Comisi¨®n de la lealtad

Los partidos que representan al 80% de los espa?oles est¨¢n de acuerdo en abordar las reformas institucionales, en particular las de la Constituci¨®n y los Estatutos de Autonom¨ªa, desde el entendimiento. De momento lo que hay es s¨®lo la voluntad de acuerdo -que ya es mucho-, pues lo convenido es crear una comisi¨®n en la que se buscar¨¢n acercamientos para una actuaci¨®n convenida. Es un efecto de la situaci¨®n creada por el desaf¨ªo que supone el plan Ibarretxe, que no s¨®lo afecta al Pa¨ªs Vasco, sino a la cohesi¨®n y viabilidad futura del Estado auton¨®mico.

El presidente del Gobierno y el del primer partido de la oposici¨®n, que ven¨ªan escenificando divergencias en el tratamiento del desaf¨ªo soberanista, decidieron ayer dejar pasar a primer plano lo que comparten, el rechazo a ese reto y la defensa de los valores constitucionales, y relativizar las diferencias, que seguramente subsisten, sobre la mejor forma de hacerle frente.

Rajoy es seguramente, de entre los dirigentes actuales del PP, el m¨¢s receptivo al estilo y voluntad de acuerdo de Zapatero en relaci¨®n a las cuestiones de Estado. Y viceversa: para hacer la misma oposici¨®n que hizo Aznar en su momento, Mariano Rajoy no vale. Se han juntado as¨ª, gracias al plan Ibarretxe, las condiciones para un entendimiento entre ambos dirigentes que permita una respuesta concertada a preocupaciones compartidas. Pero tambi¨¦n se han creado las condiciones para un reconocimiento mutuo: de que la iniciativa corresponde al Gobierno socialista, por parte del PP, y de que el PP es un partido democr¨¢tico no contaminado por taras cong¨¦nitas, por parte del PSOE; uno reconoce la gravedad de la situaci¨®n, y el otro, la estabilidad y la legitimidad de los apoyos parlamentarios del Gobierno. Y se empieza a poner fin a un periodo de crispaci¨®n que, seg¨²n constatan las encuestas, la mayor¨ªa de los ciudadanos considera artificial e inconveniente; especialmente a la hora de hacer frente a la situaci¨®n que abre el desaf¨ªo soberanista.

Las reformas institucionales constituyen el eje del programa pol¨ªtico del PSOE para la legislatura. Son asuntos para cuya culminaci¨®n el Gobierno necesita el acuerdo del PP; de manera imprescindible para las reformas de la Constituci¨®n, y que ser¨ªa muy conveniente para las de los Estatutos y la de la financiaci¨®n auton¨®mica. Zapatero ha conseguido asociar al PP a ese proceso; es decir, ha conseguido que el partido de Rajoy se decante por la colaboraci¨®n y no por el boicoteo de cualquier reforma como v¨ªa para desgastar al Gobierno y provocar su fracaso. Rajoy, por su parte, ha conseguido que el Gobierno reconozca la conveniencia del acuerdo de los dos grandes partidos frente a eventuales desbordamientos de la fiebre reformista de los nacionalistas. Ello no afecta necesariamente a la pol¨ªtica de alianzas del Gobierno, seg¨²n reconoci¨® Rajoy. Pero es evidente que la mera existencia de la comisi¨®n como cauce en el que plasmar respuestas conjuntas act¨²a como elemento disuasorio y preventivo de tales desbordamientos.

El principio de acuerdo est¨¢ pendiente de desarrollo y concreci¨®n. A diferencia del Pacto de 1992 sobre ampliaci¨®n de competencias de los Estatutos de las autonom¨ªas de r¨¦gimen com¨²n, en todas las cuales gobernaba el PSOE o el PP, las principales reformas ahora previstas afectan a comunidades con fuerte presencia de partidos nacionalistas. Ello obligar¨¢ a buscar un equilibrio en las medidas acordadas. Pero de momento, la satisfacci¨®n expresada por los dos principales l¨ªderes pol¨ªticos espa?oles es compartida por much¨ªsimos ciudadanos.