Pere Casald¨¢liga no se lo merece
En un rinc¨®n del Mato Grosso, un hombre lleva mucho tiempo jug¨¢ndose la vida. Es Pere Casald¨¢liga, el obispo de ojos brillantes, como le llamo desde que le conoc¨ª, el verano que cumpl¨ª 18 a?os, en S?o F¨¦lix de Araguaia.
Con sinceridad dir¨¦ que muchos comportamientos de la Iglesia me produc¨ªan (y producen) desconfianza. Pero en ese viaje aprend¨ª que en algunos lugares es necesaria. Que gente como Pere, todo entrega y alegr¨ªa, hace falta para conseguir un di¨¢logo con los fieles que no siempre existe en Europa.
Cinco a?os despu¨¦s de aquello, me sigue extra?ando que Pere Casald¨¢liga siempre sea noticia. Porque noticia es lo que se sale de lo normal. ?Es que involucrarse en los problemas de los desfavorecidos no es habitual en el entorno eclesi¨¢stico? ?Es que no hay sitio en la Instituci¨®n para la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n y el Movimiento Sin Tierra, que lucha por un reparto justo y equitativo de los recursos naturales? (Seg¨²n diversas fuentes, el 53% de la riqueza acumulada en Brasil es del 1% de la poblaci¨®n).
Hace tres meses que el obispo catal¨¢n se ha jubilado. Parece que ahora el Vaticano le ha ordenado que, antes de que su sucesor llegue, se marche. Fuera de la ciudad. Ni siquiera le ha sido comunicado el nombre de quien continuar¨¢ su labor. Si la contin¨²a.
??sa es la Iglesia que predica sinceridad y aclama la verdad? Vaya decepci¨®n. Pere Casald¨¢liga no se merece este trato.
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