'Redada' en busca de ADN
La polic¨ªa pide muestras gen¨¦ticas a los 790 varones de un pueblo de Massachusetts para esclarecer un asesinato
Christa Worthington llevaba d¨ªa y medio muerta cuando la encontraron en un charco de sangre, con su hija de dos a?os gate¨¢ndole por el cuerpo como si quisiera despertarla. Alguien la hab¨ªa apu?alado en la cocina de su casa, antes, durante o despu¨¦s de un encuentro sexual. Pero qui¨¦n fue es un misterio que fascina incluso a Hollywood. En Truro, el peque?o y elegante pueblo de Cape Cod (Massachusetts, EE UU) no se le conoc¨ªan enemigos a la periodista, de 46 a?os, aunque s¨ª amantes. La polic¨ªa cree que el semen les puede guiar hasta el asesino y, despu¨¦s de tres a?os de b¨²squeda infructuosa, han recurrido a una t¨¢ctica poco com¨²n: pedir una muestra de ADN a los 790 varones del pueblo.
La redada iniciada hace una semana es voluntaria pero a muchos no les gusta que mientras se toman una cerveza o hacen fila en correos, un agente les invite a abrir la boca para tomarles una muestra de saliva con lo que la polic¨ªa llama un "chupete de algod¨®n". Dick Seed, de 44 a?os e hijo de un cient¨ªfico que quiere clonar humanos, se quejaba d¨ªas atr¨¢s de que la polic¨ªa viola sus derechos. Otros, como el padre de la hija de Worthington, casado con otra mujer, se prest¨® sin objeci¨®n. Tambi¨¦n lo ha hecho el ex novio. El semen no es de ninguno de los dos, pero ni ellos ni ning¨²n otro est¨¢n descartados como sospechosos. El crimen lo pudo cometer, por ejemplo, un amante que la pillara con otro hombre, o una mujer celosa. Todas las hip¨®tesis est¨¢n abiertas, seg¨²n el detective jefe del caso, Christopher Mason.
Christa pertenec¨ªa a una familia del viejo dinero de Cape Cod, donde veranean los Kennedy, los Clinton, y que est¨¢ relativamente cerca de la casa de vacaciones de los Bush. Fue corresponsal en Londres, Par¨ªs y Nueva York de revistas de moda como Elle, Cosmopolitan y Harper's Bazaar. Un libro sobre su asesinato, Ed¨¦n invisible, la describe como una mujer promiscua pero buena madre y escritora, un coraz¨®n solitario que no encontr¨® el amor. Nunca se cas¨®, pero quer¨ªa desesperadamente tener un hijo.
Volvi¨® a Truro en 1997 para pasar los ¨²ltimos a?os con su madre, reci¨¦n diagnosticada de c¨¢ncer. Se instal¨® en una casona familiar (que acaba de venderse por un mill¨®n de d¨®lares) rodeada de un acre de bosque. El verano siguiente comenz¨® un romance con Tony Jackett, supervisor de mariscos del puerto, casado y con seis hijos. ?l cort¨® la relaci¨®n por lo sano el d¨ªa que Christa le dijo que estaba embarazada. La ni?a, a la que llam¨® Ava, naci¨® cinco d¨ªas despu¨¦s de que muriera la madre de Christa.
Jackett solicit¨® la custodia de Ava despu¨¦s del crimen aduciendo que la familia, incluida su esposa, hab¨ªan desarrollado una buena amistad con su ex amante, pero Christa dej¨® dicho en el testamento que "si un d¨ªa la pasaba algo" de la peque?a se encargara un matrimonio amigo.
A Ava gateando sobre el cuerpo inerme de su madre se la encontr¨® el 6 de enero de 2002 Tim Arnold, un ex novio y vecino, que hab¨ªa ido a devolverle un martillo, segun declar¨® a la polic¨ªa. Arnold, ilustrador de libros infantiles, llam¨® a urgencias y, casualmente, la enfermera que lleg¨® era la prima de Christa, Jan Worthington. ?sta ha producido un documental sobre el crimen, que tienen previsto emitir la cadena HBO. Hay al menos otras dos pel¨ªculas en rodaje.
La publicidad que ha generado el caso es positiva para la investigaci¨®n, seg¨²n la polic¨ªa. La redada de ADN -que ya sobrepasa el centenar de muestras- puede refrescar la memoria de los habitantes de Truro. "Alguien tiene que saber algo", afirma el detective Mason. El silencio de los 1.700 habitantes -en su mayor¨ªa artistas, escritores y diletantes- ha frustrado a los investigadores.
Muchos lugare?os piensan que el asesino no va a ser tan est¨²pido de incriminarse dando una muestra de ADN. Y eso suponiendo que no haya sido un forastero. Sin embargo, Mason est¨¢ convencido de que van a descubrir al autor por exclusi¨®n. No se atreve a decir que quienes rechazan la prueba de ADN caen en la red de sospechosos, pero, afirma, "tomamos nota".
Algunos expertos en ADN y la Organizaci¨®n Americana de Derechos Civiles han criticado ese m¨¦todo de descartar sospechosos. Seg¨²n Barry Sheck, uno de los principales expertos, no es muy eficaz y, en caso de utilizarlo, se debe hacer sin que los sujetos se sientan coaccionados y garantizando que no se crear¨¢ un banco de ADN. Las redadas masivas de este tipo se han utilizado con ¨¦xito en Alemania y Reino Unido. En EE UU se han llevado a cabo en 18 ocasiones, pero s¨®lo en una han dado resultados positivos. Todos los casos han sido de asesinatos con violaci¨®n.
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