Evitar el humo salva vidas
Cuando el cigarrillo se quema espont¨¢neamente, sin aspiraci¨®n del fumador, se origina la llamada corriente secundaria. Gran parte del humo que inhala el fumador involuntario es generado por esta corriente secundaria. Se ha comprobado que los niveles de nicotina y de alquitr¨¢n en la corriente secundaria del cigarrillo son tres veces superiores a los de la corriente principal, y la concentraci¨®n de mon¨®xido de carbono es cinco veces superior. Esto hace que el humo de la corriente secundaria pueda provocar trastornos a los no fumadores expuestos al humo de tabaco.
La exposici¨®n al humo de tabaco ambiental puede producir irritaci¨®n de la conjuntiva y de la mucosa de nariz, garganta y tracto respiratorio ocasionando picor de ojos con lagrimeo, congesti¨®n nasal, estornudos y picor de garganta con tos irritativa. Sin embargo, con ser esto muy grave no es lo peor. El humo ambiental de tabaco es causa comprobada de varias enfermedades que pueden causar muerte en personas no fumadoras pero expuestas involuntariamente a ¨¦l. El humo de tabaco tiene m¨¢s de 40 elementos cancer¨ªgenos, por lo que ha sido reconocido como un agente cancer¨ªgeno en s¨ª mismo por la Agencia de Protecci¨®n Ambiental de Estados Unidos, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, la Agencia Internacional de Investigaci¨®n del C¨¢ncer y la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo.
Cuando un no fumador entra a un lugar lleno de humo, su riesgo de infarto se eleva el 10%
En los ¨²ltimos a?os, diversos estados europeos como Finlandia, Irlanda, Noruega, Reino Unido e Italia han reconocido oficialmente este hecho indiscutible para la comunidad cient¨ªfica internacional. La presencia de cigarrillos en espacios cerrados no s¨®lo causa da?os personales sino tambi¨¦n incendios evitables y cuantiosos gastos en limpieza, mantenimiento y p¨®lizas de seguro.
Los investigadores cl¨ªnicos han demostrado que las personas expuestas al humo ambiental durante ocho horas o m¨¢s al d¨ªa (el 12 % de la poblaci¨®n espa?ola) tienen entre el 25% y el 40% m¨¢s de riesgo de enfermedades cr¨®nicas como c¨¢ncer de pulm¨®n, enfisema y cardiopat¨ªa isqu¨¦mica. Adem¨¢s, muchas personas expuestas al humo de tabaco presentan mayor riesgo de asma bronquial e infecciones respiratorias de v¨ªas altas (faringitis, otitis, sinusitis) y bajas (bronquitis y neumon¨ªa).
La contundencia de los estudios resulta tan aplastante que la posibilidad de error en las apreciaciones de los cient¨ªficos es menor de una entre 10.000. En Espa?a se ha estimado que s¨®lo por c¨¢ncer de pulm¨®n hay unas 400 muertes anuales en personas que nunca han fumado activamente, pero que han estado expuestas en su lugar de trabajo al humo.
Por todo ello, los gobiernos de muchas naciones democr¨¢ticas est¨¢n desarrollando medidas legislativas que se han demostrado eficaces para limitar la exposici¨®n al humo de tabaco. De estas medidas, la m¨¢s importante es la prohibici¨®n de fumar en las empresas p¨²blicas y privadas o en los lugares de ocio como cafeter¨ªas, discotecas, bares y restaurantes.
Las medidas pol¨ªticas de regulaci¨®n del consumo de tabaco en espacios cerrados compartidos no s¨®lo han demostrado ser ¨²tiles, sino que han demostrado que salvan vidas. Por ejemplo, en una ciudad de Montana (EE UU) se prohibi¨® el consumo de tabaco en lugares p¨²blicos en 2002. Se compararon los ingresos hospitalarios por infarto de miocardio de la localidad con los ingresos provenientes de otras zonas. En un periodo de seis meses tras la entrada en vigor de la ley, los ingresos por infarto de miocardio disminuyeron en un 40% en la localidad con restricciones y siguieron aumentando en las otras zonas. Pero el caso m¨¢s relevante es el de Finlandia, que en 1970 puso en marcha un paquete de medidas que inclu¨ªan la restricci¨®n de fumar en espacios cerrados. Se observ¨® que la incidencia de c¨¢ncer de pulm¨®n baj¨® de 80 casos por 100.000 hasta los 32 casos. Y no contamos otras muchas muertes por cardiopat¨ªa isqu¨¦mica en no fumadores expuestos al humo de tabaco. Recientemente se ha sabido que cuando un no fumador entra en un lugar lleno de humo, en menos de 30 minutos se altera la circulaci¨®n coronaria y en dos horas su riesgo de padecer un infarto se incrementa en un 10%. ?Una exageraci¨®n? Hay estudios en los que se han constatado estos hechos mediante la utilizaci¨®n de modernas t¨¦cnicas de tomograf¨ªas por emisi¨®n de positrones con reconstrucci¨®n espacial din¨¢mica.
Hace poco nos hemos felicitado de una reducci¨®n sustancial de la mortalidad por accidentes de tr¨¢fico en Espa?a durante el pasado a?o. Se habla de 500 fallecidos menos. Las medidas que han hecho esto posible han sido una combinaci¨®n de educaci¨®n y medidas sancionadoras (alcoholemias, denuncias por no llevar cintur¨®n o por exceso de velocidad). Una reducci¨®n de la mortalidad por tabaquismo equivalente a la reducci¨®n por accidentes de tr¨¢fico en 2004 significar¨ªa un total de 7.280 fallecidos menos. Sin embargo, para evitar esta sangr¨ªa de vidas por causa del tabaco, estas medidas deber¨ªan haberse puesto en marcha ya hace 20 o 30 a?os. ?Por qu¨¦ no se tomaron medidas en ese momento? La industria tabaquera conoce los da?os del humo ambiental de tabaco desde hace m¨¢s de 20 a?os. En la d¨¦cada de 1980, la tabaquera Philip Morris contrat¨® a una empresa suiza, Infibo, para disponer de datos propios sobre los efectos de la corriente secundaria del tabaco en ratas. Los informes conclu¨ªan que las ratas expuestas al humo de la corriente secundaria (ambiental) presentaban de dos a cuatro veces m¨¢s niveles de intoxicaci¨®n que las que inhalaban el humo directamente (boquilla).
Las industrias del tabaco siempre han negado p¨²blicamente que el tabaco sea adictivo, que produzca problemas graves de salud y muy especialmente que el humo ambiental del tabaco sea cancer¨ªgeno a pesar de que han manejado estudios propios en los que se evidenciaba todo lo contrario.
El anteproyecto de ley de prevenci¨®n del tabaquismo del actual Gobierno de Espa?a puede ser un gran paso adelante para alcanzar poco a poco los logros que se empiezan a ver en el control de la mortalidad por accidentes de tr¨¢fico siempre que no se desnaturalice y se aplique con rigor. Lo l¨®gico ser¨ªa que ese proyecto tuviera un apoyo mayoritario de la sociedad, y es seguro que lo va a tener. Y es que cumplir las normas, bien sean normas de tr¨¢fico o de no fumar en espacios cerrados, va a salvar vidas. No lo pongamos en duda.
Rodrigo C¨®rdoba Garc¨ªa es presidente del Comit¨¦ Nacional de Prevenci¨®n del Tabaquismo (CNPT), organizaci¨®n integrada por 39 sociedades cient¨ªficas y asociaciones del ¨¢mbito sanitario espa?ol.
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