La eutanasia, de nuevo
El ¨¦xito de la pel¨ªcula Mar adentro, de Alejandro Am¨¦nabar, centrada en la batalla librada por el tetrapl¨¦jico gallego Ram¨®n Sampedro para que le ayudaran a bien morir, y la reciente salida a la luz p¨²blica de la mano amiga que le suministr¨® el veneno que acab¨® con su vida, han impulsado el debate social sobre la eutanasia, en tanto se mantiene congelado el pol¨ªtico e institucional. No es la primera vez que se produce ese paso cambiado entre la realidad social y la pol¨ªtica en una cuesti¨®n sin duda delicada y compleja, pero cada vez m¨¢s dif¨ªcil de eludir seg¨²n avanzan las t¨¦cnicas m¨¦dicas y se prolonga la vida de las personas.
El PP pas¨® ol¨ªmpicamente del tema mientras gobern¨®, debido sin duda a su total alineamiento pol¨ªtico en este punto con las opciones morales de la Iglesia, mientras que el actual Gobierno socialista, que incluy¨® en su programa electoral el debate sobre el derecho a la eutanasia, no ha dado todav¨ªa ninguna se?al sobre su voluntad pol¨ªtica de abordar la cuesti¨®n.
Es cierto que el actual Gobierno, que tiene en marcha otras reformas a las que se resiste la Iglesia cat¨®lica, no est¨¢ atado por ning¨²n compromiso legislativo de regular la eutanasia en esta legislatura. Su promesa se limita a crear una comisi¨®n de estudio en el Congreso sobre sus aspectos ¨¦ticos, jur¨ªdicos y sanitarios, as¨ª como sobre su despenalizaci¨®n y el derecho del enfermo a recibir cuidados paliativos y tratamientos para el dolor. Pero esa comisi¨®n no ha sido creada todav¨ªa, aunque hubo un intento de hacerlo en septiembre pasado, frustrado por el PP. Este partido, cerrado a cal y canto al debate de la eutanasia desde el Gobierno, no permite ahora desde la oposici¨®n que otros lo abran.
Los socialistas parecen, en todo caso, haber reorientado su pol¨ªtica m¨¢s inmediata al desarrollo de los servicios de cuidados paliativos y a evitar el llamado encarnizamiento terap¨¦utico (prolongar artificialmente la vida de un enfermo terminal), aplazando el debate sobre la eutanasia al que se hab¨ªan comprometido. Pero el debate sobre ambas cuestiones no es excluyente, sino complementario. Y habr¨¢ que abordarlo alguna vez si realmente existe voluntad pol¨ªtica de regular legalmente la eutanasia, reconociendo el derecho del paciente en situaci¨®n terminal o extrema de su existencia a decidir sobre su muerte y a demandar ayuda m¨¦dica. El descubrimiento de que Ram¨®n Sampedro pudo sufrir en la hora de su muerte es un argumento m¨¢s a favor de un tratamiento legal y civilizado de esas situaciones personales extremas, fuera de los riesgos que conlleva la clandestinidad.
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