Tregua de conveniencia

La tregua de tres meses, que se conceden mutuamente la Uni¨®n Europea y Estados Unidos para resolver sus diferencias sobre las subvenciones que reciben las compa?¨ªas Boeing y Airbus, tiene todo el aspecto de una retirada estrat¨¦gica hacia posiciones m¨¢s razonables despu¨¦s de una exhibici¨®n de irritaciones de ambas partes que llev¨® a denuncias rec¨ªprocas ante la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) por la supuesta concesi¨®n de ayudas p¨²blicas ilegales. En t¨¦rminos amables, puede decirse que la UE y Estados Unidos han entendido perfectamente que si ratifican sus acusaciones ante la OMC, se someter¨¢n al juicio de un ¨¢rbitro riguroso que podr¨ªa encontrar tantas irregularidades entre los acusadores como entre los acusados. Resulta inevitable, asimismo, entender que despu¨¦s de celebradas las elecciones estadounidenses, ni Bruselas ni Washington tienen inter¨¦s alguno en mantener reservas hacia un candidato que ya es presidente ni fachadas de dureza en busca de rentabilidad electoral.

As¨ª que la negociaci¨®n conviene a ambas partes para evitarse da?os considerables incluso en el caso de una victoria legal. Tanto Boeing como Airbus, parece obvio, requieren de ayudas p¨²blicas vinculadas a los proyectos militares, de manera directa en el caso de Boeing y a trav¨¦s del grupo EADS, que fabrica el Eurofighter, en el de Airbus. Que parte de estos fondos se filtren hacia los modelos comerciales, refuercen sus posiciones financieras y contribuyan a su despegue en los mercados es pr¨¢ctica de muy dif¨ªcil control.

Del pacto a tres meses escenificado por las autoridades europeas y estadounidenses destaca el compromiso de aclarar, de forma exhaustiva, qu¨¦ partidas pueden considerarse ayudas y cu¨¢les no. La transparencia financiera y el conocimiento exacto de tales ayudas contribuir¨¢ sin duda a que el futuro y muy probable acuerdo entre Boeing y Airbus dote de estabilidad econ¨®mica a ambos gigantes a¨¦reos y mantenga las buenas relaciones comerciales entre ambos lados del Atl¨¢ntico.