Jos¨¦ Gin¨¦s, cineasta
"No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada". Los estremecedores versos que el poeta Miguel Hern¨¢ndez dedic¨® a su amigo Ram¨®n Sij¨¦ resuenan en mis o¨ªdos desde que el pasado s¨¢bado una vida desatenta abandonara en el hospital La Fe, de Valencia, al cineasta valenciano Jos¨¦ Gin¨¦s, reci¨¦n cumplidos los 51 a?os.
Un coraz¨®n grande y generoso dej¨® de latir despu¨¦s de meses de intentos vanos por recuperarlo para una vida plena. Con Jos¨¦ Gin¨¦s, Pepito para todos los que lo quisimos, desaparece una de las figuras que marcaron la vida cultural valenciana de la transici¨®n y de los ochenta. Titulado como pianista por el Conservatorio de Valencia y autodidacta en otros terrenos, particip¨® en el antifranquismo y se convirti¨® en organizador de unos conciertos que unieron m¨²sica y reivindicaciones democr¨¢ticas en la explosi¨®n de j¨²bilo festivo que marc¨® el final de los setenta.
Aunque nunca dej¨® de tocar al piano las piezas que amaba de compositores como Bach o Mozart, su pasi¨®n curiosa e inquieta se encamin¨® hacia el cine. Desde la direcci¨®n de aquellos cineclubes universitarios, que ense?aron a saborear las pel¨ªculas a miles de personas, hasta su puesto de jefe de conservaci¨®n y recuperaci¨®n de la Filmoteca Valenciana en los ¨²ltimos a?os, pasando por la cr¨ªtica en diversos medios, entre ellos EL PA?S, Jos¨¦ Gin¨¦s dedic¨® lo mejor de su vida a las historias narradas en una pantalla.
S¨®lo la devoci¨®n por su hijo David ha superado su entusiasmo por el cine. No contento con mirar desde un patio de butacas, Pepito decidi¨® moverse detr¨¢s de la c¨¢mara para rodar varios documentales, entre ellos, un magn¨ªfico testimonio de la trayectoria del grupo valenciano Al Tall.
Pero su mejor obra fue el documental sobre el escritor Juan Gil Albert, seleccionado en el Festival de Valladolid en 1992, y donde reflej¨® toda la dureza y la grandeza de un autor que se vio obligado a vivir en un exilio interior y que afortunadamente fue recuperado tras la restauraci¨®n democr¨¢tica, en parte gracias al esfuerzo de Jos¨¦ Gin¨¦s y de otras gentes de la cultura como ¨¦l.
Cineasta, m¨²sico, periodista y publicista, pocas facetas de la cultura escaparon al inter¨¦s de esta persona seria y risue?a a un tiempo, vitalista siempre, y leal con sus amigos, que en los ¨²ltimos tiempos pareci¨® perseguido por una maldici¨®n de mala suerte que no ha podido superar. Al final ha terminado con la vida de este hedonista mediterr¨¢neo que gustaba de la buena mesa, de la tertulia y de los atardeceres en Denia.
Gin¨¦s ser¨¢ incinerado hoy a la una de la tarde en el cementerio general de Valencia. Por eso es inevitable recurrir de nuevo a Miguel Hern¨¢ndez cuando implora sin esperanza: "A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compa?ero del alma, compa?ero".-
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