Precios de estreno
Con el inicio del a?o se estrenan tambi¨¦n los nuevos precios. Suben los impuestos, las tasas y los precios de los servicios regulados. Ya se conocen los aumentos de la luz, correos, peajes de la autopistas y cuota de abono del tel¨¦fono, y pronto se conocer¨¢ el del gas y butano de uso dom¨¦stico e industrial. Pero ser¨¢ sobre todo en el sector de transportes, el m¨¢s afectado por la subida del petr¨®leo, donde se notar¨¢n m¨¢s los aumentos.
Los consumidores ya est¨¢n acostumbrados a esta tradicional actualizaci¨®n de tarifas y por eso rara vez suscita contestaci¨®n ciudadana. Pero deber¨ªa provocar alguna reacci¨®n el hecho de que, aprovechando las circunstancias y con la inercia de que se hace todos los a?os, los ayuntamientos de las principales ciudades apliquen subidas injustificadamente altas de las tasas y servicios municipales. Sobre todo en los transportes p¨²blicos de las grandes ciudades.
Se trata de incrementos demasiado altos, en la mayor parte de los casos por encima del 5%, frente a una previsi¨®n de inflaci¨®n del 2% y un aumento salarial medio del 3%; realizados adem¨¢s indiscriminadamente, porque, a diferencia de lo que ocurr¨ªa en a?os anteriores, las principales subidas no s¨®lo se van a aplicar al billete sencillo de transporte, que utiliza el viajero ocasional, sino que penalizan tambi¨¦n (y en algunos casos en mayor proporci¨®n) a los bonos de 10 viajes y a los abonos mensuales, que son los m¨¢s utilizados por los ciudadanos que verdaderamente no tienen otra alternativa para desplazarse que utilizar el autob¨²s, el metro o el tranv¨ªa.
Esas subidas se han decidido en ayuntamientos de muy distinto color pol¨ªtico: Madrid, Barcelona, Valladolid, Sevilla, Vitoria y Valencia son s¨®lo algunos ejemplos de la distancia entre las promesas electorales y la gesti¨®n convencional, sin un criterio social claro, de los servicios p¨²blicos. Un caso especialmente llamativo es el de Madrid. Comunidad y ayuntamiento, ambos en manos del Partido Popular y casi siempre a la gresca por razones a veces nimias, se han puesto de acuerdo para aprobar aumentos del billete de autob¨²s de hasta el 13%; lo hac¨ªan al mismo tiempo que lanzaban una poderosa campa?a publicitaria animando a los ciudadanos a usar el transporte p¨²blico.
El argumento del encarecimiento de los carburantes no es suficiente si se recuerda que el Gobierno central s¨®lo ha permitido subidas del 2,82% en las tarifas de los autocares de l¨ªnea que unen las grandes ciudades, y que sufren la misma presi¨®n del precio de los derivados del petr¨®leo. Todas estas subidas por encima de las previsiones de inflaci¨®n contribuyen a su superaci¨®n sistem¨¢tica. El a?o 2004 se cerr¨® en Espa?a con un incremento medio del IPC del 3,3%, seg¨²n datos a¨²n provisionales, un punto por encima de la media de la zona euro, y 1,3 por encima del 2% previsto. Pero es que, adem¨¢s, estas subidas de comienzos de a?o vienen a recordarnos que siguen siendo numerosos los sectores con precios regulados, es decir, sin posibilidad de competencia; con lo que tenemos los dos males: inflaci¨®n y servicios p¨²blicos demasiado caros.
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