Genial Riquelme
Un gran partido del medio argentino del Villarreal derrota a un Bar?a relajado en El Madrigal
Ni juego sucio ni musculatura de acero. Contra quienes piensan, como Ranieri, que al Bar?a s¨®lo se le puede hacer frente con una gran maquinaria destructiva, el Villarreal le dijo todo lo contrario. El conjunto de Pellegrini le aplic¨® al Bar?a su misma medicina: un f¨²tbol de alta escuela que acab¨® con el Bar?a en la lona y con la lucha por el t¨ªtulo de Liga resucitada, ahora que el Madrid y el Valencia est¨¢n a siete puntos. El partido del Villarreal fue excelente en general, pero la primera hora de Riquelme, todav¨ªa en n¨®mina del Bar?a, result¨® insuperable. No s¨®lo por el valor intimidatorio ante sus rivales (les demostr¨® que ayer era mejor que todos ellos en el cuerpo a cuerpo), sino porque, a la postre, sus acciones fueron determinantes. Dos pases suyos, dos goles. Y ya lleva 11 asistencias en la Liga.
VILLARREAL 3 - BARCELONA 0
Villarreal: Reina; Javi Venta, Gonzalo, Pe?a, S¨¢; Senna, Josico, Font; Riquelme (Arzo, m.89); Forl¨¢n y Guayre (Jos¨¦ Mari, m.69).
Barcelona: V¨ªctor Vald¨¦s; Dami¨¤ (Iniesta, m.57), Puyol, Oleguer, Sylvinho; Deco, M¨¢rquez, Xavi; Giuly, Eto'o y Ronaldinho.
Goles: 1-0. M. 30. Forl¨¢n hace la pared con Riquelme y empalma un duro disparo a media altura. 2-0. M. 47. Gonzalo remata en el ¨¢rea peque?a una falta de Riquelme. 3-0. M.85. Forl¨¢n tras un centro lanzado por Javi Venta.
?rbitro: Velasco Carballo. Amonest¨® a Forl¨¢n, Font y Deco, que no podr¨¢ jugar el pr¨®ximo partido contra la Real Sociedad.
El Madrigal. Unos 21.000 espectadores.
El Bar?a sali¨® relajado al Madrigal, como le gusta, con la mand¨ªbula de Ronaldinho dando cuenta de un chicle, aunque esta vez se pas¨® un par de roscas. Cuando quiso entrar en el choque, ya no pudo. Rijkaard rectific¨® demasiado tarde despu¨¦s de haber plantado un equipo muy desnivelado, sin capacidad para retener el bal¨®n, patrimonio casi exclusivo del Villarreal. Y ya se sabe que el Bar?a, sin el bal¨®n, no es nada. El Madrigal hab¨ªa vivido antes grandes partidos de su equipo con pobres resultados. Esta vez lo tuvo todo.
Decir que Riquelme estuvo omnipresente en la primera parte se queda muy corto. Dif¨ªcil observar un protagonismo tan absorbente. Y en las mismas barbas del l¨ªder destacado del campeonato. El partido gir¨® en torno a su talento de una manera tan abrumadora que result¨® humillante para la amplia n¨®mina de estrellas azulgrana, que brill¨® por su ausencia. Eclipsada por la lecci¨®n de Riquelme, que apur¨® todas las suertes del f¨²tbol: el juego en largo y en corto, al primer toque y al und¨¦cimo, siempre seg¨²n conven¨ªa. Lleg¨® a crecerse tanto que se convirti¨® de pronto, ¨¦l que siempre fue el s¨ªmbolo viviente de la indolencia, en un gran recuperador: la arrebat¨® la pelota a Puyol, a Giuly y a Dami¨¤ como si tal cosa. Se recre¨® en su suerte, reteniendo el bal¨®n ante los mismos morros de Giuly, por ejemplo, como queriendo subrayar que ah¨ª estaba ¨¦l para demostrar qui¨¦n era. Se asemej¨®, en fin, al que le gan¨® la final Intercontinental al Madrid con el Boca Juniors. Tambi¨¦n en la resoluci¨®n del choque. Por su dominio de la distribuci¨®n de los espacios del campo, encontr¨® el mejor aliado en la velocidad tanto de Guayre como de Forl¨¢n, que le marcaron un buen n¨²mero de desmarques. De una pared entre Riquelme y el uruguayo lleg¨® a la media hora el gol que abr¨ªa el encuentro y que evidenciaba la somnolencia azulgrana. Hubo tambi¨¦n en esta sociedad uruguayo-argentino una raz¨®n chilena de peso: el t¨¦cnico Pellegrini ubic¨® a esta pareja por el costado izquierdo para que aprovechara la biso?ez de Dami¨¤, que pas¨® una mala noche.
El Bar?a naufrag¨® en el centro del campo. Minimizado por el trabajo defensivo de Senna y Josico, no hubo noticias de Deco y de M¨¢rquez. Y muy distorsionadas llegaron las de Giuly. S¨®lo Xavi, esquinado a la derecha, mantuvo el tipo, aunque lejos de suponer una amenaza para los locales. Recibido el primer tanto en contra, Rijkaard llam¨® a un aparte a Deco y le solt¨® un tremendo serm¨®n que, vistas las consecuencias, no surti¨® efecto. A¨²n con la eximente de que no les llegaron balones adecuados, los delanteros del Bar?a firmaron una actuaci¨®n muy deficiente. A Eto'o pareci¨® pesarle un patad¨®n tremendo que recibi¨® de Gonzalo Rodr¨ªguez en el minuto uno. Jug¨® intimidado. En cuanto a Ronaldinho, la explicaci¨®n es m¨¢s dif¨ªcil. Desaparecido una hora del Madrigal, apenas entr¨® en escena con un gran pase en profundidad a Eto'o, que cay¨® derribado ante Reina. Para entonces Ronaldinho ya hab¨ªa abandonado el extremo izquierdo y, desde la media punta, empez¨® fugazmente a ser el jugador desequilibrante que se le supone.
A fin de recuperar el centro del campo, Rijkaard mand¨® a Xavi que centrara su posici¨®n tras el descanso. Claro que no contaba con que Gonzalo Rodr¨ªguez aprovechara, con un toque de primeras, uno de esos centros de falta Riquelme, enroscad¨ªsimos, al ¨¢rea. El tanto marc¨® una distancia que pareci¨® insalvable por las sensaciones que transmit¨ªan ambos equipos: m¨¢s enchufado el Villarreal; muy desconectado el Bar?a. Por m¨¢s que Rijkaard recurriera esta vez a Iniesta a ver si de una vez por todas su equipo pintaba algo en el centro del campo. Y s¨ª, ahora s¨ª, aunque demasiado tarde, el Bar?a anduvo m¨¢s equilibrado. Un ratito. Porque fue el menudo H¨¦ctor Font, declarado admirador del Bar?a de Cruyff, quien acarici¨® el tercer tanto, pero le dio un empacho de bal¨®n en una jugada preciosa del Villarreal. No ser¨ªa tan generoso Forl¨¢n, que anot¨® su noveno tanto en la Liga, ante la locura del Madrigal, que despidi¨® entonces a Riquelme como se merec¨ªa: como a un h¨¦roe.
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