta entonces no habr¨¢ descanso", explica Vila, quien se reconoce fascinado por las ganas de la gente de aprender palabras en castellano. "Pese al desastre, tienen muchas ganas de aprender cosas y de levantar el pa¨ªs", asegura.
Tambi¨¦n en India trabajan cooperantes espa?oles, aunque la mayor¨ªa ya estaba en proyectos en el pa¨ªs antes del tsunami. Carlos ?lvarez, barcelon¨¦s de 36 a?os del Movimiento por la Paz-MPDL, lleva dos semanas montado en el coche repartiendo comida en la costa de Andra Pradesh. Est¨¢ exhausto y algo abatido tras afrontar incontables cat¨¢strofes en los cinco a?os que lleva en India. Lo que m¨¢s le duele es que los problemas se multiplican debido a la pobreza. "Aqu¨ª la ola fue de cinco metros [la mitad que en Indonesia], pero hay tambi¨¦n muchos poblados arrasados porque eran s¨®lo caba?as".
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